...
Fui al mercado al día siguiente en la mañana. Susan iba a ir, pero le obligué a seguir durmiendo en casa. Quería despejar la cabeza. Encontré a una pequeña perdida en aquel inmenso lugar.
_ Hola, pequeña. ¿Cómo te llamas?
_ Katherine, pero me puedes decir Kathy. ¡Ayúdame, estoy perdida!
_ Tranquila. Te ayudaré a encontrar a tu familia. _ Estoy tan angustiada... ¡Quiero ver a mis padres! ¡Ya!
_ Tranquilízate, Kathy. ¡Yo te ayudo!
_ Gracias... ¿Cómo te llamas tú?
_ Mmm... ¡Es cierto, me había olvidado de presentarme! Soy Amy Finger, pero puedes llamarme Amy. ¡Mucho gusto! - En ese instante le estreché la mano para hacer oficial nuestro encuentro. Al apretarle la mano, sentí que algo no estaba bien con ella -.
_ ¿Te encuentras bien? ¡Te siento fría, y a la vez caliente!
_ Estoy genial. Sígueme.
_ ¡No corras, Kathy! ¿Por qué corres tan a prisa? _ Solo, sígueme, y no hables...
_ ¡Ok!Ahora me sentía peor que antes. Me sentía acosada. Esta niña... ¿Será cosa del destino que me la haya encontrado, o algo más?
Entramos en un callejón. Allí no veía la salida. Caminaba, buscándola. Se había desaparecido... ¡Qué raro! ¡Ay! ¿Qué pasa? ¡Siento que alguien me observa! ¡Pero... si es la niña de antes!
_ Kathy... ¡¿dónde estabas metida?!
_ ¡Resolviendo unos asuntos! Ahora, ¡te toca a ti! _ ¿A mí? Pero, ¿qué es esto?
_ Entra...De pronto, se abrió una especie de portal ultradimensional. Veía continuamente luces violáceas y otras con tonos carmesí. Al llegar, a donde supuestamente debíamos llegar, me sentía perturbada. Un hombre se me acercó. Tenía una cara de espanto, parecía... ¡como si estuviese muerto! Me levantó la mano derecha, y la apoyó en mi hombro.
_ ¡¿Pero qué te pasa?! ¡Quítame las manos de encima! ¿Qué te has creído?
_ Disculpe, señorita. Mil disculpas. Me nombro Arthur Olfox. Y, sí... ¡estoy muerto!
_ ¡¿Qué bromas son estas?! ¡Hágame el favor de alejarse, y de dejarme ir!
_ Señorita, déjeme explicarle...
_ ¡¿Explicar qué?! ¡Déjeme pasar, o bueno, dígame al menos cómo salir de este lugar!
_ Señorita, no vaya a malinterpretar...
_ ¡Amy... Amy Finger es mi nombre! ¡No me diga más "señorita"! Y no estoy malinterpretando nada, solo necesito salir inmediatamente de aquí.
_ Ok, Amy Finger. Necesito tu ayuda.
_ ¿Cómo te podría yo ayudar?
_ Escucha atentamente: hace muchos años, era un joven feliz. Estaba recién casado, mi esposa embarazada... en fin, estaba en mis mejores tiempos, hasta un día, que me llegó una nota con símbolos. La arrojé al agua, y...
_ ¡Un momento, un momento! Esta historia, ¿no lleva a algo llamado "el séptimo sol"?
En ese momento dejé de respirar. Por mis venas, en vez de brotar sangre, salía incertidumbre y terror. No sabía cuál iba a ser la respuesta de este señor.
_ Exactamente. ¿Cómo conoces del "séptimo sol"? _ Porque... ¡a mí también me llegó la misma nota! _ Bueno, eso no es todo.
_ ¿Qué quieres decir?
_ Estoy... mejor dicho, no estoy...
_ ¿A qué te refieres?
_ No estoy muerto. Estoy en un estado de "reposo espiritual". Mi cuerpo está poblado por una especie de demonio. ¡A esto es lo que nos lleva "el séptimo sol"! Y creo, que no quieres esto para ti. _ ¡Por supuesto que no!
_ Entonces, ¡te ayudaré a salir!
_ Gracias. Pero... ¿cómo?
_ No sé cómo. ¡Ya se me ocurrirá algo!
_ Entonces, cuéntame más de ti.
_ ¿Como qué?
_ No sé. Por ejemplo, ¿qué edad tienes?
_ Pues... según mis cálculos... como unos... 167 años.
_ ¿Qué?
_ Sí, no te sorprendas. Te dije que pasó mucho tiempo.
_ Y, ¿qué clase de bicho eres? ¿Hay más como tú? ¿Qué se siente?
_ ¡Calma, calma, Amy! Te explicaré todas tus preguntas... Soy un demonio de luz.
_ ¿Eso es bueno, o malo?
_ Digamos que, ambos.
_ ¿No me harás nada, no?
_ Para nada. Me caes muy bien...
_ ¡Uf, qué bueno!
_ Y, sí, como me preguntabas, hay más como yo. Algunos buenos y otros, malos.
_Y, ¿qué piensas de ello?
_ ¿De ser un demonio de luz? Pues, me siento destruido, espiritualmente.
_ Ahora, cuéntame algo. ¿Has sabido algo de tu esposa e hijo?
_ Nunca más he sabido nada de mis tesoros. Lo más probable es que estén muertos. Han pasado muchos, muchos años. No sabes cómo sufre mi pobre corazón.
_ Te comprendo. No debe de ser fácil pasar por esta situación. Y, ¿existe alguna posibilidad de...? _ ¿De volver a la vida?
_ Sí.
_ Imposible, al menos para mi persona. Tú estás a punto de volver a la vida, porque te voy a ayudar.
_ Te lo agradeceré. Pero, ¿yo también soy un demonio de luz?
_ No. Solo estás atravesando un estado mental. Tu cuerpo sigue intacto, en el mismo lugar donde empezó esta conversación.
_ ¿Conoces a una niña...? ¿Cómo es su nombre? ¡Cierto, es Katherine Lewis!
_ ¿La conoces?
_ Ella fue la que me trajo acá.
_ Esa niña...
_ ¿Qué pasa con ella? ¿Acaso es un demonio de luz? _ Sí. Pero parece ser maligna. No te juntes con esa diablilla.
_ Muy bien. Algo no me quedaba claro con esa niñita.
_ ¡Debes irte ahora! ¡No hay tiempo para más!_ ¿Cómo podré irme de este infierno?
_ Solo, imagina donde estabas al comienzo de todo esto, y allí aparecerás.
_ ¿Y la niña?
_ No creo que la veas en un buen tiempo.
_ ¡Qué bueno! A pesar de toda esta situación, te agradezco infinitamente. Has sido muy bueno conmigo. Algún día te lo podré recompensar. _ Gracias por tus elogios. Ahora, ¡vamos, huye!De repente, aparecí en este mismo lugar. Un callejón sucio, oscuro y siniestro. La niña, no estaba. Salí corriendo de allí. Ya eran como las 8 p.m. y todavía yo no había regresado a casa. ¡Susan debía estar con los pelos de punta! Cuál fue mi sorpresa al encontrarme a la madre de Susan en la puerta de la casa.
_ ¡Amy, que bien que te veo! ¿Has visto a Susan hoy?
_ La vi en la mañana, Sra. Grease. No la he visto más. He estado en... otras cosas.
_ Me llamó no hace tanto tiempo y me dijo que viniera, que necesitaba hablar conmigo. ¡Llegué aquí y no estaba!
_ ¡Cálmese, señora! A lo mejor fue a comprar algo o salió a dar un paseo por ahí.
_ No creo. ¿Sino, por qué me llamó con tanta urgencia? ¡A ella debe haberle sucedido algo! ¡Estoy tan nerviosa!
_ Señora, hagamos algo: si me entero de algo, o ella contacta conmigo, yo le aviso. Ahora, le recomiendo que vaya a su casa, descanse, tómese unos calmantes. Le prometo que si me llegara a contactar, le haré saber.
_ Gracias, mi tesoro. Eres un ángel caído del cielo. Tomaré tu consejo. ¡Por favor, si sabes algo, házmelo saber!
_ Descuide. Descanse, mi señora.Entré a la casa. ¡Se veía tan vacía! Me hacía falta en ese momento (más que nunca), el agradable sentido del humor de Susan. ¿Dónde se habrá metido?
_ ¡Anda, si es una nota sobre la mesa! ¿Qué dirá? Voy a arrojarla al agua.
Cuál fue mi sorpresa de lo que decía esta nota: "Tenemos a tu amiga. Si no cumples la voluntad del séptimo sol, nunca más la verás."
Entré en un estado depresivo terrible. Las sombras se apartaban de mí, por lástima. Quedaba una cortina de luz sobre mi cabeza, reflejando mis sentimientos. De repente, tocan a la puerta. Abría, mientras me secaba las lágrimas.
_ Hola. ¿Qué desea?
_ Hola. Busco a Susan. ¿Se encuentra?
_ No, está desap...No está. ¿Quién la busca?
_ Mi nombre es Ronald Grease, hermano de Susan. _ ¡¿Qué?! Bueno, pasa y siéntate. Y, ¿dónde estabas hasta ahora?
_ Estaba trabajando en una ciudad de la prefectura de Yamanashi, Japón. Ahora, que he terminado una importante investigación, regresé para llevarme a mi hermana a vivir junto a mí.
_ Hace pocos instantes estuvo aquí tu mamá, y... _ No. Estás confundida. Mi mamá está en Japón, junto a mí. Soy medio hermano de Susan. Mi madre le fue infiel a mi padre con el de Susan. Siempre me he mantenido en contacto con mi hermanita, pero últimamente no me contesta los mensajes.
_ Ronald, no quiero ser grosera, pero necesito estar sola.
_ Sí, la entiendo. Ya me voy, debo volver hoy mismo a Japón. Si ves a mi hermana, dile que estuve aquí, y que le dejo muchísimos cariños. ¡Adiós!Cerré la puerta con desesperación. Revisé el teléfono, con esperanzas de recibir noticias de Susan. Nada, no había llamado. Tomé mis auriculares, y me tumbé en la cama. Habilité el modo aleatorio del reproductor de música, y solo salían canciones de Adele. La tristeza y la agonía me acompañaban, acostadas al otro lado de mi lecho.
Al otro día, temprano en la mañana, después del desayuno (del cual apenas tomé unos sorbos de zumo), volví a irme a la calle. Mis ojos pardos recibieron las primeras señas del alba, mientras una lágrima me llegó a los pies. Mientras aseguraba el paraguas entre mis brazos, comenzó a llover. Ahora sí, mis lágrimas se camuflajeaban con la lluvia.
Desesperación, desesperación, desesperación.
Quedaban solo cinco días. Lo que nadie imagina, es que ese día de desolación y malestar, era mi cumpleaños. Ni un pastel para picar, ni una vela para apagar, ni un corazón para compartir. Lo único bueno de toda la situación era que, finalmente, alcanzaba mi mayoría de edad.
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El Séptimo Sol
FantasyAmy, huérfana desde pequeña, ha pasado mucho en su vida. Un pasado tormentoso palpitaba en su pecho a cada segundo, como si fuese poco el dolor de perder a sus padres siendo tan chica. Ahora tiene 17 años, y se mudó con su gran amiga Susan a Safedea...