𝟏𝟎.

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—Déjame acompañarte a la puerta —dijo Yunho cuando el auto alquilado se detuvo frente a la casa de Hongjoong.

Ya habían ido a dejar a Jongho y Yeosang al departamento que compartían en una casa reformada cerca del río. La casa de Hongjoong era la siguiente parada.

—Si te dejo hacer eso, querrás quedarte a tomar una copa, y si te quedas para eso... —Hongjoong sonrió con timidez.

Los ojos de Yunho se iluminaron con interés.

—¿Por qué no debería quedarme a tomar una copa?

—Harás que el chofer de este auto espere aquí durante mucho tiempo. No queremos hacerlo enojar. Estoy seguro de que esta noche le gustaría llegar temprano a casa.

Yunho se acercó más. El olor de su costosa loción para después del afeitado, llenó el espacio entre ellos. —Puedo llamar a otro.

Hongjoong suspiró, apretándose más la bufanda alrededor de su cuello.

—Sabes que no puedes entrar, Yunho. No así. Ya no.

—No tuvimos una despedida apropiada. —Las palabras fueron bruscas y con tristeza, causando que Hongjoong se tragara las propias.

—Así es como es la vida, ¿no? —No había podido despedirse de sus padres antes de que murieran. Frecuentemente los finales eran súbitos.

Despedirse era un regalo que no todos recibían—. No puedo ir en contra de mis instintos sobre este asunto. Si Seonghwa elige a otro, bueno... se tendrán que hacer arreglos para mis celos. ¿Quién sabe lo que depare el destino? 

—Eres un tonto. Ese niño y su papá te tienen en la mira. ¿Pero el alfa? Ese es otra historia. Aunque todos sabemos quién realmente lleva la batuta. 

—No discutamos. Estoy cansado.

Yunho presionó su pulgar en el hoyuelo de la barbilla de Hongjoong.

—Un trago como amigos.

—No esta noche. Conozco esa mirada en tus ojos. La he visto  durante años y siempre te di lo que querías, sí, lo que yo también quería, pero mañana no podría mirarme en el espejo si lo permitiera ahora. 

—Eres muy seguro de ti mismo, ¿verdad? Tal vez sólo quiero una copa. 

—Te quiero con locura, Yunho, pero mientes terriblemente. Otra noche compartiremos un trago, cuando no nos estemos sintiendo tan raros 

—Extrañaré lo que teníamos. 

Hongjoong sonrió y le tocó la mejilla.

—Yo también.

—¿Con quién vas a hablar acerca de esta noche?

Hongjoong se encogió de hombros.

—Tengo teléfono. Tal vez llame a alguien. Tengo amigos.

—Yeosang, Jongho y yo.

Hongjoong jadeó simulando sentirse ofendido.

—Tengo otros amigos. ¿Y quién dice que necesito hablar de esta noche? Fue lo que fue, él es quien es, y no hay más.

—Es un cachorro.

—Ya lo habías dicho y no cambia nada. —Hongjoong abrió la puerta del auto y salió. Se inclinó y le sonrió a Yunho por última vez—. Que te vaya bien. 

Caminando hacia la puerta, estudió su casa de manera objetiva. ¿Qué pensaría Seonghwa de ella? ¿Cuánto tiempo se le permitiría conservarla una vez que se emparejaran? Si es que lo hacían. El patio de enfrente estaba lo suficientemente arreglado, contrató a alguien para eso, pero la parte de atrás y los laterales, parecían un desastre intratable. Probablemente Seonghwa querría venderla. No podía culparlo. 

PLEASER ・゚✧ seongjoongDonde viven las historias. Descúbrelo ahora