2. Retos y Reglas.

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-¡Elige de una maldita vez! -,gritó Stephan sobresaltandome.

Rápidamente tomé un papel -¿Qué? - ¿estos chicos quieren que me pegue un tiro?

Estabamos jugando retos para matar el tiempo, pues debiamos esperar a que las animadoras terminaran su practica.

En una pequeña taza llena de papelitos, cada papelito decía el nombre de quien elegía el reto y ¿adivinen quién me toco?

-¿Qué tengo que hacer? -,dije con cansancio viendo la cara de maldad de Stephan al ver que me dirijia a él.

-Te reto a tirarte a la piscina con todo y zapatos.

Mi cara de susto no tenía precio, no era por que debía tirarme a una piscina sino por que Manuel se encontraba en ella.

Aaron notó la vergüenza en mi rostro y al dirigir la mirada a la piscina y ver a Manuel sonrió con maldad -Vamos Day, ¿acaso tienes miedo? -,habló el tipo al que yo había llamado hermano durante mis diescisiete años de vida.

-Ojalá te atropelle un camión -,articulé en silencio y él sólo rió.

Me levanté y después de tomar aire corrí hacia la piscina contraria en donde se encontraba Manuel, pero lo que no me esperaba era que al llegar alguien me detuviera justo antes de saltar.

-¿Qué crees que estás haciendo? -,podría jurar que mi corazón dejó de latir en el momento que mis oidos percibieron esa magnífica voz.

-¿De qué hablas? Tengo que saltar -,dije fingiendo que no me afectaba en lo más mínimo que su mano estuviera posada en mi cintura.

Con confusión en su cara me miró, su cabello revuelto y mojado hacía relucir sus bellos ojos grises -Estás loca si piensas que vas a saltar... Es demasiado hondo y tú no eres un pez en el agua si sabes a lo que me refiero.

Sabía perfectamente a lo que se refiería.

Yo nunca aprendí a nadar.

-Tus amigos me retaron.

Manuel se volteó adónde se encontraban los demás y les hizo unas señas con la mano que para nada entendí, seguidamente se volteó de nuevo hacia mí. -¿Te parece si salto contigo?

Mi cara de asombro era una completa obra de arte, tragué saliva mientras asientí con la cabeza. Manuel tomó mi mano y saltamos a la cuenta de tres.

Un grito escapó mis labios al darme cuenta de la gran mentira, esa piscina no era profunda, para nada es más casi ni tenía agua, lo que causó que me golpeara al caer.

-Manuel -,exclamé volteandome y mi enojo aumentó al verlo reirse.

Y aumentó aún más al ver a Stephan y a todos los demás reirse también.

Malditos traidores hijos de...

Con la poca dignidad que me quedaba en ese momento salí de la piscina con una mezcla entre rabia, ganas de matar a todos y ganas de llorar, ya que sí, esa era mi manera de despejar los otros sentimientos/impulsos asesinos que en mi se albergaban.

Cuando salí me encontré con que algunas de las animadoras me estaban señalando mientras reían, al parecer tambien habían visto la escena.

La verdad es que no me molestaba que se rieran pero había una delgada línea entre reirse y hacerme una zancadilla.

Así es, una de esas barbies pensó que sería muy divertido hacerme una zancadilla causando que me tropezara ya que estaba resbalando por el agua.

En ese mismo momento no sabía si gritar, matar a alguien o irme a llorar a un rinconcito y no volver nunca.

Si, justo eso iba a hacer y así nadie más se acordaría de mí.

Atrápame Si Puedes. √  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora