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El cielo seguía nublado por toda la lluvia del día anterior, el viento soplaba haciendo que se formará una fuerte brisa. Las cortinas se golpeaban una con otra haciendo un sonido por los roces. En una cama se encontraba el pequeño y frajil curpo del joven de cabello azabache, durmiendo plácidamente. Una línea de saliva iniciaba desde la comusira de su labio, terminando en su mano.

La puerta fue abierta por un joven de cabello castaño, miraba con ternura al de cabello azabache, temía despertarlo ya que se veía tan cómodo. Sin embargo, ya era hora de que despertara. Se aproximó hasta el rostro del menor comenzando a hacer mimos sobre su rostro, sonriendo con dulzura por el ceño fruncido que se iba creando en ese rostro angelical.

- J...Jin -bostezo el menor intentando abrir sus ojos para ver en donde se encontraba-.

El de cabello castaño sonrio por ver lo tierno que se veía somnoliento-. Hasta que despiertas, tú padre ha llamado -hizo una mueca con notable disgusto-. Dijo que si no ibas ya...

-Me matará a golpes -le interrumpió sentándose en el borde de la cama-. Mejor me voy, no quiero que se alteré más.

Salió de la casa de su mejor amigo sintiendo temor por lo que le esperaría cuando llegase. No entendía porque su padre actuaba tan agresivo, pero todo comenzo cuando su madre murió, su padre cambió por completo. Cada vez que él tenía ataques de ira, Jungkook pagaba todo con su cuerpo.

Abrió con lentitud aquella puerta color café oscuro suspirando al cerrar. Todo lucía en silencio, algo que alteraba al menor. Caminó con pesar hasta la cocina colocando las llaves en un recipiente. Estaba perdido, eso lo sabía; sabía que su padre lo agarraría hasta dejarlo sin conciencia.

-Entonces ahora el niñito hace lo que se le da la gana -trago en seco al escuchar la voz ronca de su padre. Su cuerpo se tensó al sentir unas manos grandes sobre sus hombros-. Dime, Jungkook ¡¿ACASO NO TE HA QUEDADO CLARO QUE NO PUEDES VERME LA CARA DE IDIOTA?!-sus nervios se esfumaron para darle entrada al miedo-.

-Yo... pa...pá -trato de darse vuelta pero aquellas manos le detuvieron al instante-. Por... por fa...vor -unas gotas de lágrimas hicieron presencia en los ojitos del menor-.

-A ver si así aprendes -movió a su gusto el cuerpo de Jungkook hasta estar satisfecho-.

En las afueras de la ciudad🔱

Un papel de color morado calló a los pies de un joven de cabello color caramelo. Miró con desconfianza aquel papel, pues había salido de la nada -eso pensó- parpadeo tres veces decidiéndose a tomarlo de una vez por todas.

"Mi sangre te daré hasta que de ella te canses. Seré tu mayor servidor sin fallarte en el camino. Te llamaré cuando te necesite, me darás aquello que he anhelado y a cambió te daré mi vida. Usame LUCIFER.

Alzó una ceja mirando con diversión el papel-. ¿Y esta mierda? ¿Se supone que deba decir mi deseo? -sonrió arrugando y lanzando el papel-.

Estaba por salir de aquel callejón hasta que observó como el papel volvía a su estado normal: sin arrugas. Lo tomó de nuevo mirando sorprendido. Una figura con alas sorprendentemente grandes lo miraba, sus ojos eran rojos, un rojo tan brillante.

-Sólo debes decir tu deseo y yo -tronó sus dedos-, te lo concederé.

-Hmm... -el joven lo dudaba, tenía un mal presentimiento, pero quería intentarlo-. Quiero... poder encontrar a mi hermana -lo miró con tristeza-. Desapareció hace dos meses y no puedo encontrarla... -cerró sus ojos con fuerza-.

El de cabello negro con puntas rojas dio tres pasos hasta tocar la frente del menor, sonriendo con malicia-. Pero claro que se encontrarán -relamio su labio inferior. Hizo una especie de silbido dando la señal para que sus dos seguidores bajaran-. Uno de mis seguidores la tomó como su juguete -hizo un puchero-. Pero tranquilo, ya la veras.

•°•

El joven de cabello azabache se encontraba recostado en el suelo, no tenía ánimos de mover ni un dedo. Sus lágrimas no dejaban de fluir, sollozaba en silencio para que nadie le escuchara. Quería teminar su sufrimiento ¿qué hizo para ser tratado así? ¿tanto lo podía odiar aquel señor? Lo único que tenía para refugiarse era una foto de la mujer más hermosa que alguna vez existió en su vida; una mujer con sonrisa tan brillante y cálida, cabello rojo con ondas en las puntas, ojos tan grandes y brillantes. Esa era la viva imagen de su madre, una mujer parecida al ángel más hermoso. Daría lo que fuera por tan solo volver a verla, necesitaba que lo abrazará, que le dijera que todo estaría bien, que ella lo cuidaría para siempre. Pero sabía, en lo más profundo de su alma, que eso no pasaría, debía soltarla, pero ¿cómo haría algo como eso?

Se levantó con pesadez caminando hasta la ventana, levanto su mano derecha hasta tocar el frío vidrio. A lo lejos pudo presenciar a una familia tan unida, envidiaba eso. Sus ojitos se fueron nublando sintiendo cómo líneas de lágrimas terminaban sobre el suelo.

-P...por favor -sorbió su nariz-, lle...vame c...contigo -calló de rodillas apoyando su pequella cabeza sobre la pared hasta terminar dormido-.

Muy lejos de él se hallaban tres demonios felices por la víctima que habían matado. El de cabello negro rojizo miró el cielo sintiendo algo extraño en su estómago, le pasaba cuando habían personas pensando en quitarse la vida. Sonrió ladino pasando sus garras por su cabello.

-Ya tengo nueva víctima.

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LUCIFER.[+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora