David me tomó la mano, antes de correr unos cabellos de mi rostro. Asentí con la cabeza, sin lograr sentir nada por las anestesias.
Luego de unos minutos de silencio, él preguntó: — ¿Aimé siempre te hace cosas así?
Volví a asentir. Él juró por lo bajo.
— ¿No te defiendes? — gruñó.
— Ssi lo hago... Me golpea mmas fuerte...
Volvió a jurar.
— ¿No tienes a nadie que te ayude?
— Todos me mmolestan por culpa de Aimé... Yyo ya estoy acostumbrada...
El silencio cayó luego entre nosotros. Jamás le había dicho a alguien lo que me hacían en la universidad, y se sentía raro hacerlo por primera vez. Agaché la cabeza, intentando ocultar mis sentimientos. Esperé a que él se fuera de allí y me molestara igual que los demás, pero no lo hizo. Se quedó allí, con mi mano entre la suya y con el pulgar acariciándome el dorso de ésta.
— Yo te cuidaré, _(t/n).
Levanté la mirada, extrañada por lo que acababa de escuchar.
— ¿Qué? — pregunté.
— Que yo te cuidaré. Nadie volverá a tocarte otra vez.
— No. No, no, no. Sería suicidio social.
Él se encogió de hombros despreocupadamente mientras sonreía.
— Yo quiero hacerlo. Deja que alguien se preocupe por ti, _(t/n).
Asentí, algo asustada.
— Mme... ¿Me prometes que lo harás sin importar lo que suceda?
Él asintió.
-Es una promesa.
(...)
Eran las cuatro de la tarde y yo aún seguía en el hospital en la cama. El doctor llegó cuando las enfermeras me estaban entregando el almuerzo y pidió hablar en privado conmigo. Cuando las enfermeras se fueron el me dijo:
— Tienes al menos diez kilos menos de tu masa corporal ideal, _(t/n). Debes alimentarte más.
Luego de eso, la amiga de David junto con él entraron y Mary me preguntó por mi peso. Claro estaba que el doctor se los había dicho en cuanto salió. No aguanté más. No quería seguir mintiendo y nada de eso, por lo que les conté lo de mi padre, omitiendo las veces que me golpeaba o me arrojaba contra algo.
— Mi padre desde que mi madre falleció que bebe. Se ha vuelto un alcohólico. Él me golpeaba cuando yo hacía algo mal y nunca me dejaba comer hasta hoy.
Mary quedó estupefacta al igual que David. El me abrazó con fuerza, rogando contra mi oído que me fuera a vivir con ellos. Su amiga también insistió en ello, además de sugerir ponerle una denuncia a mi padre por violencia intrafamiliar. Yo le pedí que no lo hiciera, que ya no me golpeaba de todas formas tuve que mentir para poder proteger a la única familia de sangre que me quedaba, ya que comenzaba a considerar que en cierta forma David y Mary eran mi familia.
Mary al final aceptó no poner ninguna denuncia en nombre de mi padre, pero me pidió que me fuera a vivir con ellos. Que me darían techo, comida, me comprarían ropa y cosas y la habitación de invitados sería mía.
No podía estar más agradecida de que el mundo me diera otra oportunidad al encontrarme con ellos.
Me dieron el alta después. Ni David ni yo asistimos a alguna clase el día de hoy, pero no importaba. Íbamos David y yo en su auto, ya que él me había traído, y Mary iría en su auto. Sentía la mirada de David en cuanto el auto se detenía por algún semáforo o alguna señal de ALTO, pero en ningún momento habló. Para cuando llegamos a su casa, yo veía desde allí mi pequeña casita. La luz estaba encendida, lo que quería decir que quizás papá estaba en casa y debería de estar muy enojado conmigo por no hacer nada en su ausencia, pero no debía preocuparme por que por ahora no iría allí.
Mary me pasó algo de ropa para los siguientes días y una mochila negra que tenía guardada para los libros y esas cosas junto con un nuevo uniforme. Lo bueno era que tenía todo los materiales en la universidad y nada en mi casa, lo que me dejó suspirar de alivio.
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My savior
FanfictionHaría lo que fuera por hacerlo, princesa'' ''Sácame de aquí, haz que se detengan... Haz algo'' ''Lo que sea por ti, nena'' (...) ''Yo sé como puedo salvarte'' ''¿Cómo? Dime, por favor'' ''¿Confías en mi?'' ''Si, confío en ti'' ¡ACLARACION! Es...