C A P Í T U L O 1

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-¿Ha visto a Autum?- Holly simplemente no era capaz de entender cómo esa niña desaparecía de la nada.

Había ido a buscarla a su habitación llevándose la sorpresa de que no estaba ahí. Incluso le había preguntado ya a un montón de empleados de la casa sobre su paradero y la respuesta fue la misma. Esperaba que el ama de llaves, a quien ahora tenía enfrente le diera más información.

-No, Señora. La última vez que la ví fue en la mañana.- Holly miró a la mujer inquisitiva- Dijo que volvería para el almuerzo.

Holly suspiró molesta. ¿Es que su hija no tenía remedio? La familia incluso había comido sin ella y aún no se dignaba a aparecer.

-¿No dijo a dónde iba?

-No, Señora. Lo siento, ella sólo salió sin más.- la mujer estaba apenada por no poder ayudar a Holly. Sabía cuán revoltosa era Autum y lo mucho que su madre se preocupaba por ella; a diario escuchaba a Holly o al mismísimo Owen, alfa de la manada, reprendiendo a aquella chiquilla.

La mujer hizo una pequeña reverencia y se retiró. Holly estaba decidida a salir de la Casa Élite para buscar a Autum cuando divisó la cabellera castaña de su hijo menor.

-¡Elliot!- el niño giró a verla cuando pasó frente a ella.- ¿Sabes dónde esta tu hermana?

-¿Así que lo hizo de nuevo, eh?- se burló. Holly pellizcó su oreja derecha - ¡Ay! ¡Ayer dijo que iría con Iris!- dijo desesperado porque su madre lo soltara.

-Pues ve a buscarla.- le ordenó soltando su oreja.

El niño se sobó la zona adolorida y obedeció sin rechistar en cuanto se madre se dio media vuelta y se fue. ¿Por qué tenía que pagar él por los desastres de su hermana?

-¡Hoffmann!- Autum tocaba la puerta con insistencia -¡Hey Hoffmann! ¿De verdad no me abrirás? Sé que estás ahí.- suspiró mirando la ventana, una idea cruzando su mente -Bien, entraré por la ventana.

Aiden creyó escuchar mal. Pero nada era disparatado viniendo de aquella chiquilla; él estaba seguro de haber cerrado esa ventana. ¿No estaba pensando en...?

-¡YA VOY!- corrió a la entrada y en cuantó abrió la puerta se topó con Autum sosteniendo una roca.

Maldición, en verdad estaba loca.

-¿Que mierda te sucede?- le arrebató la piedra bruscamente y la lanzó lejos -¿Qué se supone que eres? ¿Un animal salvaje?- dijo irritado.

-Sí, en parte. Así como tú y como el resto de las personas en este mundo.- ella pasó por su lado y se adentró en la casa como si fuera la suya. - Más bien, ¿qué tienes tú? Luces fatal.- dijo mirándolo con una mueca de disgusto.

Aiden rodó los ojos.

-¿Por qué estás molestando tan temprano?- se sentó en el sofá frente a ella.

-¿Duermes hasta esta hora?- no recibió respuesta -Quizás por eso luces así.- se encogió de hombros. -Terminé el libro.- Autum sacó dicho objeto de su mochila y se lo tendió.

-Supongo que ahora crees que las mujeres alfa no eran tan geniales.

-De hecho, es todo lo contrario.- Autum sonrió socarronamente.- Creo que la sociedad no les dió la oportunidad de demostrar que son tan capaces como los alfas hombres. Y eso realmente es indignante.- se dejó caer a lado de Aiden en el sofá.-Tengo preguntas al respecto.

-Ah... ¿por qué accedí a esto?- dijo con pesar.

Cuando había conocido a Autum se dio cuenta de inmediato de lo revoltosa e irritante que podía ser, además de ser terca. Pero a pesar de que la mayoría alrededor de ella la rechazaba por su actitud desafiante, a él le parecía fascinante. Y hasta cierto punto le recodaban a él mismo en esa edad: un adolescente rebelde que defiende su opinión. Sin embargo él siempre había sido un alfa, por lo que no había tenido problemas con enfretarse a otros alfas; en cambio Autum aunque no se sabía su rango aún -ya que hasta la fecha aún no se había presentado ante la sociedad- sólo podía aspirar a delta cuando mucho, y aún así esa chica desafiaba a cualquiera que quisiera imponerse sobre ella.

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⏰ Última actualización: Sep 21, 2020 ⏰

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