Ghost.mp3

100 17 7
                                    

Yoohyeon tenía días libres en su trabajo. Como vivía sola, la chica pasó las navidades en casa de algunas amigas y el resto de la semana organizándose para el gran día.

Ella había ido todos los días al reformatorio en busca de Minji, pero no la encontró. Debería de haber recibido un castigo doloroso y duradero para no haber conseguido verla en todos esos días.

El plan de Yoohyeon era simple: Sacar a Minji de dentro del reformatorio para ver los fuegos artificiales y convencerla de que volver no era una opción.

Minji debería saber que el autoritarismo del gobierno no era su culpa; las leyes se cumplirían en un futuro, cuando la sociedad empezara a entender su papel hacia los derechos y deberes.

Otro factor que la Kim rubia ni si quiera podía soñar con descubrir era la ayuda extra que recibiría Yoohyeon.

Como estaba previsto, en la noche de año nuevo, los policías armados que permanecían al rededor del reformatorio estaban más preocupados por vigilar las áreas más concurridas que los alrededores del reformatorio.

Yoohyeon consiguió pasar facilmente por la puerta de la entrada y se escondió entre los arbustos cercanos. Sacó de la mocila el revólver con balas de goma que Bora le había prestado.

Sabía que su amiga podía hasta perder su rango por darle un arma a alguien sin experiencia y sin licencia, pero estaban en 1990, año enfurecido y sin control de acciones.

Yoohyeon miró através del cristal de una de las ventanas y disparó dos veces seguidas, llegando a romperlo por la fuerza del impacto. Rápidamente, el resto de las ventanas fueron abiertas y una monja miro para fuera.

De la puerta principal, salieron la mayor parte de las residentes, con linternas apuntando a todos lados. "Mierda, me van a descubrir" — pensó Yoohyeon, sin embargo desde la parte trasera del reformatorio se escucharon unos tres disparos rompiendo más ventanas, seguidas de un grito; Bora estaba por allí.

Yoohyeon quiso reír por la risa de su amiga; era así como ella se identificaba para capturar bandidos o armar buenas emboscadas. El aura de Kim Bora debería de estar en un museo por su gran importancia.

El grupo siguió hasta el fondo sin dejar a nadie atrás... Nadie excepto Minji, esta no estaba en el grupo y tampoco había salido del edificio.

Yoohyeon entró en el reformatorio y sacó un mapa de su mochila. Bora había movido unos hilos y dió con el arquitecto del gobernador que construyó el reformatorio.

Resumiendo toda la historia, la nueva policía lo amenazó y este no tuvo más remedio que darle lo que se le pedía. Bora era el mayor problema del gobierno actual, que investigaba en secreto los fraudes y las desapariciones de los jóvenes manifestantes.

Con la ayuda de Yoohyeon, Bora conseguiría acabar con todos aquellos antros de malos tratos y hasta ganar alguna recompensa por denunciar el sistema y derrumbar el gobierno autoritario.

Yoohyeon se preguntó a si misma donde podría estar Minji. Recordó que la chica había sido arrastrada y probablemente había recibido un castigo. Luego partió con dirección a la sala que el mapa indicaba como "Sala de revisión de los pecados".

La chica tocó tres veces la puerta, pero no se oyó nada. Tocó algunas veces más y decidió llamar para ver si se oía algo dentro:

— ¡¿Minji?! ¡¿Minji, estás ahí?! Soy yo, Yoohyeon.

— ¡Yoohyeon! — su voz sonó apagada — ¿Estás sola?

— Sí.

— ¿Lo prometes?

— ¿Porqué mentiría sobre eso? — Yoohyeon no entendía muy bien la pregunta de Minji. — Aléjate de la puerta, la voy a tirar abajo.

Yoohyeon puso su pistola apuntando a la manilla de la puerta y disparó una vez, pero no pasó nada. Se había olvidado de que estaba cargada con balas de goma. Miró a su alrededor en busca de algo que le pudiese servir y encontró un extintor de incendios.

Lo sacó del soporte, guardó el arma en su cintura y sacó fuerzas para golpear con el en la cerradura. Le hicieron falta cerca de tres golpes para romper la cerradura y poder abrir la puerta. Minji se tiró fuera de la habitación y cayó en los brazos de la de pelo ceniza, aparentando un estádo pésimo.

— Que te han hecho?

— Solo sácame de aquí, cambié de idea. Sácame de aquí y no dejes que vuelva nunca.

— Perfecto, ven conmigo.

Yoohyeon avanzó sin darse cuenta de que Minji no la seguía. Cuando lo notó miró para atrás y se asustó al ver a una monja con una pala en una mano y agarrando el brazo de Minji con la otra.

— Ella no va a ningún sitio.

— Usted no puede evitarlo. El edificio está rodeado.

— ¿Pensaste que una policia novicia con un grupo de otras cinco personas podrían pararnos? Tenemos el apoyo del gobierno, no te vas a llevar ni a Minji, ni a ninguna otra alborotadora de aquí. Ellas quieren destruir las tradiciones, la verdad, el poder soberano dado al hombre y perteneciente única y exclusivamente a él.

— Usted está defendiendo la prisión y la tortura de mujeres que quieren tener un mínimo de voz en el mundo, eso es ignorancia, un acto catastrófico para usted misma. Usted está enajenada.

— Pues entonces te vas a ir sola... ¿O será mejor dejarte aquí con las otras? — Yoohyeon entreabrió la boca por miedo. — Prometo que los resultados serán excepcionales.

Yoohyeon respiró ondo, resopló y sacó el arma de la cintura, que apesar de no servir de mucho, podría ayudarla momentáneamente.

— No quería llegar a esto, pero... — la monja agrandó los ojos. — Suelta a la chica y la dejala ir.

Ella siguió agarrando a Minji, esta vez con más fuerza.

— Suelta a la chica — dijo desbloqueando el arma.

Reacia, la mujer empujó a Minji, que se situó detrás de Yoohyeon para evitar que aquel posible disparo le diese a ella.

— Ahora tira la pala y date la vuelta — la más vieja lo hizo, con los puños cerrados.

Yoohyeon agarró la muñeca de Minji y corrió con ella escaleras abajo. Miró a través de las torres inclinadas el escape de Bora con los otros policias. Ella gritaba en su walkie-talkie pidiendo refuerzos de sus compañeros de ciudades próximas, ya que no podría contar con los agentes de su departamento.

En la huída Yoohyeon acabó cogiendo uno de los coches de policía, saliendo a prisa del lugar en busca de uno más seguro.

Cogieron una ruta alternativa y permanecieron en silencio durante todo el trayecto. Era una forma de dejar que Minji digiriese todo lo que estaba pasando, que no sería nada más que un fantasma aterrorizando su pasado y que permanecería allí.

Can you keep a secret? - JiyooDonde viven las historias. Descúbrelo ahora