-02 La flor en el desierto-

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Aquellas palabras resonaron en todos sus sentidos, sus ojos se abrieron de golpe al ver de quién se trataba.

Un alfa de cabellos azabache le sonreía con una cierta nostalgia, pero para el Omega, la rabia y desagrado le inundaba por todo su ser. Un leve silencio inundó el lugar, parecía que todo el mundo se había desaparecido, dejando a ambos jóvenes en una tensión incómoda. El moreno solo sujeto sus pertenencias y dió media vuelta para salir de allí.

-Oye, Miguel...espera ...- respondió el joven asiático para lograr detenerle.

-Disculpe, no debí molestar su estadía señor.

-Miguel necesito hablar algo contigo...estoy contento de verte de nuevo.

-Pues yo no.- respondió sin dejar de caminar hacia la salida.

- ¡Miguel!¡Oye! - el alfa tomó su brazo con fuerza, pero el sonido de un silbato hizo desconcertar a ambos. El guardia de la zona se dirigía hacia ellos, se podía ver sus cabellos blancos salir por debajo de su gorra. Sus ojos azules eran tan profundos e hipnotizantes, era joven y apuesto, de eso no había ninguna duda. Mostraba una sonrisa en su rostro, podía saberse que era una persona amable con tan solo mirarle, en la pequeña placa que se ubicaba en su pecho derecho estaba escrito su nombre: Jack. El moreno podía percibir un aroma dulce proveniente del guardía, sin lugar alguna era un alfa, así que jaló su brazo con fuerza para poderse sacarse de inmediato del azabache. Odiaba meterse en este tipos de situaciones.

-¿Sucede algo joven Hamada?

-Oh no, tranquilo. Solo estaba intentando hablar con mi amigo...

-Lo lamento, pero debió equivocarse. - comentó Miguel sonriendo de manera sarcástica.- Me tengo que retirar.- de inmediato salió corriendo de allí, mientras que los dos alfas quedaban desconcertados.

-¡Miguel...espera!

- ¿Quiere que lo detenga?

-Ahh, no no. Está bien. Tranquilo.

-¡Joven Hiro!- gritó otra voz masculina que venía acercandosé hacía en dirección del asiático. Un joven Alfa de rasgos asiáticos, vestido de un traje con colores grisacios. Su cabello estaba sujeto con una pequeña coleta, dejando una parte cubrir su ojo izquierdo que cubría con una especie de parche. No era muy alto que el joven jeque, pero tenía la misma edad que él.- ¿Porqué se separó así nada más? Me tenía preocupado.

-Tranquilo Kubo, sólo me llamó la atención algo.

-Muchas por mantener a mi amo en secreto. - hizo el joven una leve reverencia, sin embargo solo el guardia soltó una leve sonrisa.

-No debe agradecer, además el museo está contento que un gran importante jeque este interesado.- Hiro se mantenía en silencio viendo en dirección a dónde había salido el Omega, se sentía culpable de lo que había sucedido en el pasado. Pero, dentro de él estaba contento de haberlo encontrado de nuevo.

Sin más, no tardó para que el alfa saliera de las instalaciones para continuar con sus pendientes. Entro al auto sin mencionar nada de lo ocurrido, pero recordaba en aquel momento y la extraña punzada en su cuello, que hizo verle donde estaba su antiguo amigo de la infancia. Pudó reconocerle por aquel dulce aroma a flor de cempasúchil, aunque muchas personas que conocía odiaban el aroma de aquella flor. Para él era la misma gloria olerla, además de que le hacía recordar aquellos momentos junto a aquél piel canela.

-Joven Hiro, ¿Se encuentra bien?

-¿Uh?...perdón Kubo sólo estaba pensando. Sabes que me puedes decir por mi nombre con confianza, somos amigos.

Oasís II: Memorias del Pasado Donde viven las historias. Descúbrelo ahora