𝙲𝚊𝚙í𝚝𝚞𝚕𝚘 𝟼

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-Si no puedo curar la inmortalidad, yo me volveré alguien inmortal también- decidida, miré aquel papel con el nombre de ese ser mitológico, con la esperanza de que me ayudara

-¿Volverás pronto hija?- escuché a mi madre

-Si... Madre- y salí sin más

Miré el horizonte con determinación, no dejaré que nada me detenga en mi búsqueda, y de no ser verdad la existencia de este ser yo misma buscaré una forma.

"El mal que reside en el pasado"

Mientras iba de camino al bosque a lo lejos miré a Hisirdoux, decidí no hablarle por ahora, no quería que se enterara de esto o intentaría detenerme.

Me dispuse a pasar rápidamente el mercado con un perfil bajo, no quisiera que nadie me viera saliendo del pueblo.

Apresurada finalmente crucé el puente y llegué a el bosque, ahora tendría que cruzar este bosque hasta la cueva de la gran montaña que yacía a lo lejos del pueblo.

-¿No podía estar más cerca?- dije mirando el largo camino que me aguardaba

Y así comencé a caminar sin más opción, no quería que Hisirdoux se pasará solo por siempre toda su vida inmortal, no quería quedarme de pie viendo como casa día yo envejezco y el se queda sin una sola arruga o cana...

(...)

Auh...— me sobé mis manos de tanto escalar en cuanto llegué a una superficie plana de la montaña —Aquí es...— miré la gran y espeluznante cueva que yacía frente mis ojos

Caminé con precaución y sinceramente algo de miedo, ya que había tomado una rama del suelo antes de entrar.

Estaba oscura y húmeda esa cueva, escuchaba unos murciélagos revolotear y hacer un quejido de vez en cuando.

Al próximo paso que di la cueva se cerró detrás mío con piedras, luego se iluminó con los brillos de un par de antorchas en el fondo.

Se notaba una mancha negra entre las luces, está pronto comenzó a moverse y a hacer quejidos muchísimo más aterradores y sonoros que los de los pequeños murciélagos, y luego se escuchó un bostezó con la misma intensidad sonora.

—¿Quién osa despertarme de mi sueño?— era un enorme dragón de color negro con detalles plateados y unos ojos rojos como un par de rubíes

—Y-yo...— este ser me causaba un terror inmenso, no podía articular una palabra —S-soy Beatrice, y necesito de su ayuda gran Meraxes...— solté la vara y la pateé con el pie discretamente poniendo mis manos detrás

—¿Beatrice?, Mmm...— pareció verse pensativa —la tipografía de los nombres de la que escuché en mi último despertar ya no es la misma, supongo que ha pasado un tiempo...

—¿Uh--

—Y dime esplendorosa jovencita, ¿Que te trae a mis dominios?— apareció una sonrisa en su hocico, los dientes blancos y afilados me hicieron palidecer aún más

—Bueno... Escuché que solo usted tiene el poder suficiente, incluso muchísimo más que los magos, por lo que humildemente le digo que me ayude a volverme inmortal, o a quitar un hechizo de mortalidad sobre un ser muy querido mío— me hinqué rogante

Grimorios Olvidados (Douxie & Tú) [En Edición]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora