CAPITULO 4: Cruda realidad

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REBECCA

La fiesta es increíble, se estaba celebrando en el mejor salón de eventos de la ciudad, por ende el más caro. Es un un rascacielos, con 60 pisos, pero el piso 55 es un salón enorme; con aspecto minimalista contemporáneo. Paredes desnudas y ventanales de piso a techo además de las estructuras metálicas expuestas. El piso de madera resalta con la sencillez de las paredes. Algunos cuadros decoran ciertos puntos de las paredes, haciendo una vista elegante y simple.

Sin duda el que las paredes exteriores sean paneles de cristal, da una sensación de estar en un espacio más abierto de lo normal, y al caer la noche como ahora, da una hermosa vista de la ciudad. Un balcón que se extiende por los paneles, da la oportunidad de tomar aire fresco con una hermosa vista. Al entrar por la puerta de doble hoja principal, un camarero me ofreció una copa de vino. Teniéndola en mis manos me adentro en el salón, una vez más mis miedos me hacen dudar de mi capacidad. Lo único que agradezco es que mi madre y mi hermana me enseñaran a ocultarlo.

Me siento rara, siempre he venido con mi padre a estos eventos, pero el que ahora no esté a mi lado; dejando que me sostenga de su brazo, me da un sentimiento de vacío. Muy a mi pesar no puedo caerme ahora, debo hacer bien esto para que el nombre de nuestra familia quede bien posicionado, se que los hombres en este ámbito son agresivos y groseros con las mujeres; pero para eso estoy "entrenada". Las miradas las puedo sentir sobre mi sin necesidad de voltear. Aun con eso alzo mi cabeza, el orgullo de la familia no solo depende de que proyecte mi seguridad, sino de tener una cabeza fría para manejar las situaciones difíciles. Esto no es diferente a lo que viví en casa, el ver mi rostro y murmurar como si no estuviera presente es algo que pasa desde que tengo memoria. Mis ojos son muy expresivos, por eso debo estar concentrada para evitarlo, sin mencionar que un color como este solo lo tienen alrededor de 15 personas contándome a mí, en todo el mundo.

De hecho, hubo un momento cuando era joven que a mi madre la acusaron muchas veces de adúltera, tantas habían sido las críticas que hasta mi padre estaba empezando a dudar de mi origen. Pude escuchar un par de veces cómo es que él reclamaba si era suya o no. Eso orilló a mi padre a descubrir más amantes de mi madre, pero ninguno combinaba con mi físico. Al final a puertas cerradas mi padre me hizo una prueba de paternidad teniendo como resultado lo que yo pensaba desde el inicio; si soy su hija.

Todo este asunto, se resolvió a puerta cerrada como cualquier familia rica haría, sin embargo nadie puede evitar que la gente que me ve y sabe de donde soy; haga sus propias conjeturas con lo que ve. Mis ojos son el símbolo de lo exótico en la familia al ser una mezcla de azules, con tonos rojizos y grises; eso simplificado, serían un color de ojos, violetas grisáceos. En lo que llevo de vida, he visto a un par de artistas y unos cuantos más siendo gente común, con este color. Así que no es un color único, pero sí es raro. Y desgraciadamente eso me ha traído muchos problemas a lo largo de mi madurez.

Pasé por casi todo el recinto, hablando con posibles socios y alguna que otra esposa de empresario, la soltura de mis palabras cada vez era más fluida y creo que eso en parte estaba siendo por el vino. Al descansar un poco en un reposet de dos plazas bebía un poco más de vino. Un grupo de cuatro hombres me miraron y sin dudarlo me abordaron, cuando me puse de pie. Con una sonrisa, empecé a platicar con ellos. La charla a pesar de todo fue muy amena, una que otra broma se asomaba de vez en cuando por alguno de aquellos caballeros. Rio un poco cuando uno de ellos me confiesa que habían pensado que solo era una chica que se equivocó de fiesta.

Sin embargo cuando más relajada estaba, un tumulto estaba haciéndose en la entrada, intento ver un poco hacia quien estaba llegando, pero debido a la gente y ese curioso revuelo, no pude ver mucho. No me preocupe tanto, pues se bien que ellos tendrán que pasar, seguramente cuando ya estén dentro los podré ver.

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