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No era un sueño. No se trataba de una ilusión. Era parte de su realidad la mejoría mental adquirida a lo largo de sus cumplimientos laborales en un mes. Aun no era concebible para él saberse un poco mejor. El tedio y la desesperanza parecían haber desaparecido aunque, obviamente, aún retornaban y debía mejorar en varios aspectos.

Los únicos momentos en los cuales regresaban el tedio o una melancolía eran al llegar a su hogar, específicamente a su habitación. No entendía el porqué. Empezaron a molestarle algunas cosas que tenía en dicho lugar, como si nunca las hubiera visto antes.

Su madre se percató de ese gran avance que tuvo Min Yoongi al decidir trabajar. De hecho, le decía que una colaboración a la sociedad le haría bien a cualquiera. Sin embargo, si bien el hecho de trabajar e interactuar con los clientes le ayudaba a su mejoría, la verdadera razón de ello tenía nombre: Park Jimin.

Desde el acuerdo establecido, había transcurrido un mes del inicio de esa particular relación. Durante las horas laborales Yoongi y Jimin se enfocaban más en sus puestos. Yoongi conoció como la palma de su mano el establecimiento así como la dinámica en el escenario. Po ejemplo, la semana en la cual acudió a Serendipia por primera vez, tenía la temática de danza y música; la semana siguiente se le dedicó a la actuación; la tercera semana fue de poesía. Ahora le tocaba, de nuevo, el turno solamente al baile.

Era en las horas de descanso, y al finalizar la jornada, cuando Park Jimin y Min Yoongi tenían la oportunidad de ser íntimos. Por el momento, su relación se establecía en un conocimiento personal del otro. Park Jimin se percató al inicio de la debilidad mental de su compañero, pero en el transcurso se enorgulleció de él por la mejoría que iba presentando. Le sorprendió que era un sujeto inexperto en varias cosas en las cuales gran parte de la juventud es experta: fiestas, bebidas, música actual, etcétera. Aunque le encantó y fascinó que Min Yoongi fuera conocedor de varias cosas que la mayoría de la gente suele ignorar: amor al conocimiento, reflexiones arduas (aunque a veces cayera en un exagerado pesimismo) y una comprensión nata a algunos tipos de arte.

Min Yoongi, por su lado, confirmó sus suposiciones: Jimin era dual, tierno, inocente o seductor y atrevido. Sin embargo, parecía ser auténticamente sensible y emocional. Una noche terminó llorando con él por la explicación que le hizo sobre su tristeza.

-Es como si conociera con exactitud lo que siento –Min Yoongi pensó de repente en voz alta al recordarlo.

Se encontraba limpiando las mesas junto a Kim Taehyung, un compañero de trabajo muy comprensible, serio y juguetón.

-¿Qué dijiste? –Se acercó a él con la intención de brindarle atención.

-Ah, nada. Bueno, sí dije algo, pero no se supone que saliera de mi mente a mi boca –Sonrió levemente.

Taehyung le regaló una sonrisa cálida.

-¿Cómo están las cosas entre Jimin y tú? –Le cuestionó mientras se recargaba en una mesa.

Los trabajadores ya conocían la relación entre ambos, pero no el tipo exacto de relación que llevaban. Suponían, gracias a que Jimin y Yoongi se los hacían creer, que se trataba de un típico noviazgo. A la vez todos pensaban que ellos eran pareja desde antes y por eso Yoongi había obtenido el empleo. El único a quien le molestó un poco fue a Jungkook, sin embargo su molestia era provocada realmente por el obvio atractivo que Min Yoongi había notado en Taehyung y por la gran amabilidad de éste hacia él.

-Normales –Respondió Yoongi–. Jimin es una persona muy cómoda para hablar sobre algo serio. Hemos adquirido mucha confianza.

-¿Hasta dónde ha llegado la confianza? –Taehyung arqueó las cejas con una sonrisa traviesa.

Entre el sol y la luna [YoonMin]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora