Hard Contact

Capítulo 6: Skybound

"¡Duro giro hacia las nubes!"

~?

Skybound

Tan pronto como atracaron en Jaya, Nico Robin se escapó. Fue dolorosamente fácil y ... sin embargo terriblemente difícil al mismo tiempo. Como era de esperar, nadie salvo Naruto notó su muerte, pero una extraña punzada de emoción-culpa, ¿tal vez? - Eso era ridículo; ¡No se había sentido culpable en años ! -hizo una pausa. Una parte de ella quería decirle a uno de ellos adónde iba. Qué estaba haciendo. Robin sintió la necesidad de explicarse a sí misma, de decir que no fueron ellos, sino ella, sus propios deseos los que la llevaron a dejar el barco y buscar información sobre esta llamada Isla del Cielo. Pero ... ella no lo hizo. Robin estaba decidida a hacer las cosas en sus términos esta vez, para demostrar que era digna de los afectos de él, de Naruto, después de lo que había sucedido durante su viaje.

Por supuesto, era una tontería estar tan involucrado emocionalmente en una persona, pero Nico Robin simplemente no podía evitarlo. A pesar de todos los esfuerzos por lo contrario, Uzumaki Naruto, su amigo amnésico de la infancia convertido en arma de destrucción masiva por el Gobierno Mundial, había vuelto a meterse en su corazón una vez más. Tal como lo había hecho cuando eran jóvenes. Y de nuevo, ella había sido la que había (re) iniciado las cosas entre los dos. La ironía no se le escapó. Sus palabras a Aokiji la habían galvanizado, ahora como lo habían hecho entonces.

"¡La protegeré hasta mi último aliento!"

Exhalando en un largo suspiro de sufrimiento, la blackette negó con la cabeza. Aunque podría haber llegado a un acuerdo sobre lo que sentía por su viejo amigo, eso no cambiaba el hecho de que él era tan imprudente. A pesar de haber estado a punto de perder la vida a manos del almirante helado, todavía parecía decidido a cumplir su palabra. Tonto. No sería capaz de proteger nada si moría.

Nada saldría mal, se dijo a sí misma. Si él quería mantenerla a salvo, entonces ella simplemente se esforzaría al máximo para garantizar lo mismo para él. Nada más y nada menos. Sin embargo, esos pensamientos eran los más alejados de su mente en este instante. Simplemente estaba buscando información sobre la supuesta Sky Island. Todo saldría bien.

Y todavía...

Y, sin embargo, el espectro helado de Aokiji todavía se cernía en su mente, un fantasma gélido que parecía perseguirla a cada paso que daba hacia Mock Town. Ella esperaba verlo a la vuelta de cada esquina, acechando en cada rostro, viviendo dentro de todas esas figuras oscuras que estaban fuera de la vista. Fue absurdo. Ridículo. Robin no había sentido tanto miedo desde que era una niña y, sin embargo, aquí estaba, literalmente, saltando a las sombras. Si Aokiji los había atrapado en el mar, ¿quién podía decir que no podía encontrarla en tierra firme? ¿Quién iba a decir que no podía convocar una Buster Call para destruir esta misma isla?

¡No!

Robin obstinadamente aplastó ese pensamiento bajo sus talones. No. Ella se negó a vacilar. Ella no entraría en pánico, no cedería a su miedo. Además, no estaría bien mostrar debilidad aquí en presencia de tales extraños y ciertamente no frente a la tripulación. Ella le debía eso a Naruto, por lo menos. Ciertamente, el guerrero bigotudo merecía algo mejor después de todo lo que había hecho por ella.

¿Qué estaba haciendo en este mismo instante ?, se preguntó.

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"Ba ~ ka."

Naruto casi parpadeó, cuando el puño de Nami golpeó ligeramente la parte posterior de su cabeza. Casi . Por supuesto, se sorprendió momentáneamente, tanto por la falta de rencor detrás de sus palabras como por la gentileza de su mano; aunque fácilmente podría haberle dado un gran bulto en el cráneo por el caos que había causado, no lo hizo. En todo caso, se sentía como si lo estuviera reprendiendo, recompensando su destrucción con priase. Aunque casi había destruido la mitad de una barra momentos antes en una rabia cegadora, contrariamente a los deseos de Luffy, todavía tenía que sufrir las repercusiones de sus acciones. Sabía que iban a venir, por supuesto, tenían que estar detrás de un truco como ese, y desde entonces había elegido aceptar cualquier castigo que le impongan por su desobediencia.