☁️ • parte única ¡!

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Aquellos ojos eran similares a dos pequeñas pero débiles llamas. Cargaban con las memorias de cientos de años y un corazón algo solitario. Pareciera que su fulgor desaparecería en cualquier momento, y aún así, Akaashi pudo sentir una ola gigante de sentimientos en su interior con sólo ese mínimo contacto visual.

Desde su balcón, se veía como aquel misterioso chico, vestido de blancas y alargadas telas, cruzaba a través de la hierba rumbo al bosque. Su presencia provocaba un impacto tal que podría dejar boquiabierto a cualquiera, parecía algo mágico sacado de un libro de fantasía.

Akaashi no entendió nada de lo que acababa de observar, pero tuvo una leve sensación de haberle conocido mucho antes. Una nostalgia que no podía entender del todo y que le provocó pasar la noche en vela.

Su pecho dolía. Su corazón dolía... Pero no había razón alguna para que estuviera de esa forma.

No obtuvo respuesta a todas sus dudas sino después de dos semanas a merced de la incertidumbre. El extraño yacía sobre la pequeña colina en los límites de su pueblo, llevando algo entre sus manos que capturaba toda su atención. Akaashi permaneció lejos de él, verificando si era seguro estar allí.

Respiró hondo y se aferró de la poca valentía que poseía para enfrentar la situación. Sus latidos se hacian cada vez mas fuertes debido a la adrenalina del momento y sus propios nervios.

Tocó el hombro del chico sin decir palabra alguna, y apenas este se volteó a verlo, una preciosa sonrisa se dibujó en su rostro.

— Hasta que por fin te dignaste a venir.

— ¿Qué? — Le preguntó Akaashi. El chico poseía un cabello tan blanco como las nubes, y su vestimenta cubría su espalda como si ocultara algo detrás de sí.

— Te estuve esperando un buen rato. — Se quejó este.

— Perdón pero creo que te confundes de persona... Nunca nos hemos visto antes. — Le respondió el pelinegro en medio de todo ese malentendido.

— ¿Estás seguro de ello?

— Yo... — Se quedó en silencio, dejando incompleta la oración que comenzó. No podía negar el sentimiento de familiaridad que él le provocaba, pero tampoco sabía si confesárselo o no.

Tomó lugar justo al lado de él, con sumo cuidado de no tocarlo ni incomodarle. El revoltijo en su cabeza crecía sin compasión cada vez más. El otro chico no le quitaba la vista de encima.

Al parecer el momento había llegado. Sin desaprovechar esta oportunidad, el albino rodeó el cuello de Akaashi con una diminuta cadenita de plata, la cual llevaba colgando una llave algo oxidada.

— ¿Que estás... — No pudo decir nada más, pues sintió como si todo su cuerpo fuera invadido por una ola de electricidad. Sus ojos tomaron un brillo distinto y su cerebro estaba siendo invadido por memorias que no eran suyas junto a nuevos conocimientos extravagantes.

— Por fin volviste amado mío. — El albino lo abrazó, dejando caer aquellas grandes telas que lo limitaban y mostrando sus majestuosas alas similares a las de un ave. Parecía una escena de un cuadro renacentista digna de admirar.

— ¿Bokuto? — Ese era el nombre del ángel que tenía frente a él. Ahora lo comprendía todo, sintió que estaba volviendo al lugar al que siempre perteneció.

—  Fueron muchos años vagando solo... Pero por fin te encontré.

Su alma, al reencarnar en cuerpos distintos, era un constante obstáculo entre ambos. Bokuto lo buscaba siempre, no importaba que tan alejados estuvieran o cuento tiempo le tomara, él estaría con esa llave para revivir su romance y volverlo eterno.

Tomados de la mano, caminaron a través del bosque mientras el cielo era cubierto por el anochecer y su espléndido manto de estrellas.

Vivirían así por años, décadas y siglos. Mucha gente afirma haberlos visto abrazados paseando alrededor de algunos ríos, otros dicen que se la pasan bailando vals en los campos floreados muy lejos de cualquier pueblo, pero la mayoría no cree en su existencia.

¿Eran aquellas almas gemelas? ¿Acaso ese romance durará hasta la eternidad?

⌜  𝐃𝐞́𝐣𝐚̀ 𝐯𝐮.  ⌟  ☁️  bokuto  •  akaashiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora