Hard Contact

Capítulo 13: Sacrificio

Akainu finalmente está aquí, y busca sangre. Peor aún, Garp no está para detenerlo ...

Este capítulo es muy intensivo en acción / terror, hasta ahora advierte para aquellos que tienen corazones débiles ...

"¿Ves, hay algo de lo que no te das cuenta, aliento de magma?"

"Amo a mis amigos. Los amo tanto que haría cualquier cosa por ellos. Cualquier cosa para mantenerlos a salvo. Incluso si eso significa dejarlos por un tiempo. Incluso si eso significa romper sus corazones. Porque sé que , al final del día, lo entenderán. Pueden estar enojados conmigo, diablos, incluso podría obtener algunos bultos por eso. Pero ellos creen en mí. Y yo creo en ellos. ¿Plutón? ¿Contacto duro? no se preocupan por nada de eso. Ellos se preocupan por mí. Ellos fueron los primeros en mirar más allá de todo esto y ver a la persona detrás de él. y si no muero aquí, hoy ...

"¡ENTONCES ME LLEVARÉ CONMIGO!

~?

Sacrificio

Agua Siete ardió.

A pesar de todos los esfuerzos de la ciudad por sofocar las llamas, simplemente no estaban preparados para el ataque que siguió. Los infantes de marina no solo habían atacado en la oscuridad de la noche, sino que lo habían hecho con tanta fuerza y ​​rapidez, tomándolos por sorpresa antes de que pudieran hacer algo en el camino de un contraataque. Peor aún, simplemente no había un enemigo contra el que los constructores de barcos lucharan. Porque, ¿quién podría resistir el magma que cae del cielo? A pesar de todas sus habilidades, ellos también se vieron impotentes para hacer algo más allá de contener el fuego. Cada vez que una llamarada se apagaba, surgía otra y todo el mundo era tomado por sorpresa.

Pero no Conis.

Vio el meteoro en llamas golpear la ciudad alta desde lejos; contempló cómo el magma se estrellaba contra la gran metrópolis acuosa como el puño de un dios enojado y algo se acobardaba en ella. La vista sacudió a todo su mundo hasta sus cimientos, dejándola aturdida por la pura brutalidad de las acciones del marine. Su única gracia salvadora vino en forma de la propia arrogancia del Almirante; no eran el objetivo del asalto, sin importar cuán lejos se hubieran extendido las llamas. De hecho, si Akainu se hubiera dignado a apuntar su ataque en lugar de disparar salvajemente a la ciudad como su epíteto sugeriría, ella, y por definición los Strawhats, habrían perecido mientras dormían mucho antes de que pudieran despertarse.

En cambio, esa arrogancia, su propio sentido inflado de ego, les compró unos segundos preciosos para escapar a la costa, dejando la ciudad ardiendo detrás de ellos. Su bazuca quemada se sentía como un peso de plomo contra su espalda; las vendas que envolvían su brazo derecho le dolían y le irritaban con cada paso. Si eso hubiera sido todo, podría haber escapado con una apariencia de cordura intacta.

Solo una plata, una pequeña pieza.

No era.

En cambio, el ex residente del mar blanco sufrió la desgracia expresa de estar de guardia cuando los marines comenzaron su asalto. Deseaba profundamente no haberlo hecho. Incluso mientras corría con la tripulación, sintió que otros se desvanecían. "Sentí" las vidas que se alejaban como pedazos en el viento. ¿Era este el Mantra del que Enel había hablado con tanto orgullo en Skypiea? Ella no quería esto. Duele. ¡Me dolía, me dolía, me dolía ! Cada fibra de ella retrocedió en su dolor y gritó ante la agonía que siguió. No tenía forma de saber que algo despertado se había despertado muy dentro de ella; francamente, no le importaba.

Espíritus, solo quería que el dolor subiera.

A lo lejos, escuchó que alguien le gritaba; sintió unos brazos fuertes sacudiéndola ferozmente. Ella no podía oírlos. ¿Cómo pudo ella? Las "voces" de Water Seven se elevaron a su alrededor en una cacofonía de sonido y ella estaba terriblemente, horriblemente consciente de todos ellos, y no podía ignorarlos. Había uno, más ruidoso que el resto. Ella podía oírlo. Siéntelo cazando a Naruto y Robin con feroz intención, ladrando como un perro rabioso hambriento. Su voz los ahogó, los derribó y nooooonononono! Se tapó las orejas con ambas manos, falló un paso y se estrelló contra una pared. Deseó que Su estuviera aquí; había tanto dolor, tanta muerte-