El eterno amor

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Capítulo extra. Pétalos en la cama

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Atsushi seguía al rubio por la ciudad – Pero Kunikiiida-san por favoooor

― Ya te dije que no Atsushi

― Pero Kunikida-san, Akutagawa gasta mucho en el hotel, solo es por los fines de semana, por favoooor, déjame pasar tiempo con mi novioooo

― Atsushi, no vivirás con un mafioso

― PERO KUNIKIIIDAAAA-SAAAAAAAN

― Dije que no y será mi última palabra

El albino siguió al mayor desanimado, por fin habían llegado a la agencia – Atsushi, Kunikida, regresaron – menciono sonriente Yosano

― Una vez más ahuyentaste a todos Yosano-sensei – menciono el rubio arreglando sus lentes al no ver a nadie

― Si, Atsushi ¿terminaste tu trabajo?

― Sí, pero debo hacer el papeleo

― Trabajaste con Kunikida, significa que puedes ir de compras conmigo

― Yosano-sensei no puede

La mujer había tomado al albino y llevado contra su fuerza, Kunikida suspiro mientras todos salían de su escondite – vuelvan a trabajar

En la ciudad nuevamente, Atsushi ya llevaba un par de bolsas para Yosano cuando la mujer le miro, su rostro decaído decía más que mil palabras - ¿peleaste con Akutagawa?

― No, con Kunikida-san

― ¿así? ¿Qué paso?

― No me quiere dar permiso para ir al departamento de Akutagawa los fines de semana

― Bueno, e-eso es un gran avance

― Es que vamos a un hotel pero

― ¿va-van a un hotel? Cariño aun no te he dado esa platica

― ¿platica? Pero usted me lo sugirió, hace dos semanas por fin nos besamos – dijo sonrojado y victorioso

― Oh, besos,... si claro – le sonrió nerviosa - ¿solo besos?

― ¿hay algo más que besos? – pregunto y la doctora negó con su cabeza - Él solo lo sugirió, tiene un departamento vacío, dijo que podíamos vivir allí los fines de semana, podría dejar mi ropa y tener una llave

― Cariño, han salido por dos meses ¿y ya van a vivir juntos?

― Solo el fin de semana, no es como si pudiéramos ir a todos lados, la policía no lo reconoce después de tanto tiempo sin afiches pero no significa que no sea buscado por los militares

― Amor prohibido susurran por las calles

― ¿perdón?

― Solo recordaba una canción – le miro fijo – te propongo algo, terminemos mis compras y te invito un helado, hablaremos serio de esto

― ¡si!

Por otro lado, Dazai se sacaba los mocos mientras Kunikida iba de un lado al otro – ahora quiere irse a vivir con ese pepenador, asesino, perro del diablo. ¿Cómo podría dejarlo? No dejaré a mi bebé en garras de ese adefesio de Rashomon, es un angelito. – Miro a Dazai – ni siquiera sabe que va después de un beso, ni siquiera ¡mi ideal no está hecho para enseñarle a Atsushi de sexualidad, aun no!

Hanahaki | Shin SoukokuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora