Volver ha hablar

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Las 13:21 marcaba el reloj de su mesita de noche.
A pesar de no haber bebido mucho la noche anterior, Eva amaneció con un considerable dolor de cabeza.
Normal, nunca bebe y ayer se cargó casi tres cubatas.

- Buenos días. O buenas tardes. No sé - saludó a Laura.

La otra gallega la observó dirigirse a la cocina, despeinada, con apenas una camiseta y en busca de alguna pastilla que calmara los efectos de la resaca y rió divertida.

- ¿Qué tal has dormido? - preguntó suavemente cuando observó a su amiga tomar asiento en el sofá más tranquila.

- Pues bien, sinceramente no me acuerdo - rió levemente Eva.

- No te vas a acostumbrar al alcohol ni aunque te lleves mil años de fiesta.

- No te lo niego.

Ambas rieron.

- Oye - llamó Laura la atención de la otra chica minutos después - ¿Con Hugo qué?

Eva suspiró apartando la vista de su mejor amiga.

- Normal. Bueno no, normal no - se contradijo la gallega.

La otra chica la miró interrogante.

- No sé Laura, nos abrazamos, me dijo que se alegraba de verme de nuevo y no volvimos a dirigirnos la palabra en toda la noche - explicó.

- Pues un poco normal si que me parece - sonrió de medio lado Laura - Lleváis más de un año y medio sin veros y casi 7 meses sin hablaros, no podías esperar que todo volviera a ser como antes.

Eva asintió mirando al suelo. Se acomodó en el sofá y dijo:

- Pero lo que no es normal es que esta noche, lo poco que he dormido, lo he tenido que hacer abrazada a un cojín porque volver a dormir en esa cama sin él no es posible.

Laura soltó una carcajada suave.

- Sí, si que es normal eso - la miró - No te vas a negar que sigues pilladisima por él y que si hubiera sido por ti le hubieras comido la boca anoche.

- Dicho así - rió la otra gallega.

En ese momento el telefonillo del piso sonó y Laura se levantó a abrir.
Para cuando volvió a entrar venía acompañada de Samantha.

Eva se levantó corriendo a abrazarla.

- Estoy muerta en vida - suspiró riendo la valenciana.

- Yo no estoy mejor - rió también Eva.

- Os dejo solas, me voy a comer con Stevie - se despidió Laura.

Las chicas pasaron al salón.

- He traído Mc Donald's y Paracetamol - sonrió la rubia mostrando las bolsas que traía.

- Por eso te quiero.

Comieron tranquilamente mientras ambas intentaban recordar divertidas lo que hicieron anoche.

- ¿Puedo preguntarte algo? - sonrió Samantha mientras ambas recogían la mesa.

- Adelante.

- ¿Qué sientes por Hugo?

Eva la miró.

- ¿Qué os ha dado hoy a todas por preguntarme por Hugo? - rió intentando quitarle hierro al asunto.

Samantha la miró sonriendo y su silencio dio a entender a la gallega que quería una respuesta.

- Pues no lo sé Sam.

La valenciana la dedicó una mirada interrogante. Esa no era la respuesta que buscaba.

- ¿No lo sabes o no quieres admitirlo? - preguntó la rubia.

Eva suspiró y se acomodó junto a su amiga en el sofá.

- Sigo igual de pillada que cuando me fui Sam, y por más que intento superarlo no puedo.

Ahora sí, Samantha sonrió satisfecha.

- ¿Has estado con alguien más este tiempo?

Eva negó con la cabeza.

- ¿Y piensas volver a marcharte?

- No. Eso lo tengo más que decidido - respondió la morena - Han sido unos meses inolvidables en los que he aprendido mucho y he mejorado artísticamente. He disfrutado de una experiencia única y maravillosa, pero no estoy dispuesta a volver a irme tan lejos tanto tiempo - se explicó - Quizás tenga que volver a cruzar el charco para dar conciertos o algo por el estilo, pero no voy a pasar más de un mes fuera así me paguen millones de euros.

Samantha asintió y sonrió.

- ¿A qué se debe este interrogatorio? - preguntó esta vez Eva

La mayor de las chicas rió.

- Nada, solo me intereso por ti.

Ambas rieron.

- ¿Y Fla? - preguntó la gallega.

- En casa con Hugo.

- ¿Vive con vosotros?

- ¿A qué se debe este interrogatorio? - imitó la valenciana a su amiga.

Eva rió.

- Sí, vive con nosotros desde hará unos 5 o 6 meses.

Eva asintió y dirigió su mirada a la televisión.

- ¿Por qué no habláis? Os vendría bien. Además, a lo mejor no está todo perdido.

- No lo sé Sam. Es todo muy complicado.

- No, no es complicado. Vosotros lo hacéis complicado, porque esto es tan sencillo como hablar, sincerarse y comeros la boca. Y todos contentos.

La gallega rió y la conversación acabó ahí.

Poco después llegó Laura de nuevo al piso y Sam se marchó alegando que si no se iba, al volver los dos chicos le habrían destrozado la casa.

Mientras cenaban Eva le preguntó a su mejor amiga:

- ¿Crees que debería hablar con Hugo?

- ¿Quieres hacerlo? - contestó la otra chica.

- No lo sé.

- Tienes miedo de lo que pueda pasar si habláis.

- No - bajó la mirada Eva.

- No era una pregunta - sonrió su amiga - Eva, cuando te sientas preparada creo que sí deberíais hablar las cosas. Lo dejasteis por el único motivo, que no era excusa, la distancia. Os queríais, y os queréis, pero el estar tan lejos y la diferencia horaria os afectó negativamente. Yo creo que ahora que no tenéis excusas deberíais volver a intentarlo.

Eva asintió.

Tras cenar cada una se fue a su cuarto.
Eva abrió el chat de Hugo en WhatsApp.

Observó que se había cambiado la foto de perfil y aparecía realmente guapo. Más de lo que ya era.

Leyó la última conversación que tuvieron ya no siendo pareja.

Ella le pidió ayuda con los acordes de una canción, él le respondió "Claro, para eso están los amigos" y la gallega no le respondió porque no podía ni quería ser su amiga. No quería conformarse con tan poco.
Recordó que al final esa canción se quedó en un simple poema sin melodía.

Se armó de valor y escribió:

"Hola, ¿Te apetece que tomemos algo algún día? Hace mucho que no hablamos"

Releyó mil veces el mensaje y lo borró y volvió a escribir otras mil veces.
Finalmente pulsó enviar y dos tics aparecieron junto a él. Le había llegado.

Apagó su móvil y se fue a dormir. No esperaba que le contestase a estas horas, y si lo hacía no estaba preparada para saber la respuesta. Por eso decidió que hasta el día no volvería a entrar en el chat.

Eva y Hugo (segunda parte)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora