Eva leyó el mensaje y todas las esperanzas que tenía puestas en el chico se desvanecieron haciendo pedazos sus ilusiones.
"¿Puedes venir a casa?"
Le envió ese mensaje a Samantha entre lágrimas y rezando por no acabar con la paciencia de su amiga que estaba soportando demasiado esa historia.
"Tardo 5 min"
Le contestó la rubia.
Mientras tanto, Hugo había convencido a Paco para que le diera la misma semana que a Eva libre e iba de camino al aeropuerto en busca de dos billetes de avión con destino a una promesa que nunca cumplió.
Samantha llegó al piso de la gallega en cuestión de minutos preparada para encontrarla mal tal y como había avisado Hugo.
Eva abrió la puerta llorando y la rubia se lanzó a sus brazos.
- Siéntate en el sofá y respira, te voy a preparar una tila.
La gallega obedeció.
La mayor de las chicas aprovechó mientras el agua de la infusión se calentaba para hablarle a Hugo.
"No sé qué le has dicho, pero está muy mal"
El chico le contestó.
"Créeme que lo paso yo peor sabiendo que está así. Necesito unas horas más."
Samantha suspiró, confiaba plenamente en su amigo pero odiaba ver así a la otra chica.
- ¿Qué ha pasado ahora? - preguntó dulcemente pasando la tila a Eva.
- Leelo tú misma - respondió la chica algo más calmada y haciendo un movimiento de cabeza para señalar el móvil.
Samantha leyó el mensaje. Hugo había sido realmente malo. Suspiró pensando que no duraría mucho.
- Yo - dijo la valenciana sin saber muy bien que decirle para hacerla sentir mejor - Es un hijo de puta, no me esperaba esto de él.
- Pero lo que no entiendo es ¿por qué ahora? - explicó la morena bebiendo del vaso que le había preparado su amiga - Estábamos bien joder.
- Eva, no sé qué decirte. Siempre tengo palabras para animarte pero no me esperaba esta situación y no sé qué decir - confesó la valenciana.
En verdad sí que sabía que decir. Deseaba poder soltarle que todo era un plan de Hugo para recuperarla y que no debía perder las esperanzas, pero le prometió al chico que no lo haría.
- No hace falta que digas nada, solo no quería estar sola - sonrió como pudo Eva - Pero vamos, no hace falta que estes aquí, has hecho mucho por mí desde que volví y tampoco quiero aburrirte con mi vida.
- No digas eso nunca más ¿me oyes? - la cortó Samantha - Eres mi amiga Eva, como mi hermana y por nada del mundo te dejaría sola si sé que lo estás pasando mal, al igual que tú harías conmigo.
Eva sonrió y se terminó la tila.
- ¿Sabes lo que vamos ha hacer? - sonrió la valenciana también- Vamos ha hacer fiesta de pijamas tú y yo, vamos a ver una peli de Di Caprio y vamos a comer chocolate hasta hartarnos y mañana te llevo yo al estudio. No acepto un no por respuesta.
- ¿Y Fla? - preguntó la morena.
- Se las podrá apañar una noche solo - río la chica.
- Pobre Fla - rió también la gallega