Again

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Otra vez, y sí, TaeHyung estaba nuevamente en detención con su profesor favorito, había descubierto que YoonGi tenía treinta y dos, que amaba la pasta y el vino. Cosas simples. Después de su encuentro todo se redujo a prácticamente lo mismo, tener sexo, después de todo eso aligeraba el genio que poseía el menor, lo desquitaba con cada fibra de su cuerpo como lo hacía ahora mismo mientras saltaba en el miembro de su profesor.
Mientras sus paredes anales se contraían por tercera vez en las cuatro horas que llevaban encerrados en el aula, y sintió nuevamente el semen de YoonGi  inundarlo, como después de cada ronda de sexo su profesor olía su cuello y daba ligeros empujes con su cadera, finalmente ambos recuperaron el aliento y ríeron.

— ¿No te parece gracioso que te haya desvirgado?, porque para mí es tremendamente gracioso haber sido el primero en hacerlo tocar el cielo con la yemas de los dedos, profesor Min.- El hombre río y depósito un sonoro beso en la cien del muchacho.

— Cuando te pedí que escribieras algo poético que viniera de ti mismo para la tarea me mandaste al diablo, y te di la oportunidad de intentarlo nuevamente, más sin embargo tenias que ir a detención, y me sales con una burrada bien hecha, ¿Qué pasa por tu mente, Kim?- El menor carcajeo y junto con él el pálido.

— No estaba inspirado, me inspiro en parte montarlo tantas veces hasta que su pene estuviese flácido, cuando sus mejillas estuvieran sonrojadas y hasta que sus estupida a gafas terminaran en cualquier lugar menos en su lindo rostro, profesor.- Después de lo dicho, entre risas, besos y chupones las seis horas de castigo terminaron y con ellas la burbuja en la que estaban sumidos.

— Bueno, nos vemos mañana en clase, TaeHyung.- El mayor cerraba la puerta mientras su alumno sonreía con sorna.

— Dios, no asistiré a su clase, es aburrida.- El menor camino sin prisa por los pasillos y al bajar el primer escalón escucho el grito del mayor.

— Si no asistes irás a detención nuevamente, Kim.- El muchacho mientras baja las escales respondió.

— Entonces veámonos mañana en detención, maestro.- y ambos con sonrisas cómplices salieron de la institución.






Hola, pues al finalizar la historia la mandare a borradores para editarla, y eso.
Gracias a los que la leen y votan.

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