El acero frío rozó desde el cuello de Elizabeth hasta la base de su pecho."¿Confías en mí, nena?"
Ella le dio una sonrisa confiada a Dante, "Siempre".
"Palabra segura."
"Caramelo."
Asegurándose de que la seguro de Ivory estaba puesto, pasó el frío acero sobre su piel expuesta. Actualmente, lo único que usaba era la chaqueta de la firma de Dante para ocultar su cuerpo de cualquier mirada maravillada que se asomara a donde estaban situados contra la pared de un edificio.
"Mmm", Elizabeth gimió cuando sintió la diferencia entre sus manos calientes y su pistola fría. Presionó sus caderas contra las de ella, solo para que ella pudiera sentir lo duro que estaba por las pocas acciones que hicieron. Ella se mordió el labio y lo miró a través de sus pestañas.
"A la mierda, nena".
Él enfundó a Ivory y la besó profundamente. Caminó con sus piernas alrededor de sus caderas, mientras él la besaba duro y profundamente, tocando y sintiendo su cuerpo desnudo. Él sujetó sus muñecas a la pared con una mano y sostuvo su trasero con la otra, moldeando y amasando la suave carne de su trasero.
Después de que se saciara de su cuerpo, se apartó quizás un paso. El ruido familiar de su cinturón y su cremallera al abrirse hizo que a Elizabeth la inundara un golpe de exitacion.
"Dios, nena," Dante sacó su pene de sus pantalones y empujo a elizabeth de nuevo a la pared. "Te ves tan malditamente sexy con mi chaqueta".
Antes de que pudiera siquiera responder, gimió de sorpresa ya que Dante la había la habia penetrado con toda su longitud de un solo golpe, sin aire Elizabeth poso todo su peso sobre Dante.
"Agh, siempre tan apretada para que te folle".
Su ritmo estaba marcado, rápido y brutal.
Estilo demoníaco.
Nuestros gemidos se hacian cada vez mas se volvia mas audible con cada embestida, agarrando con fuerza el cabello de Dante. Dante beso y dejo marcas por toda su piel, labios y lengua estaban presionados contra ella al menos en cada punto importante.
Dante gruñía en su piel, sus manos sostenían sus caderas en un apretón amoratado para poder empujarla contra ella. La sintió apretarse con fuerza alrededor de su polla palpitante, haciéndola gritar de placer mientras se corría.
Elizabeth jadeó y apoyó la cabeza sobre los hombros de Dante. "Bebé, vámonos a casa"?.
"Seguro", dijo Dante, sosteniéndola contra él y llevándola de regreso a Devil May Cry. "Pero no creas que este es el final".