🍒𝐶𝑎𝑝𝑖́𝑡𝑢𝑙𝑜 𝑉: 𝑀𝑎𝑠𝑐𝑎𝑟𝑎

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Gritos, gritos y gritos, era lo único que podía escuchar en su mente, no paraba de dar vueltas, tal como una rueda rusa que no tenía un límite.

-Largate, te dije que te vayas- Los ojos luminosos habían perdido el brillo propio cambiando por unos lagos.

-Mamá, por favor- La mujer de cabello negra nego mientras tiraba toda las vestimentas, adornos, todo lo que estuviera vinculado con su hija y el feto que está traía consigo- Él me violó, yo no quise que pasara absolutamente nada de esto, créeme.

-No, no te creo, ahora lárgate con tu novio de una vez, en esta casa no se permite la fornicación, más que nadie lo sabes, eso es impropio, va contra las reglas del señor, ni pienses en abordarlo, que complicaría más esto, lo mejor es que te vayas, no quiero nada que ver con esto- Las rodillas raspadas seguian arrastrándose cerca de la mujer mayor- Lárgate, no podré vivir en paz contigo bajo el mismo techo.

-Mamá, por favor, te juro que jamás trate de persuadirlo, estábamos en una cita normal hasta que me golpeó la cabeza y cuando desperté tenía la ropa desgarrada y sangre, te juro que no lo sabia, yo- Las lágrimas comenzaron a caer mientras los mareos se intensificaron- no lo sabía.

La mujer negó mientras tomaba la ropa y la guardaba en una maleta negra con manchas rojas, la cual estaba polvosa debido a no ser utilizada, ni limpiada con frecuencia.

-Lo lamento- El fuerte agarre provocó que su hija se levantara y sostuviera de las manos de su mamá quien prácticamente la estaba tirando a la puerta- Ahora, madura y vete con el padre de ese niño, ya no puedes vivir aquí- Sólo tuvo que poner un pies fuera de la casa para que la puerta se cerrara con sobre potencia frente a su rostro.

La castaña revisó su billetera, notando que no había ningún ingrimo won para poder llegar hasta la casa del hombre que además de a verla abusado, había estropeado su integridad en menos de dos meses.

-¿Qué haces aquí?- El cuerpo empapado con ojos llorosos miro al alto de cabellos rubios quien parecía hostigado por su presencia.

-Abusastes de mi- El rubio miro de manera fija a la más baja- confíe en ti, ahora me dejaste con un embarazo que no soy capaz de abortar, seria lo mejor, lo más propio, pero no puedo, yo deseo este bebé y aunque no fue de la manera que deseaba, yo lo tendré.

-Eso no me interesa, yo tengo una vida muy parte, hace meses que no te miro y yo ya tengo cosas propias, ahora hazme el favor de irte- La castaña abrió más la puerta.

-Mi mamá me corrió, necesito que me dejes quedar, no tengo alguien más, luego me iré, pero hazlo también es tu hijo- El rubio nego.

-Yo ya tengo un hijo, antes de ti había salido con alguien más y tengo un hijo, me basta con él- La castaña nego mientras lloraba más fuerte.

-Luego me iré, no necesitarás hacerte cargo de él, solo dame tiempo, antes de esto se suponía que eras mi mejor amigo, solo ayúdame, ayúdanos- El rubio nego pero se contradecía mientras abría el espacio para dejarla entrar.

-Solo busca algo de que mantenerte y te vas, nada más- El rubio cerró la puerta mientras el interior se iluminó dejando ver las sombras atravez de la ventana, dejando a la vista el interior algo borroso pero oscuro que se permitía.

Las discusiones eran algo diario, desde que ella había llegado a casa el hijo mayor llegaba más diario para ver al menor.

Monster | JaeJunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora