Capítulo 9

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Los besos del pelinegro empezaron a incomodarle a Aria, se removió incomoda de su posición y pensó en parar de una vez por todas aquel impulso de estupidez que tenía.

Mordió su labio omitiendo un gritó de dolor, cuando sintió los dientes de él morder uno de sus pechos, sus mejillas se tornaron rojas y una capa leve de sudor se hizo presente en su cuerpo, la única prenda que cubría su cuerpo ahora, solo eran sus panties, el resto ya estaba en suelo donde minutos antes Tayler la había quitado con desesperación.

— Tayler — pronunció su nombre desesperada tratando de pararlo cuando él estaba a punto de quitarle sus panties — Tayler — dijo otra vez pero el chico de lo ignorarla y continuar sus actos desesperados y hambrientos de excitación — ¡Tayler por favor para! — y está vez ella puso una mano encima de la del cuando estaba por quitarle su prenda. No supo cómo y de dónde sacó fuerza para apartar al chico que estaba encima de ella, este calló al suelo y se levantó con una mirada confundida.

Estaba confundida al momento de querer sentir que olvidaría a alguien en una noche, que la haría desaparecer sus sentimientos y emociones, sobre la pelirroja que había llegado semanas atrás a su vida, Aria estaba decepcionada consigo misma cuando vio la situación en la que se había metido, estaba a punto de perder su intimidad por una loca idea de querer desaparecer su gusto de las mujeres, o mejor dicho se Nathalie, aunque ni siquiera se había dado cuenta cuando había empezado aquella atracción, Nathalie hacia que su mundo se girará por completo, despertaba sus más profundas sensaciones, ella la hacia tener mil pensamientos impuros, elevaba su temperatura en cuestión de segundos o con una mirada de aquellos ojos verdes, le robaba el alientos con tan solo aparecer ante su vista, Nathalie la hacia débil en segundos.

— ¿Qué rayos te pasa Aria? — sus palabras sonaron molestas y la rubia se levantó molesta de la cama, aún cuando él estaba en suelo el tono de su voz se elevó y para ella le empezaba a sonar molestoso— ¿Enserio? ¿Otra vez? ¿Te vas y en la mejor parte? — se puso de pie y cambio hacia ella.

Aria se empezó a vestir con rapidez apesar de lo mareada que se sentía, las copas seguían teniendo efecto en su cuerpo, se tambaleó cuando se colocó sus zapatos pero al final logro ponérselos.

— Déjame ir — se limito a decir y bufó molesta — ¿Dónde está mi teléfono? — preguntó y su mirada se dirigió a él.

— No te lo voy a dar — contestó con arrogancia el chico y interpuso en la puerta antes de que ella quisiera salir.

— Enserio déjame ir — omitió la búsqueda de su teléfono, comenzaba a ponerse nerviosa ya que está vez Nathalie no estaría para sacarla — Aparte o grito — se atrevió a amenazarlo y Tayler solo dio una sonrisa sarcástica

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— Enserio déjame ir — omitió la búsqueda de su teléfono, comenzaba a ponerse nerviosa ya que está vez Nathalie no estaría para sacarla — Aparte o grito — se atrevió a amenazarlo y Tayler solo dio una sonrisa sarcástica.

— ¿Enserio? Con esta música nadie te escuchará, y el que pase por aquí sentirá envidia porqué pensará que el sexo entre nosotros es lo máximo — la rubia dio una cara desagradable al momento de sentirlo cerca sobra si cuerpo, y por impulso dio una fuerte patada en la entrepierna del chico, este se dobló ante su dolor y se hizo a un lado dándole acceso a Aria a la puerta.

El aire del pasillo se estampó contra el cuerpo tibio de la rubia y etsa se apresuró a salir lo más rápido posible de la casa, la música y olor a alcohol y a cigarros la marearon pero no lo suficiente para no encontrar la salida.

Su cuerpo se estremeció cuando sintió la lluvia contar su cuerpo, su piel se erizó y se preguntó ¿Cuándo había empezado a llover? Ni siquiera lo había notado cuando inicio la llovizna, pero agradeció que la fría agua la despertara y la hiciera caer en cuenta ante la situación, estaba parada en medio de la calle, sin su chófer, ya que ella había acordado llamarle para que la viniera a recoger.

— ¿Estás perdida? — Aria reconoció la voz en cuestión de segundos, Nathalie estaba detrás de ella y Aria se quedó inmóvil cuando terminó de hablar.

— ¿Qué haces aquí? — apartó su mandíbula y se giró a observarla, la cuál no lucía nada mojada como ella, ya que la pelirroja sostenía un paraguas que cubría su cuerpo

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— ¿Qué haces aquí? — apartó su mandíbula y se giró a observarla, la cuál no lucía nada mojada como ella, ya que la pelirroja sostenía un paraguas que cubría su cuerpo.

— ¿Solo eso me dirás? — la voz ronca de Nat hizo que Aria se diera cuenta que empezaba a molestarse — Veniste a la casa del idiota que trato de abusar de ti aquella noche — le recordó y la contraria se estremeció ante aquel horrible recuerdo.

— Está noche no te necesité — Aria sonó altanera, estaba probando la reacción de Nathalie, y sobre todo quería recalcarle que su rechazo no le había afectado para nada — Está noche tuve sexo con él, ¿Y sabes qué? Lo disfruté, sin necesidad de que tu interrumpieras — una media sonrisa apreció en sus labios y está desapareció cuando Nathalie se acercó a ella.

— ¡Mientes! — Nat elevó su voz y su cuerpo se tensó, su furia llegó y empezo a apretar sus puños — lo dices porque te he rechazado — suspiró profundamente y Aria la volvió a provocar.

— Nat, Nat, Nat, confundí el cariño con mi niñera pero ahora que se lo delicioso que es pasarla con un chico, ¿Cómo podrían gustarme las mujeres ahora que he experimentado mi intimidad? — se encogió de hombros y su sonrisita castrosa apreció.

— Sube al auto — la pelirroja dijo y trago saliva reprimiendo aquel sentimiento de furia, Nathalie estaba segura de que un entrenamiento intensivo la habría funcionado tiempo atrás, pero las ganas de entra a la casa de Tayler y darle una paliza inundaba su cuerpo.

— Como ordene mi niñera — sonrió y paso por su lado cuando vio la camioneta parqueada en la orilla.

Nat sintió su cuerpo tambalearse cuando sintió la presencia del cuerpo de la rubia pasar por su lado, quería tomarla y acorralarla contra la pared como lo había hecho varias veces atrás, y escucharla decir que era mentira lo que le había dicho, quería escuchar que ella no le había entregado su intimidad a alguien más, quería volver a escuchar aquellas palabras que había dicho cuando salieron de la biblioteca.

La verdadera Russa; Natasha Romanoff estaba siendo consumida por dentro ante las palabras de una niña mal criada.

*****

Antes que nada ¡PERDÓNPOR NO ACTUALIZAR DESDE HACE MUCHO TIEMPO! YA SÉ QUE ME QUIEREN MATAR POR DEJARLA A MEDIAS LA HISTORIA, HABÍA ESTADO MUY OCUPADA CON LA UNIVERSIDAD, Y LUEGO LA PANDEMIA QUE POR CIERTO, YA CASI UN AÑO EN CUARENTENA.

LAS AMO Y DISCÚLPENME, EL DOMINGO SUBO OTRO CAPITULO 🥺 DISFRÚTENLO, RECUERDEN VOTAR Y REGALARME UN COMENTARIO DE COMO LES VA PARECIENDO EL CAPITULO.

Pruébame © (Natasha Romanoff) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora