ꪻꪖꪶ ꪜꫀƺ [Adrinette]

Tal vez| Parte 3.

❝ Pero tranqui,que el frío y la espera siempre fué costumbre pa' mi
Qué mal por mí ❞

Si alguien le preguntara a la gente ¿Cómo es la vida de Adrien Agreste? Todos te dirían que es perfecta, que todos quisieran ser él. Pero otra cosa muy distinta es ser él.

Adrien conoce muy poca gente que lo quiere por lo que realmente es, sin fijarse en su dinero o su físico. Y eso que sólo es un adolescente. Su papá nunca está a su lado, y aunque sea el hijo perfecto para que él lo quiera, nada parece resultar.

Es un niño acostumbrado a la decepción, un niño que anhela el amor desesperadamente. Y hasta ahora nunca lo encontraba.

Él admiraba a Ladybug por su amabilidad, por la manera dulce en la que trataba a la gente.
Por su valentía, por su belleza.
Más que nada porque ella ayudaba a la gente sin esperar nada a cambio.

Pero ella lo rechazaba una y otra vez,
y eso le destrozaba el corazón.
Él la amaba, pero no podía esperar para siempre que ella se fijara en él, debía respetarla.

Entonces Adrien decidió aceptar a una chica que lo quería, que se notaba que luchaba por él, que lo quería en su vida.
Una chica fuerte y valiente, que le recordaba vagamente a Ladybug.

Kagami Tsurugi, ella era simplemente increíble más allá de las palabras. Ella lo entendía, tenían vidas similares, y era genial que pudieran divertirse juntos en eventos.

Ella era una novia genial, se divirtieron mucho, se escapaban para tener salidas normales como un adolescente.
Pero él no la amaba, había algo que nunca lo terminó de convencer. Tardó mucho en darse cuenta de lo que sentía.

Se empezó a dar cuenta que le gustaba una amiga de su salón de clases, una chica de la que tanto luchó para ser amigo, Marinette Dupain-Cheng. Era increíble conocerla, y era increíble ver la manera en la que ella amaba a mucha gente, la manera en la que todos sus compañeros la querían.

Una chica maravillosa que por alguna misteriosa razón se menospreciaba.
Y él no quería verla hacerse eso a sí misma,
él se enamoró sin darse cuenta, de ciertos detalles de ella, incluso de su torpeza.

Se enamoró de su voluntad de sacrificar todo por las personas que ama.

Y ahora... Lo triste era que de nuevo, no sabía si ella lo quería también, tal vez ella amaba a Luka, tal vez nunca lo amaría a él.
Pero él ya estaba acostumbrado al dolor.
Incluso si ella no lo amaba, lo aceptaría y seguiría siendo feliz con su amistad, porque ser parte de su vida era suficiente para él.
Tantas comidas frías, tantos días solitarios y fríos, él ya estaba acostumbrado.
Lo malo es que no podía hablar por el miedo, no quería perder su amistad.