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-Los humanos cada vez son más idiotas -sonrió ladino arrancando la cabeza de un hombre que no tenía más de treinta años-. Dales dinero y sexo, para que veas como estan arrodillándose para lamerte los pies -limpió la sangre que posaba en su mejilla derecha. Rozó su dedo meñique junto al dedo gordo esparciendo sobre éstos la sangre-. La misma sangre, impura.

Una risa se escuchó sobre su cabeza-. Tú sangre es impura igual -apoyo ambos codos sobre la cabellera negra con puntas rojas del mayor-. Últimamente has estado extraño, no te veía así desde que... -se vio interrumpido por una pequeña llama azul sobre su hombro-.

-¿De qué hablan? ¿Lo mataron sin mi? -puchereo haciéndolo ver tan tierno e inocente-.

El de cabello negro rojizo miro con molestia a ambos seguidores-. Dejen de ser unos inútiles y terminen con este pedófilo de mierda -pateó el cuerpo que yacía muerto en el suelo-.

-¡Hoseok comenzó!-su tono de voz hizo que sonará a un berrinche-. Yo quiero un humano para jugar -lanzó unas pequeñas llamas sobre el cuerpo-.

Del cielo se escucho un sonoro trueno dando la bienvenida a la lluvia. El joven de cabello negro rojizo alzó su vista hacia el cielo, en su rostro mostraba una gran sonrisa cuadrda haciendo que sus ojos se achinaran.

-Ya, ya, no es mi culpa que tus creaciones sean tan... -miró a sus dos seguidores-,inútiles -alzó una ceja caminando hacia su mansión-.

En la mente de Taehyung solo estaba el pensamiento de "todos los humanos son débiles, no tienen alas para escapar, ni garras para cazar ¿por qué son tan especiales para él? Siempre cometen el mismo error una y dos veces." Y es que para él los únicos seres superiores eran los del inframundo, aquel lugar donde el gobernaba. Confiando solo en dos demonios Park Jimin y Jung Hoseok. Éstos dos eran sus seguidores y unos de los más poderosos en todo el inframundo.

Sobre ellos sin saber que ocurría bajo sus pies, existe un joven de dieciocho años; un chico de facciones parecidas a las de un ángel. Pero nada es perfecto, sufría de agresiones por sus compañeros de universidad y por aquel que debía llamar "padre" siempre teniendo nuevos moretones en su frágil cuerpo. Vivía en una pequeña casa junto con su padre y madrastra.

-Hoy es la fiesta, no me defraudes -suspiró tras la línea telefónica-. Podrás tomar y drogarte tanto, que olvidarás las mierdas que debes vivir.

-No lo sé, Nam, no quiero tener más problemas, ya sabes -volteó a ver la puerta de su habitación-, mi padre me mataría a golpes si descubre que no estoy -suspiró-. No sería la primera vez.

-Un día terminará matándote de verdad -hubo un corto silencio-. Si decides venir, aquí estaré con Jin.

El joven de cabello azabache se lanzó sobre la cama pensando si ir o no, estaba cansado de vivir así, pero ir a dicha fiesta significaba drogas, alcohol, drogas y más alcohol. Estresado de pensar tomó unas botas estilo militar y una sudadera negra con un trébol bordeado. Se aseguró de que todos estuvieran durmiendo y salió de aquel lugar a la velocidad de la luz.

Caminando a paso apresurado llego a la parada de autobuses, agradeció que el lugar no estuviera solo, se sentó al lado de tres señoras que charlaban con algo de angustia en sus voces.

-Dios mio, en lo que hemos caído -se lamentaba una señora de cabello negro con toques plateados por las canas-.

-Hoy lo encontraron a mitad de una carretera sin cabeza y quemado -en su tono de voz se sentía algo de tristeza-.

-Pero era un pedófilo ¿Cuántos niños pudo haber tomado? -culminó una señora con el ceño fruncido y sus manos en puño-.

El joven Jungkook escuchaba con asombro aquello, ni sabía sobre las noticias, realmente no le importaban tanto como para sentarse a verlas. Subió al autobús tando camino hasta la  tercera fila de asientos, sentándose al lado de la ventana.

Solo quince minutos y ya estaba por tomar su primer trago de vodka pura, sintió un calor bajando por su garganta, haciendo expresiones de asco dejo el vaso sobre la mesa.

-¡¡JUNGKOOK!! -una voz tan dulce se acercaba a gran velocidad hasta su cuerpo-. Pensé que no vendrías -abulto sus labios sentándose sobre la mesa-.

-Jin... -llevó sus manos a sus piernas-,sabes que necesito distraerme, y quien mejor que mis mejores amigos para eso -sonrió mostrando sus dientitos haciéndolo ver como un conejito-.

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Taehyung daba caminatas en círculos en su gran cuarto, tenía una gran necesidad de subir al mundo humano, tenía sed de sangre, quería poder matar a quien fuera. En su cama posaba un cuerpo curvilínea durmiendo plácidamente, camino hasta sentarse en la orilla de ésta viendo de reojos aquella figura.

Suspiró colocándose de pie decidido a salir de la habitanción - ¿Ya te vas? - la voz entrecortada por recién levantarse hizo eco en la habitación-.

-Si, ya me aburriste -un portazo fue lo único que aquella demonio escuchó-.

El demonio de cabello negro rojizo se sentía extraño, llevaba años sin sentirse así. Se acercó hasta sus dos seguidores para informales de una nueva salida.

-Claro, jefe. Solo, quiero que me deje quedarme con algun humano -sonrió achinando sus ojitos-.

Los tres dejaron libres sus grandes y magnificas alas para así emprender su vuelo hasta el mundo humano.

El de cabello azabache ya estaba sobre pasando su limite de bebidas, quería olvidar el sufrimiento de cada día, perder a su madre fue un golpe muy duro para él, solo podía encontrar una salida rápida en las drogas y bebidas. Sentía que no era como los demás, inclusive llegaba a escuchar la voz, las caricias de su madre, era extraño para él, pero le gustaba poder sentir todo aquello.

Con algo de dificultad se adentró al baño para soltar el vómito que tenía en su garganta, lágrimas involuntarias salían por el ardor en aquella zona. Soltó un respiro lanzándose de espalda contra la puerta sintiendo sus párpados cada vez más pesados.

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LUCIFER.[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora