Una lágrima escapó de su mejilla y rápidamente se perdío en la angustía que la rodeaba. No podía estar pasando, no a ella, no ahora. Estaba rodeada, sin posibilidad de escapar. Los ojos se le comenzaban a secar y agrietar como tierra cuarteada, pero no podía pestañear. Ni el solo pensamiento de hacerlo rondaba su mente, su propia vida dependía de ello.
Los ángeles llorosos, los asesinos silenciosos y la chica imposible, estaban tan cerca. Dentro de su mente solo había espacio para un pensamiento, una palabra, un nombre.
"Doctor"
Pero sus labios no eran capaces de separarse y articular palabra alguna, el miedo la estaba paralizando.
Habían viajado a unas ruinas en Alfava Metraxis, donde se les había asegurado que estos seres no rondaban hacía siglos. Clara tenía mucho interes en ver estas antiguas construcciones deterioradas por el paso de los años, construcciones de una civilización que ya no existe. Todo era tan polvoriento y misterioso. Se habían separado unos minutos para comprobar sectores distintos de una misma cueva y allí estaba ella, enfrentándose cara a cara a su final.
Aunque el Doctor consiguiera llegar a tiempo, ya no había forma de salvarla. Estaban demasiado cerca. Los ojos le ardían como bolas de fuego y el corazón latía con tanta fuerza que golpeaba su pecho cada vez que trataba respirar.
"Este es mi final. Mi historia acaba aquí"
No era propio de ella darse por vencida. ¿Pero qué iba a hacer? Ni siquiera estaba segura de porque estaban tardando tanto en atacarla. ¿Tal vez para regodearse? Apenas le importaba.
Cerró los ojos con fuerza, sollozando y sintiendo el alivio de sus globos oculares siendo protegidos por sus párpados de nuevo. Se rodeó a si misma con sus propios brazos, como si así se sintiera más protegida.
Clara Oswald, la chica imposible, totalmente inmóvil, esperando a ser enviada a cualquier otro lugar del tiempo.
De repente unos brazos la rodearon por la espalda. No hacía falta preguntar o siquiera girar la cabeza, era él.
-No pienso dejar que esto pase. Ya te perdí dos veces y no va a haber una tercera. ¿Me oyes Clara Oswald? Si te vas me voy contigo. -A pesar de que sus palabras fueran tan sinceras y extrañamente dulces, la frialdad inundaba sus ojos y su voz. Estas despiadadas criaturas ya le habían hecho perder mucho, más de lo que él mismo podía creer soportar. No iban a arrevatarle a Clara, a su Clara. No mientras él viviera para impedirlo.-
Clara respiró hondo soltando el aire rápidamente, tratando de relajarse y aferrándose a los brazos del Doctor que ahora la rodeaban. Continuaba con los ojos cerrados, sin atreverse a abrirlos por el pánico que hacía temblar sus rodillas a lo que pudiera tener delante. Tan cerca.
Un cúmulo de sensaciones inundó a ambos. Se sentían como flotando en el cosmos, como si no existieran. Como si estuvieran llenos y a la vez vacíos, inundados de estrellas consumiéndose a si mismas. Como si fueran infinitos y a la vez tan pequeños.
Y luego nada.
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Mundos separados.
Science FictionUnos ángeles llorosos sorprenden a Clara y el Doctor mientras visitan Alfava Metraxis. Los envían a otro lugar totalmente distinto en el tiempo y Clara se da cuenta de que su Doctor ya no es su Doctor.