03. Tiempo

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–Shadow, sabes porque estás aquí y sabes lo que te pasará... – habla un erizo azabache como él, al no recibir respuesta suspira –Supongo que ese silencio es un sí...

–¿Por qué me culpas si no toque los límites? – pregunta fastidiado de su calma al hablar, además de sentir necesario golpearle en la cara por atarlo de las muñecas

–Te vigilo todo el tiempo, "hermano". Además, es mi trabajo mantener la paz

–Esta no es paz

Ambos se miran fijamente, con odio y tal vez fastidio por el otro. Pero por el momento ese tema se quedaría atrás

Tendrás un castigo

–¡¿Es encerio?!

–Tocar los límites es una cosa, pero viniendo de ti y ver o escuchar que llegas a los límites ya es otro caso

–¡Pues tu caso sera mi puño en tu cara! – gruñe molesto por tal injusticia

–Alguien te estará vigilando y si al instante me habla sobre tu ausencia el castigo será peor. Agradece que tienes una buena hermana

Shadow bufa y se pone de pie al sentir sus muñecas libres

–Ahora vete y déjame hacer mi trabajo en paz

Una última mirada con odio y se larga de ahí dejando a aquél azabache sentado en su "trono"

Aunque, por el otro lado en éstos momentos la tensión no era mucha

Rompelo con cuidado, sin dejar un pedacito de cáscara adentro – indica mirando como hace exactamente lo que le dice, festejando un poco con éxito

–Si que es más fácil de lo que escuchaba – comenta el albino dejando la cascara del huevo a un lado

–Bien echo jefe, ahora si me permites ire por los demás ingredientes

La rosada se aleja y lo deja solo en la mesa en espera de su regreso. Pues los ingredientes estaban guardados y ninguno de los dos esperaba llegar tan lejos preparando la mezcla

Silver toma el trapo más cercano y limpia sus manos. El cielo de esa tarde se estaba volviendo anaranjada como siempre, la gente haciendo sus últimos deberes y organizando cosas para el día siguiente

Suspira tranquilo al saber que todo esta llendo a la perfección

–Si sigo así tal vez termine con mayores probabilidades... – se dice contento de ver lo bueno que es

Mira hacia todos lados al sentir que tocaban su pierna, pero sonríe al ver la causante

–Hola pequeña ¿Sucede algo? – habla incandose para poder tener una mejor charla

–¿Por qué estás aquí? – pregunta  la menor mirándolo fijamente

–Bueno, esto es fácil y difícil ¿Si te cuento por qué estoy aquí no le dirás a nadie? – le pregunta a la menor causándole más intriga

–Tal vez, depende si me parece buena tu idea – le responde sacándole un escalofrío al mayor que al mismo tiempo recorrió toda su espalda

Eres rara niña – le duce un poco preocupado

–Y tu eres raro...

Domando a la BestiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora