Capítulo Siete - Al Fin En Casa

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Ruinas de Stabiae, 15 de diciembre del año 79 DC

Habían transcurrido casi dos meses desde aquel trágico día. Aziraphale y Crowley habían establecido su refugio en las ruinas de una opulenta villa que siglos después pasaría a ser conocida como "La Villa Arianna", y desde allí se movían por lo que quedaba en pie de la infortunada Stabiae, buscando desesperadamente a Titus.

Como ellos, cientos de personas recorrían calles, campos, ruinas y pueblos aledaños buscando a sus seres queridos, pero fuera de algunas reuniones felices, en la mayoría de los casos, todo era en vano. Miles habían muerto en medio del infierno desatado por el Vesuvius, que tras batir su furia sobre las indefensas poblaciones romanas, había vuelto a su adormecida vigilancia.

Tras un mes de infructuosa búsqueda, de cansarse de recorrer caminos, buscar entre escombros y preguntar por todos lados, tanto el demonio como el ángel tuvieron que reconocer la cruel derrota. No había rastro de Titus por ninguna parte.

- Es posible – aventuró Aziraphale, aunque sin mucha esperanza – que al ver que Stabiae está en ruinas se haya marchado a otro lado . . .

- Quizá – concordó Crowley sombríamente.

Pero ambos sabían que esa probabilidad era ínfima.

Un mal día, después de haberse detenido en un thermopolium para tomar un bocado, Aziraphale recibió un pergamino por parte de su superior, Gabriel, asignándole una nueva misión en la Galia. El ángel suspiró, no queriendo marcharse y dejar a su amigo en semejante trance, pero no tenía opción.

- No te preocupes ángel – lo confortó Crowley – Estaré bien. Probablemente me vaya a Roma, Titus una vez me dijo que posiblemente tuviera parientes trabajando allí.

- ¿Estás seguro, mi muchacho? – preguntó Aziraphale – No quisiera irme y dejarte aquí sumido en tu pena . . .

El demonio meneó melancólicamente la cabeza.

- No te preocupes Zira – repitió – Ve a cumplir tu asignación, no podemos darnos el lujo de que Gabriel se enoje contigo . . . es más, te acompañaré parte del camino y así nos iremos de aquí juntos . . .

Al día siguiente, dejaron las ruinas de Stabiae y se aventuraron por los caminos, a veces a pie, a veces volando, haciendo paradas por aquí y por allá, compartiendo almuerzos y copas de vino, prolongando el viaje, ninguno queriendo realmente dejar ir al otro.

Pero pronto la realidad se impuso, al recibir Crowley una nueva asignación por parte de Belcebú que lo enviaba a Grecia. Tendrían que separarse, les gustara o no. A ninguno le convenía que sus respectivos superiores se enterasen de su amistad, o ambos lo pagarían tremendamente caro.

Y así, llegó el aciago día en que tuvieron que seguir diferentes caminos.

Se habían detenido en una posada para un último almuerzo y una última botella de vino. Como de costumbre, Aziraphale se había deleitado comiendo, y Crowley se había deleitado viéndolo comer, pensando que no había nada más hermoso en toda la Creación que la expresión de felicidad de su ángel al degustar sus platillos favoritos.

Finalmente, llegó la hora. Tras pagar su cuenta, ambos salieron a la calle y se detuvieron en la puerta del thermopolium.

- Bueno, supongo que debo ponerme en camino, antes de que caiga la noche – dijo Aziraphale.

Crowley asintió.

- Es lo mejor, ángel. Uno nunca está exento de topar por ahí con bandidos y ladrones . . . lo mejor es evitar malos encuentros.

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⏰ Last updated: Sep 14, 2020 ⏰

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In Terris Ínferos (Infierno En La Tierra) Good Omens Crowley/AziraphaleWhere stories live. Discover now