El ambiente estaba despejado, el firmamento lleno de brillantes estrellas, la luna, en su máximo apogeo se posaba exactamente en el centro del cielo, indicando que era medianoche, la luna se reflejaba en el agua en movimiento, a lo lejos de ese lago se veía una luz, una barcaza de color marrón, con velas que se extendían a lo alto de su único mástil, en el barco solo había dos personas, al timón un canoso hombre, vestido con un rudimentario traje de marinero, con una prominente barba y arrugas en su rostro y de ojos filosos que serían capaces de ver hasta en la más densa niebla, la otra persona estaba en cubierta era alto parecía tener una contextura fuerte, cabellos carmesí, parecía ser un muchacho, vestía una gran gabardina de color verde oscuro, con un chaleco de cuero y una camisa blanca, pantalón gris y unas botas de color negro, su mirada estaba perdida en una masa de tierra que se asomaba lentamente en el horizonte. Estaba llegando al Kodai no mori, El Bosque Antiguo para su idioma, ubicado en el feudal continente Ajia. El lugar era bastante lúgubre lleno de árboles de cedro que se escalaban muy alto, el agua alrededor era de un color marrón oscuro y además de que de vez en cuando la luna revelaba una muy fina capa de niebla en el lugar, pero extrañamente al joven le provocaba una sensación de comodidad difícil de explicar, similar a estar cómodo dentro de un cementerio en la noche. Era un bosque realmente grande, todo el bosque era una isla propiamente. Era bastante difícil conseguir que un capitán o un pescador te llevara allí, corrían rumores de que algo se llevaba los barcos al fondo del agua y que la tripulación nunca volvía a ser vista, de manera sorprendente el muchacho había conseguido que alguien le llevase allí. Estuvo toda la mañana en el puerto pidiendo que alguien le diera un acercamiento hasta la isla. Pasaban las horas y nadie parecía convencido de llevarlo. Se estaba dando por vencido cuando un pescador de porte tosco e imponente se ofreció a llevarlo, parecía haber estado todo el día observando los intentos del muchacho; el anciano marinero tenía un ojo de vidrio y un parche dándole la apariencia de haber vivido incontables viajes y desventuras marítimas, << como esos piratas de las historias>> pensó el muchacho intrigado. Él le hizo una señal para que subiera a su barco, sin decir ninguna palabra, el joven entendió perfectamente, el barco era más bien una barcaza, un solo mástil con una gigantesca vela blanca bastante bien cuidada, un timón de madera reluciente y una cubierta de color rojo. Cuando zarparon en aquel pequeño barco, el pescador pregunto en un tono curioso.
- ¿Por qué quieres ir hacia allá?
- Hay algo que quiero escuchar con mis propios oídos. Le respondió de manera distante.
- Es algo importante, imagino, si estas dispuestos a entrar allí solo.
- Muy importante. Por cierto, ¿porque hablan tanto de este bosque? Pregunto con un poco de angustia.
- ¿No lo sabes? Y aun así quieres ir? Dijo entre carcajadas- pero debo admitir que no sé lo que eres, si un estúpido o un valiente.
- Tal vez lo sepas pronto. Le dijo mientras se volteaba a verlo
- Espero que no.- [Desvió la mirada hacia abajo] - ¿Que llevas ahí? - Pregunto el pescador señalando el gran saco a los pies de Ansgar.
- Algo que me servirá después-. Devolvió su mirada al frente
Tras unas dos horas de viaje, el barco se acercaba a la isla, el pescador comenzaba a sentirse nervioso en cuanto más avanzaban y decidió hablar en un intento por calmar sus nervios.
- Dime, muchacho, ¿Cuál es tu nombre? - Pregunto con un tono algo nervioso.
- Llámame Ansgar-. Dijo con más soltura que antes
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Los Dioses No Mueren...
FantasyLas personas en el mundo viven normalmente su día a día. Grandes historias han pasado a lo largo de las eras por este mundo, historias de valentía, historias de sacrificio, historias de heroísmo. Nuestro protagonista es un fiel seguidor de estas his...