36.Emilio

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-¿Estás nervioso?- Mamá se acababa de despertar y me dió un beso en la sien

-Estoy más que acostumbrado a llegar nuevo a los sitios

-Cariño, tu padre y yo sabemos perfectamente que es un esfuerzo enorme el que te pedimos cuando nos mudamos y más cuando ya llevabamos dos años en Roma, pero sabes que no podemos hacer nada.

Me encogi de hombros, mudarme ya formaba parte de la rutina. Cada cierto tiempo mis padres, en su trabajo de embajadores, son trasladados a distintos países. He vivido en doce sitios distintos desde que tengo uso de razón y nunca me he quejado siempre lo he visto como algo normal. Me traslado, me adapto, hago amigos y a los cuatro meses me tengo que volver a marchar.

Estos dos últimos años los había pasado en mi Italia natal pero una vez más nos habiamos tenido que desplazar y hoy empezaba el primer día de colegio.

-¿Ya has hablado con Sian no?- dijo papá irrumpiendo en la cocina.

-Si- respondí seco, su simple presencia me incomoda y se nota. Mi madre sigue sin entender este cambio de actitud pero es que ella no fue quien le pillo con su amante un año atrás. Me prometió que no volvería a hacer, que quería a mamá, pero todo eran palabras vacias, como siempre.

La guerra interna que llevo desde entonces no parece acabar nunca pero con todo el estrés del trabajo mi madre no se puede permitir más problemas en casa y esto sin lugar a dudas la dejaría destrozada.

-Emilio no entiendo que te pasa con tu padre, pero este enfado ya está durando demasiado.

Me levanté y me fui a buscar a Arnold, necesitaba salir de casa y de esa tensión desesperadamente.

Así que me monté en la limusina y Arnold puso rumbo a mi nuevo lugar de estudio.

Mis expectativas eran las mismas de siempre, estar unos cuantos meses hasta que a mis padres les volverieran a destinar o al menos hasta que empezara la universidad donde por fin podré volver a Roma de una vez por todas.

De pequeño solía hacerme ilusiones, pensaba en conocer gente, hacer amigos y echar raíces pero siempre había otro destino al que me tocaba cambiar y tuve que aprender a que no me afectase.

Al menos aquí no era completamente nuevo, conocí a Sian un verano de intercambio y el me presentó a todos sus amigos aunque de eso ya hace varios años.

El coche paró y con paso firme salí y me dirigí a Sian que me esperaba en la puerta.

Un par de chicas pasaron a mi lado, se pusieron rojas y yo les dediqué una sonrisa que hizo que enrojecieran más.

-Vaya, vienes pisando fuerte- dijo Sian mientras me abrazaba.

-Me tendré que conformar con los de aquí, aunque no hay nada mejor que alguien de Italia.

-Ya veremos- me guió hasta su grupo de amigos y al instante les reconocí a todos.

-Les juro que cuando se lo dije a Joaco parecía que me iba a clavar el cepillo de dientes en el cuello y....¡Emilio!- Aiden me dio unas palmadas en el hombro.

-Estamos muy contentos de que estés aquí este año, sin duda nos lo vamos a pasar muy bien- siguió Gavin

-No lo dudo- respondí riendo.

En ese momento Adam llegó corriendo- ¡Nikolaa ya no es virgen!

-¿Cómo lo sabes?- respondió Sian

-Me lo ha dicho Renata que se lo ha oído contarselo a todos.

-¿Que especie de ritual van a hacer?-bromee-¿Que les paso aquí con la virginidad?

Ese Virgen es Mío [Emiliaco] ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora