La soledad sólo se percibe cuando alguna vez se tuvo una bella compañía para que evitara estar ella. Soledad es lo que se siente siempre. Soledad es lo que se vive siempre. Soledad...
Hoy es uno de esos días en los que la triste soledad se siente, ese terrible sentimiento que llega a pesar de estar rodeados de gente. Soledad. Hoy, más que nunca, me llega ese sentimiento de inquietud. Hoy es de esos días en los que me pregunto si le importo a alguien de verdad. Sus rostros me muestran alegría, y sus corazones ausencia. ¿Dónde están que no los veo? ¿Dónde está su verdadero rostro? ¿Dónde están?
Es un sentimiento horrible, sentir que a nadie le interesas, sentir que todo se te va. Como dice el dicho: caras vemos, corazones no conocemos. Es extraño no sentir empatía con muestras de afecto, es deprimente. Es perturbador sentir ese abrazo que te debería sacudir la vida, y, sin embargo, no inmutarte con su llegada. Es extraño... es extrañamente familiar.
Hoy debería ser un día feliz, ¿verdad? Como todos los días, ¿no? Entonces, ¿cuál es la bobada? ¿Qué es lo que sucede aquí? No hay razón por la cual sentirte triste, todos te aman, todos siempre hablan de lo genial que eres... ¿lo soy? ¿En realidad, sí lo soy? ¿No son simples palabras bonitas ocultas en la responsabilidad social que recae sobre cada uno? ¿No es, acaso, sólo eso, y nada más? Así se siente, se siente de verdad.
Se siente un nudo en la garganta, como sin poder respirar. Y dolor, y dolor, y más dolor. Los pensamientos son lo único que llegan. Dolor, sufrimiento. Dolor. Pena. Y los recuerdos perdidos en las memorias de experiencias vividas, en tiempos que jamás volverán. Y la vida y sigue, pero me quedo atrás. Y todos pasan, y yo me quedo acá. ¿Qué me pasa? La vida será.
Me siento vacía, sola, sin nada para dar. ¿Por qué te quieren? ¿Por qué nos quieren y nos aprecian de verdad? Y lo más importante de todo: ¿quién lo hace con sinceridad? Son preguntas sin respuesta, prácticamente; imposible meterme a la cabeza de alguien para descubrirlo. Se siente el vacía, se siente la nada del alma, así se siente, no se siente nada, porque no hay nada, sólo hay cenizas donde antes hubo una llama. Y ahora, no queda más que dar.
De la nada venimos y en nada nos volvemos. Se siente la soledad de la vida. Se siente mal. Son cosas insospechadas, físicamente disimuladas. ¿Pero, si pareces tan feliz...? Yo puedo aparentar eso, y más; mi cara no muestra sufrimiento alguno jamás, igualmente, ¿a quién en esta vida le importa si no es a cada uno? No sé si será simple y llana apatía, o qué más, pero, esa es la verdad. Nadie lo daría todo por uno, aunque eso fuera nuestro mayor deseo.
A nadie le importo. A nadie le importamos. Esos abrazos vacíos, esos rostros aparentemente serenos, esas miradas idas, esos besos sin sentimiento... no sé si es que piense mucho la vida, pero, para ser franca, siempre he dudado de que los sentimientos existan, no lo sé, creo que nunca los he sentido en pleno furor. No siento nada que me genere verdadera vitalidad; ¿será un problema colectivo o sólo me ocurre a mí? Pregunta seria.
Yo no creo sentir. No lo creo. Sólo se percibe como una responsabilidad social, nada más. No creo ser genial, eso sólo lo dicen porque les presto atención o les hago favores, nada más. No creo que me quieran. Querer, amar, palabras tan profundas para seres tan básicos y superficiales como somos los hombres... básicos, eso somos.
Sólo quiero llorar, y nada más. Esconderme bajo las sábanas, no existir más, aunque sea un momento. A duras penas siento que las personas de mi alrededor existen. Se siente mal, se siente muy mal. Es un estado de muerte infinita, una sensación de soledad eterna. ¿Quién podría querer a una persona así? ¿Quién la querría, si ella misma no es capaz de querer? ¿Quién lo haría?, ¿quién sería ese valiente que se atrevería? ¿Quién podrá ser? Nadie, ¿verdad? Nadie lo haría, ¿para qué? No tiene caso, no tiene caso intentar.
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Divagaciones. Monólogo sin fin
RandomLa oscura y fría noche es el mejor momento para reflexionar acerca de nuestra diminuta existencia en este pañuelo llamado hogar. Las reflexiones nocturnas son el mejor reflejo de nuestros más tétricos pensamientos convertidos en pesadillas, tristeza...