Capítulo 3

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Mis pensamientos eran tan altos que no podía abrir mi boca.


Ella baja su mirada y me observa.

–¿Todavía me preguntas?, tú qué crees. Desapareció de cualquier mundo. –me dice mientras suspira con temor. –La volvió polvo.

Maldito.

–Y si no quieres que haga lo mismo contigo, acata las ordenes. –dice mientras se suelta de mí y se voltea. –Vive como becca, respira como becca, existe como becca, llega al límite. Esta es tu oportunidad. No la desperdicies. –me dice con amargura.

Ella empieza a caminar.

Sé que no somos las mejores hermanas, pero, aun así, siento lastima.

–Lo lograre. Lo juro. –le digo con determinación.

Ella se detiene.

–No jures. Porque sé que mientes. Yo sé lo que has hecho, pero quiero que sepas que no lo diré. –dice mientras desaparece.

De pronto empiezo abrir mis ojos. Estoy tirada en el suelo.

Me duele todo.

La conexión me debilita.

Nunca he sido la más fuerte.

De pronto siento una presencia y alzo la mirada, él está sentado en suelo, aconchado en la pared.

Sus ojos recorren mi rostro, mis manos, todo mi cuerpo.

¿Y a este que le pasa?

Narra Atwood Brownbear

Es irracional que me obligara buscarla, siempre existía la posibilidad de que hubiera muerto, pero no. Ella jamás podrá morir a menos que deje su voluntad de lado.

Está ahí, sentada.

Había regresado.

Maldición. Estaban tan malditamente perfecta.

Si hubiera aceptado el trato. Si tan solo me hubiera tentado, ella ya estaría muerta.

Flashback

Siempre es posible dejar de existir.

Si quisiera, me hubiera matado.

Me quiero acomodar en esta endiablada cama, pero no puedo por la pinche camisa de fuerza.

De pronto empiezan a sonar unas llaves y escucho la puerta de la celda ser abierta. Siento como alguien me tira de la cama, me voltean y me someten contra el suelo.

Me empiezo a reír.

–Tranquilos, no tengo la necesidad de oponerme. Llévenme con su guardián. –digo mientras ellos me levantan.

No puedo verlos por las vendas, pero si sentirlos.

Tienen miedo. Corrección, me tienen miedo.

Inútiles.

–Entonces, ¿ustedes como consiguieron su trabajo? –les pregunto mientras me llevan con su jefe. –Lo pregunto porque todos aquí están locos, muy locos.

Ellos están callados, me desesperan. Quisiera degollarlos, pero me tienen sometido.

–Tengo una leve idea, quizás sus malas y desgastadas vidas los arrinconaron a querer suicidarse, si eso ha de ser. –digo mientras me rio.

PutrefacciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora