La Bienvenida

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Media hora antes de subir a la azotea entro al cuarto, veo que los compañeros se estaban arreglando, en eso con tono burlón les pregunto, ¿para qué se arreglan, les parece tan importante esta ¨joda¨? Nahuel acomodándose la camisa me mira y me responde con otra pregunta: ¿vos no te vas a arreglar un poco? péinate al menos. Tranquilamente les dije que no necesitaba tanto arreglo, ya que con mi simple rostro obtenía lo que quería, todo un galán. Al instante me di cuenta que no entendían el sarcasmo, ya que comenzaron a reírse de manera exagerada, a excepción de Federico.

Él estaba concentrado planchando todas sus camisas, al terminar con una, la miró con orgullo, según él había quedado perfecta.

Pero unos minutos después Nahuel se dirige a él: Fede, ¿esa plancha está apagada, verdad?.

Entonces todos miramos la plancha, efectivamente se hallaba apagada, a posteriori miramos a Federico, el cual agachó la cabeza, y respondió: si, no me había dado cuenta.

No sentimos lástima alguna, otra vez se escucharon carcajadas provenientes del cuarto 3, en especial eran risas de Nahuel, ya que con Martin luego de unos segundos nos callamos y él seguía burlándose de la ingenuidad de Federico.

Finalmente el ¨chico de la plancha¨  se decidió por una camisa, terminamos de aprontarnos y nos fuimos a la fiesta.

Allí Federico y Nahuel se juntaron con una chica y un chico, los cuales estudiaban la misma carrera que ellos, además de ser amigos de años, mientras que con Martin nos fuimos con unos compañeros que estaban asando carne, bueno, en realidad eran compañeros de Martin, pero me sume para no estar tan solo. De todas maneras la carne quedó cruda, aunque eso me benefició, ya que algunos ¨delicados¨ no querían la carne, y por supuesto que yo la acepté (un muerto de hambre).

En eso Lúcio (el psicólogo) nos preguntó si queríamos decir algunas palabras, en especial los nuevos, cualquier cosa, para ¨romper el hielo¨ más que nada. 

La gran mayoría habló tranquilamente, mencionaron la ayuda que estaban teniendo con el hogar y demás palabras  en agradecimiento. En mi caso sentía que el hielo ya se había roto con el chiste de la silla, pero por si acaso al momento de pedir la palabra dije algo un tanto diferente: hola nuevamente, antes que nada  les quiero decir que la comida estaba buenaza, por otro lado quiero comentarles que en poco tiempo he aprendido muchas cosas, por ejemplo, no sabía que se podía planchar ropa con la plancha apagada (mirando a Federico), en esos instantes los demás también lo miran y comienzan a reírse.

Pero interrumpí esas risas diciendo: también aprendí que no importa que tan buenas y educadas parezcan las personas, si ven la oportunidad de burlarse de alguien por alguna acción ingenua que hizo o está haciendo, lo harán.   Así cómo lo están haciendo ahora mismo, ¿acaso Federico no tiene sentimientos?.

Sinceramente a este último párrafo no lo dije, simplemente lo pensé, en realidad me sumé a las risas.

Al terminar la bienvenida bajamos con los compañeros del cuarto, Nahuel nos dijo que íbamos a ir a tomar por ahí con los demás estudiantes del hogar. Sí, leyeron bien, no nos preguntó si queríamos ir, simplemente nos dijo lo que deberíamos hacer.

Yo le respondí seriamente que a mí nadie me mandaba, que iba a ir si quería. Bueno, a eso también lo pensé solamente.

Nos fuimos todos juntos a tomar, éramos un pequeño ejército, el cual yo lideraba, y por liderar me refiero a que iba atrás de todos sin hablar con nadie (sientan pena por mi y voten la historia), nos quedamos en una plaza tomando por unas horas hasta que me desperté en mi cuarto. Es que no me acuerdo como volví al hogar :v.

Después  de esa salida me dediqué firmemente a los estudios, al igual que Federico, Nahuel y Martin. Llegó el mes de mayo, y el 13 del mencionado mes, era el cumpleaños de Nahuel, el cual nos había dicho que tenía la costumbre de salir a tomar con sus amigos, y para esta oportunidad estábamos invitados tanto Martin como yo.

Pasaron los días hasta el 13, y Federico le dijo a Nahuel que como regalo le iba a comprar un Johnnie Walker, digo, 5 litros de vino tinto (es algo similar).

A las 20:00 nos reunimos en el hogar con sus amigos (5 chicos y 4 chicas), jugamos a las cartas mientras hacíamos unas pizzas para llevar (por si pintaba bajón) y minutos antes de las 22:00 nos fuimos a comprar alcohol, del almacén partimos rumbo a alguna plaza.

El Cuarto 3Donde viven las historias. Descúbrelo ahora