Drabble 2: Eres mía

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Miraba el hermoso vestido de boda que tenía puesto, se supone que ese día era el mejor de su vida, pero el triste rostro que tenía demostraba todo lo contrario. Elsa fue obligada por sus padres a casarse con el príncipe Andrew de las Islas del Norte, a quien no amaba.

Ella amaba a otra persona. No podía hacer nada.

Tocaron su puerta, se apresuró a abrir pensando que era Gerda para darle los últimos retoques al vestido. No era Gerda.

Era Hans.

- ¿Qué hac..ees a...quí? - le preguntó Elsa balbuceando pero sonriendo a la vez.

- ¿No te alegra verme? - le preguntó con una sonrisa. Elsa lo abrazó.

Hans le levantó la barbilla y cortó la distancia entre ellos con un beso. Se separaron

- No te asombres si una noche, entro a tu cuarto y nuevamente te hago mía, bien conoces mis errores, el egoísmo de ser dueño de tu vida. Eres mía. - le dijo Hans y con esto nuevamente la besó.

Tocaron la puerta. Esta vez si era Gerda. Hans rápidamente se escondió tras las cortinas.

- Majestad, la esperan para su boda. - le dijo Gerda mirándola - Si me permite decirle, no se ve muy feliz.

- Qué cosas dice Gerda, solamente me siento nerviosa - le dijo Elsa tratando de sonar normal.

- Bien entonces vamos - le dijo Gerda, mientras la sacaba de su habitación.

Elsa subió al hermoso carruaje que tenían preparado semanas atrás, sentía que iba a llorar, sería un castigo para ella hacer esto, tenía ganas de irse con Hans a cualquier parte del mundo, pero con él.

El momento llegó, Kristoff, la llevaría hasta el altar. Él notó cierta tristeza en la cara de su cuñada.

- No quieres casarte ¿verdad? - le preguntó Kristoff.

- ¿Tan notorio es? - le respondió suspirando.

- Tienes dos opciones, casarte y ser infeliz o irte con Hans y tener la vida que siempre soñaste. Es tu decisión, Anna y yo te apoyaremos en lo que elijas. - le dijo el rubio con una sonrisa.

El tiempo se agotaba, ya estaban caminando, hasta que llegaron y Kristoff la dejó.

Elsa estuvo pensando en todo lo que le dijo Kristoff, pero la pregunta "¿Aceptas casarte con el príncipe Andrew?", ella volvio a la realidad.

- Eh ... - se quedó pensativa, estuvo a punto de responder, pero algo la interrumpió.

Era Hans.

El pelirrojo se le acercó al príncipe de las Islas del Norte.

- Sólo es prestada la mujer que ama, porque sigue siendo mía - el pelirrojo le dijo con risas.

- Perdoname, Andrew - le dijó Elsa

La rubia sólo sonrió, le agarró la mano al pelirrojo y lo jaló hasta el final de la iglesia, del palacio de Arendelle.

Todos los siguieron, pero al salir, no hallaron pista de ellos. 

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Hola, hace tiempo que no acía nada acá pero bueno, aquí esta, me inspire en la canción Eres mía, me encanta esa canción, pero bueno, tengo tarea.

Bye, comenten algo, por fis

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