capítulo 1- el horizonte incandescente

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El gran lobo de pelaje blanco con azul miraba el amanecer desde las alturas de los edificios, era una sensación indescriptible, cada célula de su cuerpo y cada bello que recibía los cálidos rayos del sol sentían una gran éxtasis.

Ya hacía varios días que Shirou salía a ver el sol y de paso patrullar, los índices de asesinatos y robos habían disminuido pero no por qué el gran lobo estuviera entre ellos; si no por que aquella batalla entre el bien y el mal había hecho una disputa consensuada en cada una de las mentes de los habitantes de la ciudad.

Michiru no había cambiado en lo más mínimo, seguía levantándose a altas horas de la mañana, aunque no era su culpa pues siempre se la pasaba hablando con su amiga Nazuna, no había día en el que ellas no estuvieran hablando o no se reunieran para charlar.

La alcaldesa estaba en arreglos con algunos presidentes y algunas personas de altos mandos para realizar las primeras excursiones de humanos en masa a la ciudad animal. Los términos eran que funcionaría como una fuente de ingresos a comercio abierto dando la posibilidad de que cualquiera persona fuera de los tour organizados previamente pueda visitar la Ciudad.

-Es hermoso como la primera vez que lo presencie en mi vida- está frase se la repetía Shirou en su cabeza cada vez que veía el amanecer.

Siempre llevaba la misma ropa, no se veía para nada mal, de hecho muchas personas lo consideraban atractivo pero él no estába interesado en una pareja.

Para este entonces Shirou y Michiru habían salido de su antiguo hogar para encontrar uno mejor, su casa era un poco más espaciosa y además de eso no pagaban renta pues habían salvado a la ciudad y afín de cuentas era lo mínimo que se podía hacer por ellos.

- Oye Michiru no has visto mi cinturón negro?- el joven lobo había bajado de el lugar en donde estaba para ir a su habitación a buscar un cambio de ropa a lo que él considera casual.(en realidad todos sus cambios de ropa son iguales)

- creo haberlo visto por la sala anciano y si no está ahí podría estar en el baño- la joven Michiru le contesto mientras que se ponía su característica sudadera color rojo anaranjado.

- acaso estás celosa de todos los años de sabiduría que me ha otorgado la vida?- dijo el lobo de más de 1000 años mientras se ponía su gabardina color miel.

- claro que no estoy celosa, estoy haciendo una broma de mal gustó, por eso no tienes amigos, más que yo obviamente- la joven perro mapache le contesto de una manera apática y sarcástica a la vez.

Shirou solo le soltó una sonrisa y paso a su salón de estudio el cual era muchísimo más grande que el que tenía anteriormente pues tenía muchísimos más libros y algunos muebles de madera para decorar el lugar.

"juraria que a veces eres algo tonto" Shirou repitió eso después de que entro a la habitación gigante.

El lobo se apretó un poco más el cinturón y se puso a caminar en círculos en el medio de la habitación tratando de recordar que era lo que iba a hacer en ese lugar.

¡Bingo! En su bolsillo portaba un frasco donde estaba la cura elaborada con la sangre de Michiru. Shirou se dirigió a un mueble y abrió uno de los cajones color marrón dejando ahí el frasco.

Si bien había entendido que no todos los humanos son una basura como su egocéntrica mente se lo hacía ver, aún les tenía mucho desprecio.

Sus recuerdos de aquella noche donde sus poderes de inmortalidad fueron concebidos son borrosos pero no inolvidables, era increíble que el a base de la sangre de toda su tribu europea obtuviera un don divino tal como la inmortalidad.

Pero no todo dura para siempre...¿Que sería se Shirou si este había cumplido su cometido haciendo que su remordimiento y temor por el peligro que hacechaba la ciudad fuera remediando después de lograr lo que no logro por generaciones enteras?

¿Tendría que vivir como un humano con un ciclo de vida menor a los 100 años?

¿O su cuerpo empezaría a desmoronarse poco a poco con el tiempo?

Esa pregunta no lo dejaba dormir y hacia que el viviera todo sus días al borde de emociones pues se había vuelto un poco más expresivo, incluso diciéndole a Michiru que la apreciaba mucho.

Hasta qué punto está pequeña perra mapache había hecho que sus emociones y su expresionismo fuera mejor y mayor. Si bien los dos ya eran inseparables después de salvar la ciudad, Shirou todavía tenía una pinta de tipo solitario que salva al mundo a último momento.

La perilla de la gran habitación se giró a lo que seguido Michiru entro a la habitación.

- ¿estás bien? Pasas mucho tiempo aquí sólo y nadie merece eso, más tu... ¿Te pasa algo?- Michiru estaba empeñada en saber de verdad que es lo que buscaba en esa habitación.

- estoy perfectamente bien, gracias por preguntar; sin embargo siento que no me queda mucho tiempo en este mundo-

Michiru miro a Shirou y le dio una mirada asesina.

- ¿a que te refieres? No que eres inmortal-

Shirou miro a Michiru y le dedicó una tierna sonrisa.

- mi cometido mayor está hecho he vengado a la tribu a la que pertenecía, pero aún así no logro sacarme esa idea de mi cabeza, nada es para siempre. Y siento que mis días están contados, aún así estoy aquí hablando con una retrasada-

Michiru miro a Shirou y le contesto:

- mira escuchate, estás diciendo tonterías nesecitas descansar lobo tonto y no solo salir en la noche a buscar acción y no soy tonta soy de lento aprendizaje-

- tu nunca vas a cambiar Michiru y eso me alegra muchísimo-

-wow tu alegría se desborda por todos lados- Michiru le dijo este comentario sarcastico a lo que Shirou le dedicó una sonrisita.

Aún así esas palabras no podían salir de la cabeza de aquel joven lobo.

"No todo es para siempre"

Continuará...

BNA- Legado (Pausada)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora