INTRODUCCIÓN

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Desde nuestro punto de vista, la importancia de reflexionar sobre el pensamiento crítico tiene que ver con tres grandes procesos, que se relacionan entre sí, y son indispensables para comprender la situación actual y futura de nuestra sociedad global: las tensiones políticas e ideológicas entre bloques y naciones, la consolidación del desarrollo científico y tecnológico y la transformación de las prácticas educativas en todos sus niveles

En primer lugar, aseguramos que la caída del muro de Berlín generaría el triunfo del capitalismo estadounidense sobre el socialismo soviético y la hegemonía del pensamiento único, encarnado en las figuras de Ronald Reagan y George Bush; sin embargo, hoy asistimos a un fenómeno totalmente diferente: la proliferación de conflictos políticos e ideológicos, más allá de la polarización que produjo la Guerra Fría entre capitalismo y comunismo: la emergencia de nuevas potencias económicas y políticas como China, India, Brasil y Rusia; la agudización de tensiones religiosas entre cristianos, musulmanes y judíos; las crisis económicas de Europa y Estados Unidos; la reaparición del riesgo nuclear por los conflictos con Irán y Corea del Norte, la protestantización de América Latina y el surgimiento de nuevos gobiernos de izquierda en países como Brasil, Venezuela, Ecuador, Bolivia, Uruguay, Argentina y Nicaragua, entre los más significativos.

En segundo lugar, el desarrollo científico y tecnológico echó raíces en prácticamente todo el mundo. Al parecer, ya nadie duda sobre sus bondades; es más, el mundo de hoy es impensable sin los resultados derivados de la investigación, para la salud, las comunicaciones, el transporte, la educación, los negocios, la recreación, el gobierno y, por supuesto, la guerra. Paradójicamente, muchos de estos logros son problematizados por los riesgos que generan, sobre todo para la salud ambiental de nuestro planeta; también, porque muchas de las respuestas científicas y tecnológicas no son adecuadas para todos los seres humanos y todos los contextos. Por ejemplo, como lo afirma De Sousa Santos (2008: 101)

[...] "cada vez resulta más claro que las teorías, los conceptos, las categorías, que usamos en las ciencias sociales fueron elaborados y desarrollados entre mediados del siglo XIX y mediados del Siglo XX en cuatro o cinco países: Francia, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos e Italia. Entonces, las teorías sociales, las categorías y los conceptos que utilizamos fueron hechos sobre la base de las experiencias de estos países. Todos los que estudiamos en esos países nos dimos cuenta, cuando regresamos a los nuestros, que las categorías no se adecuan bien a nuestra realidad."

En tercer lugar, asistimos a un proceso de transición global de los sistemas educativos, que está implicando reformas en muchos niveles y dimensiones de su institucionalidad: en especial, mencionamos los esfuerzos de los sectores económicos por incrementar la productividad y la competitividad de sus egresados, las políticas gubernamentales y multisectoriales que pretenden eliminar los subsidios y privatizar este derecho adquirido, la eliminación gradual de la autonomía universitaria y las manifestaciones de resistencia de diferentes sectores de la sociedad que rechazan cambiar el sentido que la modernidad le dio a la institución educativa: formar ciudadanos libres.

Por otra parte, también son notorios los cambios que están ocurriendo en las relaciones entre docentes y estudiantes en los procesos de enseñanza y aprendizaje. Si bien se mantienen prácticas tradicionales centradas en la memorización, la repetición y la autoridad del maestro, cada vez hay más consenso sobre la necesidad de eliminarlas y colocar en el centro de la relación al estudiante y su proceso de aprendizaje. Hoy estamos convencidos de que la tarea principal de la institución educativa es generar las condiciones pedagógicas y didácticas suficientes para que los estudiantes desarrollen su pensamiento y su autonomía intelectual, se transforme constantemente el conocimiento y se fortalezca la relación con los contextos en los que se ubica.

Por último, podríamos asegurar que el énfasis que los sistemas educativos tradicionales le dan a la memoria y a la repetición está relacionado con la pretensión de construir una sociedad estable, estática, basada en dogmas de fe, y no una sociedad cambiante, conflictiva, en tensión permanente, que tiene la posibilidad de transformarse. Hoy asistimos a la extinción del conocimiento localizado, incluso personalizado en la figura del maestro, la institución educativa y sus libros y al surgimiento del conocimiento deslocalizado, disponible de múltiples modos, en todo lugar y en cualquier momento. En esta nueva forma de relacionarnos con el conocimiento, no tiene mucho sentido la memorización mecánica e irreflexiva y cobra importancia estratégica el manejo de la información, para lo cual es indispensable el desarrollo del pensamiento.

UNA REFLEXIÓN INTERDISCIPLINAR SOBRE EL PENSAMIENTO CRÍTICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora