Único

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Todavía le sorprendía el hecho de que al final de todo, ambos terminaron juntos.

Juntos y con tres hermosos hijos.

De cierto modo le causaba algo de gracia saber que aquella amistad en la que ambos se molestaban el uno al otro se convirtió en lo que ahora es, pero le llenaba de alegría verlos felices.

Ray y Emma eran muy diferentes, y todavía lo son, pero a pesar de eso se apoyan el uno al otro, y él más que nadie lo sabía, pues el albino los conocía desde pequeños.

Él había sido testigo de como su amor florecia, y de esas negaciones que ambos hacían cada vez que les preguntaba si se veían de otra manera que no fuese amigos.

- ¡No digas tonterías! ¡Emma sólo es mi amiga!. - le negaba el azabache enrojesido.

- ¿Eh? Pero que cosas dices, Norman... Yo no veo a Ray con esos ojos... - La de ojos verdes reía mientras rascaba su nuca.

No podía evitar sonreír al recordar como ambos se sonrojaban ante la pregunta, y luego se ponían nerviosos, para después cambiar el tema.

Aunque algunas veces, preguntarles eso le resultaba doloroso, pues sabía que ambos no querían perder la amistad del otro sólo por sus sentimientos amorosos.

- Emma es sólo mi amiga y aunque así fuera... Ella no me correspondería... - quería sonreír, sin embargo si lo hacía descubriría que él tramaba algo, por lo que sólo se dedicó a consolarlo. Pero en cierto modo, le dolía en el pecho ver el semblante levemente entristecido del de ojos negros.

- Ray no estaría interesado en alguien como yo, el mismo me lo ha dejado claro... - recordaba las palabras que le profeso la pelinaranja, acompañadas de leves lágrimas.

Esa vez, pensó que nunca se confesarian por el miedo a ser rechazados.

Y aunque intentaba e intentaba, sus planes nunca salían como él quería, e incluso una vez el mismo calló en su propia trampa junto a cierta rubia, pero esa es otra historia.

Miraba atentamente a su amiga jugar con los más pequeños mientras que Ray sólo se quedaba parado mirando con desinterés fingido el juego.

¿Que por que Ray estaba jugando con ellos?

Simple, Ray tomó el lugar de Norman, pues el de mechón en forma de Luna se lo pidió escudándose con que estaba cansado y necesitaba reposo, Ray aceptó sin reproche pero levemente molestado por su interrupción.

- Anna, ¿Crees que ellos se digan que se aman algún día?. - preguntó el de ojos azul mar a la de trenzas, la cual yacía peinando a la linda jemina.

- Claro que si, algún día lo harán, estoy segura. - respondió la nombrada haciendo la trenza de la pequeña.

- ¿Y como puedes asegurarlo?. - arqueo una ceja con curiosidad.

- No puedo.

- ¿Entonces?

- Simplemente lo se, no tengo pruebas pero tampoco dudas. - al mismo tiempo que terminó la frase, acabo la trenza de la azabache, quien le agradeció y se fue a jugar con los demás.

- Espero que así sea...

Y cuando perdió toda esperanza, una noticia lo dejó boquiabierto.

Fue grande su sorpresa, pues ambos en separado, le dijeron que lo harían, se declararían sin importar lo que pasará.

Sin importar que los rechazaran.

Casi grita de la emoción cuando Emma se lo dijo, pero gracias a que su hermano Don se cayó de las escaleras y tuvieron que ayudarlo no lo hizo.

Aquella tarde, Emma se adelantó al de flequillo, lo citó en la biblioteca, mientras Don y Gilda jugaban y se hacían cargo de los menores.

Al encontrarse solos, (o eso pensaban, puesto que dos intrusos estaban el marco de la puerta) se dijeron al mismo tiempo un "te amo".

Quedándose ambos sonrojados y sin palabras.

Poco después Emma fue quien se animó a hablar, sorprendiendo a Ray por las cosas tan lindas y cursis que está le dijo.

Recuerda muy bien ese dia, y por más que los vea muy seguido aún sigue sorprendiendose, pero no le disgusta en absoluto, al contrario.

- Norman, ¿que sucede?. - preguntó la rubia secando sus manos mientras veía a su esposo parado frente a una pequeña mesa.

- Nada, sólo recordaba viejos tiempos... - sonrió conmovido, la de ojos celeste asomó la cabeza, y encontró lo que el albino veia.

Una foto de él abrazando a sus 2 amigos, Ray y Emma.

En los labios de Anna también se formó una sonrisa de la misma manera.

- ¿Lo vez? Tenía razón. - musito divertida.

Norman amplio su sonrisa.

- Si, siempre la tuviste...

Y aunque él fue el testigo de aquella amistad, fue Anna quien le aseguro que esa pareja sería real.

Fin

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RayEmma is life...

💗

RayEmma is love...

Me chingue un kilo de azúcar para que esto me saliera lo más dulce y no funcionó, vale gaver

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Me chingue un kilo de azúcar para que esto me saliera lo más dulce y no funcionó, vale gaver.

Ah no mamen, rime en el último párrafo jaja

Traficando rimas.jpg

De Aquella Amistad [RayEmma]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora