Prólogo

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La felicidad inocente de la niña reflejada en sus ojos color almendra, su cabello rojo oscuro flotando con cada giro, tomada de la mano de su mejor amigo que tiene los ojos más bonitos que ella haya visto, cada que el sol los ilumina es como sí oro se derritiera para formar miel, es lo que ella pensaba.
Ambos reían felices mientras jugaban en lo alto de su colina favorita alejada de la pequeña ciudad en que vivían.
El hizo que tropezaran y cayeran sobre muchas florecillas rosas que le sirvieron de colchón.
Rieron durante mucho rato tomados de las manos como siempre.
- Mira Alti que nuchillas tan bonitas- dijo la niña señalando hacia el cielo.
El Niño río negando con la cabeza
- Lex son nubecillas no nuchillas, pero si son hermosas-
Hablaron por un corto rato hasta que la hermosa nube se puso negra, y comenzó a llover.
Ambos corrieron colina abajo hasta la ciudad donde llegaron a casa de Alexa.
- Hasta mañana Alti, nos vemos a la misma hora, gracias por jugar conmigo- ella sonrió y abrió un gran portón, no sin antes sentir la mano de su amigo retenerla, lo miro extrañada.
-Espera  debo decirte algo-
La voz del chico soñaba llena de tristeza y negación.
-Dime, ¿todo esta bien? -
Al ver que el callaba con la mirada baja lo apresuro, - Dime que pasa mis papás me esperan-
-Lex mañana me voy, ya he cumplido 12 años, debo ingresar a la academia de protección para ser un guardián del consejo y la sagrada orden-
- ¿porqué no puedes quedarte y ser un alquimista como yo?- pregunto ella esperando no sonar devastada, ya sabía porque.
-Sabes bien que mi familia no tiene alquimistas, somos guerreros para protegerlos, proteger lo que todos somos-
Ambos se miraron, con hacían desde hacía 7 años cuando ella apenas podía andar sola y le gustaba ir a esa colina donde lo conoció.
- Bueno, entiendo eso significa que no podremos jugar algún tiempo. ¿Cuándo volverás?- dijo mirándolo a los ojos.
El no contesto
- bueno si no quieres decirme, adivinare ¿un par de semanas? ¿Un mes?-
- 6 años lex -
Alexa lo miro a los ojos y reflejados en ellos vio caer su mundo.
Lo tomo de la mano y lo jalo hacia la colina, sin importarle absolutamente nada mientras la lluvia torrencial caía sobre ellos.
Hablaron horas , mientras reían y lloraban.
Es como la sí el cielo llorara su partida , pensó Alexa, yo lo haré.
-¿Me escribirás? Pregunto esperanzada
-sabes que nos prohíben contactar con la gente que no esté en la academia-
Ella asintió mientras lloraba.
Al día siguiente el partió con único recuerdo pegado al cuello, una fotos de ambos de cuando Alexa había cumplido 10.
Espero con el alma que eso mantuviera vivos y frescos todos los recuerdos...
Y se fue.

LA BÚSQUEDA DE LA PIEDRA FILOSOFALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora