05

2 0 0
                                    

Cerré los ojos cuando su lengua pasó por el costado de mi mandíbula y terminó en mi oreja. Gemí levemente, él bajó su mano por mi cadera hasta el borde de mi camisón. Comenzó a subirlo lentamente, su mano estaba tan caliente que me estaba quemando. Gruñó en mi oído cuando posé mis manos en la cremallera de su pantalón.

- Eres juguetona -me dijo mientras seguía mordisqueando mi cuello.
- Sólo un poco -le dije y le bajé el cierre, se alejó un poco para mirarme a los ojos, bajó sus manos hasta donde estaban las mías para cubrirlas con las suyas.
- No sabes las ganas que te tengo, pero no puedo hacerlo -me dijo subiendo el cierre.
- ¿Qué? -dije sin poder creerlo, ví como apretaba la mandíbula.
- ¡Mierda Scarlett, no digas eso! -me dijo alejándose un poco más causando que lo mirara confusa- ya te dije que me vuelve loco tu ¿Qué? -repitió intentando imitar mi voz.
- ¿Me estás diciendo que no puedes hacerlo? -pregunté, maldito perro, ¿Para qué me tocó entonces?
- Tanto Dios como yo no podemos tener relaciones carnales -respondió causando que yo abriera la boca sorprendida.
- ¿Me estás diciendo que nunca tuviste sexo? -le dije sin poder creerlo.
- Hace una eternidad que vivo y no, nunca lo tuve -afirmó mirándome bien- pero no sabes las ganas que tengo de hacerlo ahora.
- Eres el Diablo ¿No se supone que haces lo que quieres? -dije y volví mi mirada al espejo para terminar mi rutina nocturna.
- No todo es como piensan que es -puse los ojos en blanco y salí del baño en dirección a mi recámara con él caminando atrás de mí.
- Quieres dormir, duerme en el sillón, quieres comer, en la cocina está el refrigerador, quieres ver la televisión, ahí está el control -terminé de hablar y cerré la puerta de mi habitación.











'











Me acosté en mi cama irradiando enojo, no sé porque lo estoy, bueno sí lo sé, es que... ¿Cómo se atreve a hacerme eso? Sino puede tener relaciones sexuales, que ni me mire. Es demasiada tentación para ser un anciano en cuerpo de joven virginal. ¿Cómo será tener sexo con el diablo? Y más si él es así de atractivo y poderoso, comencé a girar entre mis sábanas porque no podía dormir. Me puse de pie para abrir la puerta, porque tenía mucho calor y necesitaba que corriera el aire aquí adentro. Me volví a acostar cerrando mis ojos ¿Qué quieres por tu alma Scar? ¿Qué? De repente sentí algo apoyarse contra mi espalda y una mano caliente se posó en mi vientre. Mi respiración se paralizó, sentí piel desnuda frotarse contra mi cuerpo causando que rápidamente volteara mi cuerpo para tenerlo de frente, en mi cama.

- ¿Qué crees que estás haciendo? -cuestioné provocando una sonrisita divertida de su parte.
- Hace frío, preciosa -respondió rápido, acurrucándose más contra la almohada y contra mí, miré por la ventana y estaba nevando.
- ¿Qué ray...? -cerré los ojos bufando- no me digas ¿Ahora también puedes controlar el clima? -bufé.
- Correcto -asintió sonriendo como conejito de nuevo.

Mis pezones se endurecieron al verlo sin camisa frente a mí. ¡Oh por Dios! ¿Cómo es que luce tan tierno y tremendamente caliente a la vez? Este hombre es prefecto, cada parte de su cuerpo se contorneaba por firmes músculos. Carne fibrosa y dura, ni hablar de sus fuertes muslos que se rozaban ligeramente con los míos causando que mordiera mi labio inferior.

- ¿Puedes salir de mi cama? -le pregunté algo molesta, empujándolo por el pecho para alejarlo de mí y le dí la espalda, soltó una risita baja.
- Ya te lo dije, hace frío y no me gusta -puchereó abrazándome por atrás de nuevo.
- Pues lárgate -me quejé alejándome de sus fuertes y tatuados... y sexys brazos.
- Vamos, preciosa -se quejó como niño pequeño- ¿Estás enojada? -preguntó mientras movía su cuerpo por la cama para pegarse más a mi cuerpo, como un niño buscando a su mamá, pero con un sentido más sexual.

Podía sentir su erección contra mi trasero, puedo decir que era enorme, estaba justo en medio de mis glúteos y eso me volvía completamente loca. Me pegó más contra él, ¡Dios! ¿Me quiere volver loca? Me giré entre sus brazos de nuevo, lo miré fijo a los ojos, cosa que él imitó, miré su boca que estaba semiabierta.

