1. Noche de tontos

40.3K 266 3
                                    

Nombre: (Anónimo)
Edad: 17
Genero: Mujer

Eran entre las 2:30 y las 3:00 y ya había subido al carro. Paso por mi enfrente de mi casa, hace tiempo que no lo veía, salimos y fajamos algunas veces pero no hubo nada de contacto en varios meses. Temblaba, estaba nerviosa se me quedo viendo y mentí diciendo que era el frío, deje de mentirle hace mucho. La seguridad puede estar y aveces puede no estar, pero la forma en que lo transmites a los demás sirve para imponer presencia y eso era loo que yo necesitaba.
Pregunto como me había ido, solté una risa nerviosa y pensé. Enserio?! Cinco meses sin saber de nosotros y preguntas eso. La verdad es que no me interesaba hablar de lo que ha pasado, porque preguntar si realmente no quieres saberlo, corta el hielo tocándome la pierna y di que me extrañas aunque sea mentira.
-Me ha ido bien- lo mire por un segundo mientras avanzábamos por la calle- y a ti como te ha ido?
-No te interesa- siguió viendo al frente pero su sonrisa era cínica.
-La verdad es que no, pero no perdía nada con saberlo- lo miro y noto que ha estado tomando
Somos ambos tan hipócritas, cínicos en idiotas sinceramente no se como es que no duramos por lo menos más de un mes
A sí! Ya lo recordé el pensaba cada diez segundos en sexo y yo en los diez año que me llevaba de diferencia.
Su lengua era asfixiante, pero sus labios eran vida, suena estúpido, excitante y de adolescente perturbada, pero esta es la forma más sencilla de explicarlo.
Bastaron cinco minutos de dar vueltas en las calles para encontrar un lugar oculto, pensé que sería emocionante y excitante pero fue más simple que eso, no había nervios ni emoción ahora era deseo e irá, tenía tanta ira que el deseo pasaría de excitante a desesperante.
Mis manos eran frías, eso dijo el, quizá no era verdad pero su cuerpo en el asiento del conductor no me daba muchas opciones para sostener otra cosa que no fuera su cuerpo, le hubiera dicho lo mismo peor mentiría sus manos eran cálidas y mis pechos lo sentían. El cristal se empaño y el calor me abrumo, no quería irme pero seguir era como darle la razón a lo que jamás resolvimos.
Puedo decir no o puedo decir si, pero abra un momento que deseare haber tomado la decisión contraria y no podré volverla a tomar.
-Ya me dejarás?- Me besa el cuello y me dice entre besos- Déjame terminar lo que nunca pudimos-.
Me encanta la idea, no mentiré. Pero mi cuerpo es mío y el poder que le di aquella noche medio fuerza y debilidad al mismo tiempo.
-No, sólo piensas en eso. Por eso terminamos-. En eso si mentí, era estrés ante, pero lo soportaba
-Y si te pago?- Dijo.
Lo mire fijamente y conteste
-¿Cuanto?- Conteste.

30 días de sexoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora