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Hace unos días vino llorando, dijo mi nombre con voz triste, me miro durante mucho tiempo y luego habló.

Después de eso, vino al lugar todas las noches, yo quería ver las flores y él las estrellas.

Su violín tocaba melodías tristes y desoladas, tocaban el alma, decidí que era mucha tristeza.

Mi flauta interrumpió con tonos alegres y enriquecidos.

Se sorprendió, yo seguí y después él también.

Los tonos se mezclanban con tanta delicadeza, era un espectáculo hermoso.

Los ritmos cambiaban constantemente, rápidos o lentos.

Cerré los ojos dejándome llevar por todo, ¿por qué lloraba?

Cuando te mire también llorabas.

¿Por qué en algún momento todo se volvió melancólico?

Está tristeza es asfixiante.

E.V.

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