▪PRÓLOGO▪

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"¡Onēsan!, ¡Onēsan!"



































— ¡Onēsan llévame contigo! — grito un niño de máximo unos dos años de edad, extendiendo sus brazos para ser cargado por su hermana de 13 años que se encontraba en los columpios.

— Cariño,  por que no llevas a tu hermanito a los columpios, no se esta quieto conmigo - dijo la madre de ambos quien tenía a el menor inquietó en sus brazos, su amiga junto a ella no pudo evitar soltar una risilla.

— Ya voy - va a su dirección y carga a su hermano — Vamos, ¿Quieres ir al carrusel Haruto? — le pregunto con una sonrisa observando al pequeño albino.

— Hi, quelo ih — siendo muy pequeño, no podía decir con claridad las palabras, pero su hermana le entendió a la perfección, llevándolo consigo a ese juego.

-— Que lindos ~, te envidio Shouko, esta muy apegado a ella, ojalá mis hijos fueran como ellos dos - dijo mirando a ambos con ternura a lo que la madre solo sonríe con orgullo y su hija se sonroja por lo dicho.

- ¡Onēsan munecos! - señala a un pequeño puesto de peluches en donde algunos niños pasaban y pedían a sus madres o padres que les compraran uno

— Tengo un poco de dinero, puedo comprarte uno pequeño — su hermano solo asintió y brinco en sus brazos con entusiasmo

Se dirigieron al el puesto, pero en ese cortó trayecto, observó a algunos niños correr contentos jugando a las atrapadas, un suspiro se escapó de sus labios, abrazando más su hermano quién miraba todo con curiosidad.

Esperó que con el pasó del tiempo puedas tener movilidad en tus piernas y poder caminar Haruto — observó todos lo peluches de ese lugar junto con su hermano, eso asta que sintió como tiraban un poco de su blusa, al mirar abajo de encontró con una niña de no más de 6 años quien le observaba curiosa.

— Oye, ¿Por qué no lo bajas?, ¡ Mi mamá me dijo que yo al año ya sabía caminar solita ! — pregunto apuntando a su hermano, ella sonrió levemente agarrando una de las piernas del menor.

— Verás pequeña, mi hermanito no puede caminar, no puede mover las piernas, no puede sentirlas — la niña tocó un poco la pierna viendo que el menor bonos volteó a ver debido a su toque — Por eso no puedo bajarlo.

— Probrecito — en eso llegó su madre quien le tomó de la mano alejándola de ella.

— Que te e dicho sobre hablar con extraños, no deberías hacer eso, mucho menos acercarte a personas como ellos — le escucho decir a la mujer provocando que su mirada decayera.

— Se ve muy chica como para teñirse el cabello así
— Que dices, eso no es pintura no ves al pequeño o sus ojos
— Ellos nacieron así, debe ser algún tipo de enfermedad, nadie tiene ese cabello o ésos ojos, dan miedo de tan solo verlos.

Abrazo con un poco de fuerza a su hermano, sin duda las palabras llegan a lastimar mucho a las personas, sobretodo a un menor.

— Onēsan — tocó el rostro de su hermana al ver como algunas lágrimas eran acumuladas en sus ojos.

El tacto de su pequeña mano le hizo salir de sus pensamientos dedicándole una sonrisa.

— No es nada pequeño tranquilo — observó los peluches — ¿Cuál de todos quieres? — el señaló a un tigre de felpa que tenía un moño rojo alrededor de su cuello, pago por el y se sentaron en una de las bancas del lugar, puso a su hermano un lado de ella y comenzó a escribir en el moño con un marcador que llevaba, al terminar se lo entrego a su hermano quién contento lo abrazo.

Nubes negras comenzaron a apoderarse del cielo, oscureciendo todo a los alrededores, extrañando a las personas del lugar pues ase un momento el clima estaba perfecto.

Un rayo cayó en uno de los árboles del lugar asustando a las personas quienes corrieron lejos del lugar.

Tomo a su hermano en brazos quien lloraba de miedo y se levantó corriendo donde su madre pero fue lanzada al suelo debido al impacto en cuanto otro rayo cayó cerca de donde estaba, se levantó algo adolorida y miro con algo de dificultad debido a la repentina lluvia, como su madre corría a ella para ayudarla.

Un gran destello y un sonido ensordecedor fue lo único que recordó antes de sumergirse en esa inmensa oscuridad.



























"Okasan?..., Onē-san?"

Entre la nieve, se podía ver a un pequeño con varias heridas, llorando mientras abrasaba con fuerza a un peluche y temblaba por la baja temperatura.

— ¿Onēsan…? — comenzó a llorar más debido a lo asustado que estaba mirando a sus lados en busca de su madre o hermana.

— Pobre pequeño— Dijo un hombre a sus espaldas pero no lo escucho debido a la disncia — descuida — se comenzó a acercar a el levantando una de sus manos que tenían unas garras azules — te ayudaré para que seas mas fuerte

°• Especial •° |KIMETSU NO YAIBA Y TU|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora