Atención. Yunando

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Se encontraba ya bastante mal, el piso le daba vueltas y vueltas así como su cabeza, trataba de buscar a su amigo, pero simplemente no daba con este, por ello siguió bebiendo hasta que unas inmensas ganas de vomitar le entraron así que salió de la casa como pudo y vómito en unos arbustos.

—Joder, me acabas de arruinar mis arbustos

Aquella voz hizo que volteara, sus ojos se encontraron con unos ojos azules bastante hermosos, le recordaron al mar.

—Disculpaaa, es que yo bueno...

—Tranquilo —decía mientras pasaba su mano por sus rubios cabellos. —¿Nos conocemos?

—No se, ammm cleo que ¿no?

—¿Viniste con alguien?

—¿Sí?

El otro sólo suspiro y ayudó se ofreció a ayudar a Yun, pasó una de sus manos por las caderas de este y entraron a la casa, lo llevó a la planta de arriba para poder hablar con mayor comodidad, aquel rubio se encontraba en sus cinco sentidos por el hecho de que apenas y había tomado, llegaron a su habitación y sentó al pelirrojo en la cama.

—¿Si sabés con quien viniste?

—Cleo que si

—¿Tienes tú celular?

Yun sin dudar sacó su celular y se lo paso a aquel desconocido él cual rápidamente se metió a los contactos y marcó al primero que encontró.

—Hola Yun, ¿necesitas algo?

—¿Eres amiga de él?

—Y ¿tú quién eres?, ¿dónde está Yun?

Sin más el rubio comenzó a explicarle aquella situación, la chica sólo suspiro y le dijo que le diera unos minutos que iría por él, la llamada terminó y el rubio le iba a pasar su celular, pero el asiático se encontraba llorando.

—¿Te encuentras bien?

Simplemente no recibió respuesta, estaba comenzado a desesperarse por aquella situación ya que la paciencia no era una de sus cualidades, sólo pensó en si sabía quién era, pero nada supuso que su nombre era Yun porque así lo mencionó aquella chica. Todo era silencio aunque la música aún se escuchaba pero no tan fuerte, un celular comenzó a sonar, supuso que sería aquella chica así que sin más respondió, esta le dijo que estaba ya a fuera de la casa, el rubio le explicó por donde debía ir para llegar a la parte superior. Pasaron quizá unos cinco minutos cuando la puerta donde estaba se abrió, dejando ver a una chica rubia que se veía bastante preocupada.

—Por dios ¿qué pasó?

—No lo se, supongo que bebió de más porque cuando lo encontré estaba vomitando en mis arbustos, estaba demasiado mal y por eso lo quise ayudar —simplemente no sabía porque lo había ayudado fue algo extraño—

—Vale, vale, gracias —dijo la chica con una sonrisa para acercarse a su amigo. —Yun levántate, vámonos

—No quielo —decía aún con lágrimas en los ojos—

—Por favor Yun

Después de un rato termino cediendo, su amiga como pudo lo arrastró hacia la salida. Armando observó aquella escena un tanto confundido pero claro que no dijo nada y continuó con lo suyo.

—¿Qué pasó? —decía la chica mientras intentaba meter a su amigo en el automóvil—

—Es queee, él

—¿Armando?

—Si, si —decía para volver a llorar—

Ella sólo suspiro y comenzó a conducir hacia su departamento, quería saber que había sucedido pero sabía que no llegaría a nada en el estado en el cual Yun se encontraba.