|Capítulo 20|

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Lagrimas rodaban por las mejillas de Calum. No podía recordar la última vez que había llorado, y más aún no podía creer lo que estaba haciendo en este momento.

Llorando por una mujer.

El dolor en su pecho aumentó cuando pasó a la siguiente página de la carpeta, dándose cuenta del espantoso error que había cometido. Se le partió el corazón cuando vio la fotografía de _____ llorando. Se le veía tan frágil. Inocente. Débil. El chico deseó poder haber estado en ese momento para envolverla en sus brazos y alejarla de todo el sufrimiento por el que estaba pasando. Besarla en los labios y prometerle que todo iba a estar bien, apartándola del dolor para llevársela junto a él en su casa y calmarla de una manera que él solo sabía como dársela. Haciéndole el amor.

Con el corazón encogido, lanzó la carpeta a un lado de la habitación y bajó las escaleras en busca de ella.

—¡_____!- la llamó, su voz alarmada por encontrarla.

Pero nadie contestó. Caminó hacia la puerta que daba acceso al jardín y se asomó por la ventana. Allí la encontró, jugando con ese insoportable perro. Y era bellísima. Cal abrió la puerta y caminó hacia ella.

_____ tragó saliva mientras lo veía acercarse. No se movió, permanecía quieta. El perro gruñó cuando Calum se colocó al frente de _____ y le ladró, advirtiendo de que se alejara de ella. El chico lo ignoró. Su atención estaba puesta única y especialmente en _____.

—¿Esta todo bien?- preguntó ella, con su voz suave y melódica.

Por alguna razón todo estaba bien cuando estaba cerca de ella. Calum la miró a los ojos, y una incógnita creció en su mente.

—¿Por qué de repente eres tan agradable conmigo?

—¿Perdón?- dijo, frunciendo el ceño.

—Respóndeme.

El tono que utilizó le dio a entender de qué estaba hablando en serio. Suspiró antes de hablar.

—Simplemente porque me agradas, J

Calum. Porque me di cuenta de que detrás de esa fachada de chico rudo, hay un niño que nada mas necesita un poco de amor.

Calum frunció el ceño. No la entendía, ¿Amor? Él nunca conoció ese sentimiento.

—No merezco ser amado, _____. Mi destino siempre ha sido ser rechazado y yo ya lo acepté, ¿Por qué tu no?

Sus frías palabras la hicieron enfurecer. Los rasgos del rostro de _____ se endurecieron con ira de una manera que el moreno no había visto jamás.

—¿Cómo puedes decir eso? Todos merecen ser amados, sin excepción. Incluso tú. Tan solo déjame llegar en lo más profundo de tu corazón.

Sus palabras lo asustaron. _____ pudo notar la duda en su rostro. Calum retrocedió unos pasos, preparado para huir en cualquier momento, pero antes de que pudiera alejarse de ella _____ lo abrazó. Conmocionado por su reacción, Calum no supo que hacer. Corre. Pero en vez de hacer eso, se encontraba ha si mismo envolviendo sus brazos alrededor de su cintura mientras lo acercaba más hacia él. Cal enterró su nariz en su cabello y aspiró el familiar aroma de rozas y manzanas. Exquisito.

_____ intentó separarse de él pero Calum no la dejó. La abrazó como si nunca quisiera dejarla ir.

—No te separes de mí, por favor. Te necesito.- le pidió, con una voz infantil, llena de miedo. Cómo si fuera un niño pequeño siendo separado de su madre.

Ella sonrió y lo abrazó aun más fuerte.

Acosada | Calum HoodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora