El amor, sentimiento extraño que esconde maravillas, capaz de transformar y destruir. La curiosidad de un joven llevara a Izuku Midoriya, un joven de 15 años; embarcarse en la aventura de su vida, felicidad y la tristeza, compañeros y mentores; cami...
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Los débiles rayos del sol entraban por la pequeña ventana, la tenue luz iluminaba la habitación, dejando al descubierto las paredes cubiertas de posters, las repisas adornadas de libros y figuritas de acción; la luz rojiza con leves tonos de un violeta pálido dejaban ver la cabellera verde del joven al que le pertenecía la habitación, la tenue luz incrementaba su brillo provocando que el joven se levantara pesadamente; alzando como de costumbre ambas manos para tallarse los ojos, un leve ardor recorrió su cuerpo cuando coloco su mano sobre su ojo derecho, recordaba lo sucedido el día anterior con su madre, pero le sorprendía la fuerza que utilizo su madre para que el dolor aun permaneciera.
Se levantó y se aseó, tomo un rápido baño para calmar la zona levemente enrojecida, por tonto que le pareciese al inicio, sorpresivamente funciono y estaba como nuevo, se cambió a su uniforme y se dirigió al comedor para desayunar con su madre.
Su madre por otro lado estaba pensativa, si bien el día anterior debido a la inusual tardanza de su hijo, la había preocupado y hecho pensar lo peor, al verlo llegar agitado a su hogar, provoco que malentendiera la razón de su tardanza; se disculpó rápidamente, pero las palabras de su hijo la mantenían pensante.
Mamá, la aparición de mi Quirk, no solo significo el comienzo de mi carrera como héroe –El peliverde suspiro y miro con una seriedad inusual en él- Al entrar a la academia U.A. muchas oportunidades se presentaron y se presentaran; para mí... también significa un cambio en la rutina de mi vida, tendré nuevas amistades y muchas veces se presentara algo... pero claro, siempre te avisare con antelación –El peliverde desprendía un aire de madurez, pero su tono habitual volvió con sus últimas palabras acompañados de una gran sonrisa-
Su madre no era tonta, siempre se percató que su hijo le mentía sobre las veces que venía lastimado; pero su hijo no estaba dispuesto a contarle la verdad, no tenía conexión con sus supuestas amistades además de Bakugo y los maestros de su hijo no le proporcionaban información.
Ella sabía que algo le pasaba a su hijo, pero no saber la causa, la gravedad del problema y la impotencia de no poder ayudar a su propio hijo, causaban un estrés que causo que descuidara su salud; dejo de pensar en cosas del pasado y se concentró en el presente, estaba feliz de que su hijo sonriera como antes; tal vez era hora de pensar... en ella misma de nuevo.
El peliverde se despidió de su madre y se dirigió a la academia, como de costumbre se encontró con Iida de camino y término acompañándolo; al llegar a la entrada Uraraka se unió a ambos amigos y llegaron al salón de clases.
Al pasar la semana el peliverde se había acostumbrado al ruido habitual en su salón de clase; las clases pasaron con normalidad; lo de siempre, Tokoyami sentado en una esquina encontrándole el sentido al por que le gustan las semillas; Bakugo pensando en si empezar a usar turbante; Kaminari siendo un idiota; Mineta recibiendo uno que otro golpe; Mama oruga revisando su catálogo de bolsas de dormir y Aoyama siendo ignorado; lo casual de todos los días.
