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Reflejado en mis pensamientos, te mantengo. En el desastre de mis memorias y en el caudal de mis recuerdos.

Debo entender que ya no me necesitas más, que por última vez debo dejarte marchar. Eres feliz, ahora lo veo.
Lo veo reflejado en la calidez de tu mirada, cuando estás solo o con ella de la mano, puedo ver lo importante que es para tí todo esto.

No sé como he logrado soportar
todos estos años sin tu risa
y el carrusel de emociones
que brindabas a mi vida,
lo que sé es que tendré que soportar
todos los años que me restan
de la misma manera, sin tí.

Estos escritos se acaban
y quiera Dios que todo lo que he sentido y siento también.
Guardaré todas mis ansias de quererte hasta que algún día descubras lo que has causado en este corazón vehemente que te añora sin cesar.

Espero que tu amor por ella no se apague nunca, mi apego a tí seguirá latente, no sé cuanto tiempo más tendré que soportar quererte.
Quizá siempre.

SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora