Atado el cuerpo en mi soñar,
cuesta trabajo el batallar,
complicado suele ser el destino,
del que vive en la sombra del pino.
Heridos deseos oscuros,
sentimientos rotos y duros,
ha adquirido mi ser tímido,
maldito y solo mi líbido.
No destacable es mi nueva actitud,
No queda más que balbucear,
En cobardes intentos de virtud,
Que quizás a mi alma le falta amar.