- ¿Puedes besar? -pregunté, él sonrió levemente.
- No, no puedo -negó como niño pequeño haciéndome gruñir.
- ¿Nunca haz besado a nadie? -pregunté de nuevo sin creerlo.
- Ah-ah -negó de nuevo, como un niño ¿Cómo puede ser tan adorable?- No, nunca.
- Eres raro -respondí y saqué mi mirada de él, tomó mi mentón con su mano, para que levantara el rostro y lo mirara.
- ¿Por qué? -me preguntó.
- Porque siempre pensé que el Diablo era vil, despiadado, mentiroso y muy, muy malo. No que era virginal y casto -reí por lo bajo.
- Soy vil, soy malo, hasta despiadado -asintió seguro- pero también me toca ser virginal y casto, preciosa -dijo divertido- lo lamento -lo miré fijo.

¿Qué pasará si lo beso? ¿Qué pasa si me atrevo a hacer eso que él no puede hacer? Bajé mi mirada a su boca, su respiración era caliente, como mi cuerpo en este momento por él. Por lo menos sólo tocarlo.

- Mentira -sonrió arrugando su nariz tiernamente- sí puedo besar -dijo rápido para tomar mi boca desesperadamente.

Gemí levemente cuando su lengua se mezcló con la mía. ¡Oh por dios! Su beso era tan exigente nunca nadie me había besado así, me tomó de la nuca e hizo más profundo el beso. Una de sus manos bajó lentamente por el costado de mi cuerpo hasta parar en mi cadera, con una mano en mi nuca y la otra en la cadera giró dejándome encima de él. Su mano comenzó a pasar por mis muslos subiendo a su paso mi camisón, mordió mi labio y gemí otra vez por eso. Giró de nuevo y quedó encima de mí, se alejó mirándome fijo.

- De verdad no podía besarte -habló agitado, lo miré bien, ¿Entonces por qué lo había hecho?
- ¿Por qué? -le pregunté agitada también, mientras sentía el peso de su cuerpo entre mis piernas.
- Porque soy el Diablo, no un hombre -me dijo.
- Es sólo un beso, no vas a dejar de ser el Diablo por eso -le dije y sonrió de lado, se acercó de nuevo a mis labios sólo para acariciar los míos con los suyos.
- De verdad eres la primer mujer a la que he besado -afirmó, no puedo creerle, es el Diablo, seguro es una mentira.
- No hace falta que me mientas -dije reprimiendo un gemido cuando sus manos pasaron al costado de mi cintura, aún rozando mis labios.
- No puedo follarte como quisiera preciosa, pero puedo darte placer -dijo sobre mi boca.

Abrí un poco mis labios esperando los suyos, lo primero que sentí fue su lengua que pasó sobre mis labios, luego un exigente movimiento. Abrí los ojos para observarlo, él ya lo estaba haciendo, su mirada café intensa y aniñada me quemó por dentro mientras me besaba. Como buena atrevida, tomé su labio inferior y lo mordí levemente, haciéndolo gruñir fuertemente, erizándome la piel y apasionando más el beso.










'











Desperté algo exaltada, en mi cama.

- ¿Tuviste una pesadilla? -preguntaron desde la puerta haciéndome pegar un brinco en mi cama, me enderecé bruscamente viéndolo recargado en el marco de la puerta.
- ¿Qué... qué haces aquí? -pregunté aún confundida, todo había sido un sueño.
- No me gusta que se enojen conmigo -hizo un ligero puchero muy tierno.
- No sé de qué estás hablando, Jungkook -respondí, sonrió de lado y se acercó a la cama.
- Te enojaste preciosa, te enojaste porque no puedo tener relaciones sexuales contigo -me dijo, sentí mi garganta secarse.
- Pero, por favooooor -bufé nerviosa- ¿Quién te dijo que yo quiero tener sexo contigo? -pregunté mirándolo fijo.
- Tu cuerpo -atacó señalándome con la mirada.
- ¡Vete al diablo! -le grité enojada provocando sus fuertes carcajadas.
- Vente conmigo -me dijo con un puchero aún riendo, haciéndome enfurecer.
- Mira Jungkook, si no te molesta, me quiero dormir, mañana Minho estará insoportable en la oficina y no tengo ganas de soportarlo -dije y arqueó una de sus cejas.
- Pues no tenemos porque soportarlo -respondió chasqueando los dedos.
- ¿Qué hiciste? -pregunté alarmada.
- Ya lo verás preciosa, ya lo verás -dijo sin dejar de sonreír seductoramente.

E.D.D → JEONJUNGKOOKDonde viven las historias. Descúbrelo ahora