El águila y el mago

capítulo 5

Capítulo 5

Pasó el tiempo y durante ocho años, los dos hermanos apenas se veían, siempre estaban arriba y abajo de la colina y el valle obedeciendo las órdenes de Al Mualim. Cuando regresaron nunca fue a la misma hora, pero cada uno encontró en su guarida el relato preciso de sus misiones y los nombres de los que habían asesinado. Sin embargo, Altaïr estaba muy preocupado, Amin aún no había regresado de su misión y ya habían pasado tres meses desde que había desaparecido. Estaba tan preocupado que decidió unirse a Al Mualim y le pidió permiso para unirse a Amin para sacarlo de los problemas. El anciano le respondió:

-Envié a tu padre ya Abbas para traerlo de vuelta.

-¿Cuándo amo?

-Hace dos semanas. Todo lo que puede hacer es tener paciencia.

-Buen maestro. Pero, ¿a dónde se había ido?

-Iba a realizar una misión en Acre.

-Buen maestro. Gracias profesor.

Altaïr saludó a Al Mualim, luego abandonó el corazón de la ciudadela y se unió a las murallas junto a Rauf, terriblemente preocupado por su hijo. Cuando vio a Altaïr, le preguntó:

-Dónde está ?

-Un Acre.

-Si mi padre y Abbas no regresaban en dos días, iría allí para liberarlo. ¿Crees que los Templarios le pusieron las manos encima?

-Sí, respondió Rauf. Lo han estado acosando durante más de 23 años. Solía ​​ser un niño que estaban buscando, pero ahora es un asesino con el que se van a encontrar y uno de los dos mejores.

- Sin olvidar que puede contar con la ayuda de serpientes.

-Si, es verdad. Ya veo... ¡mira que viene alguien!

Los dos asesinos dejaron sus puestos y se unieron a la entrada. Allí vieron llegar a Abbas, solo. Rauf preguntó:

-¿Dónde están Umar y Amin?

-Están muertos ! Abbas respondió con frialdad después de desmontar.

Furioso, Altaïr le dio un gran puñetazo en el estómago que hizo que el asesino se doblara de dolor y siseara:

-No te creo y nunca creería una palabra de ti.

Altaïr entró rápidamente en su guarida, tomó comida y agua durante cinco días, luego regresó a los establos, saltó sobre un caballo y corrió hacia Galilea. Le tomó no cinco días, sino tres, empujando los caballos al máximo, en cuanto llegó a un relevo, saltó sobre el otro caballo y retomó la carrera. Cuando llegó a Acre, vio una cantidad impresionante de templarios. Se escondió entre los eruditos y caminó tranquilamente por la ciudad con la cabeza gacha y los sentidos alerta. Le tomó cinco minutos cruzar los treinta metros que lo separaban de la ciudad y fueron los peores cinco minutos de su vida. Tenía tantas ganas de correr, pero tenía que calmar su impaciencia y mantener la perfecta calma para no ser capturado por los Templarios. Cuando estuvo adentro, se separó del grupo con facilidad y flexibilidad, luego se sentó en un banco y escuchó las conversaciones. Lo que aprendió lo rompió, Abbas tenía razón en una cosa, el asesino más viejo estaba muerto, bueno, estaba al borde de la muerte, lo iban a colgar al día siguiente como para el joven, había desaparecido . Imposible apoderarse de él y todos los que se le acercaron murieron de veneno. Tenía que liberar a su padre y encontrar a Amin. Con calma, abrió los oídos, pero no supo nada más. Entró sigilosamente y desapareció entre la multitud, dejando atrás a cualquiera que lo siguiera. En unos minutos estaba en los tejados y se dirigió a la oficina de los asesinos. Se puso pálido cuando encontró la oficina de los asesinos ardiendo y el rafiq de la ciudad colgando de una viga. Se fue casualmente y maldijo su mala suerte. Estaba a punto de maldecir a los Templarios y a todos sus engendros nuevamente cuando notó una fuente romana. Recordó que había túneles debajo de la ciudad. Aceleró y buscó la forma de llegar a las profundidades de la ciudad. Se dirigió al lado del puerto y vio, con una leve sonrisa, un trozo de túnel que se arrojaba al mar, oculto por un muro y un nuevo edificio.Con calma, pidió prestada una antorcha, luego, asegurándose de no mojarla, entró en el túnel.