El beso

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Sí, eso ya lo sabía. Repetía constantemente en su cabeza, mientras observaba el cabello verde lacio de su compañera. ¿Por qué insistes tanto en sentir esto, eh? Pensó mientras su corazón latía cada vez más rápido, mientras ella acortaba la distancia entre sus labios. Trataba de contener el más mínimo detalle para recordarlo en el futuro. Su cabello verde, me encanta, más que el helado de pistache es mi favorito.   Amaba el vestido que ella traía puesto, rojo, al igual que sus labios, llamativos, tenía ganas de besarla desde el primer momento que la vio. Me robo la rosa del bolsillo de mi esmoquin, vaya, quien diría que eso nos trajo hasta aquí. Le hizo seguirle por el jardín, hasta llegar a unas escaleras que ligaban el jardín y su habitación. Nunca sospechó que fuera para acorralarle, nunca se imaginó que ella sentía algo así por su persona, pensó que solo era una amiga. Hasta esa noche, que al observar lo majestuosa que se veía y lo jugosos que se observaban sus labios, no dejo de verlos durante toda la velada. Sus ojos miel. Son hermosos. Brillan más que la luna ¿Acaso siempre ha sido así? Se enfocaba en recordar todas aquellas reuniones, aquellas clases de equitación. Y sí, sus ojos siempre habían brillado cada que la veían. Cada que hablaban de ella. Cada vez que pensaba en ella. Jamás había notado como sus pupilas se dilataban, pensó que la felicidad que sentía era normal, pero no era cariño, era amor. Por supuesto que lo sabía, siempre lo supe. A veces me perdía en su mirada y no prestaba atención a lo que me decía, pero ¡Dios! Como no perderse en ese cachito precioso de sol. Como no amarla. Quiero abrazarla y no soltarla y decirle que todo va a estar bien.
A los pocos milímetros de juntar sus labios, se había paralizado, había quedado atónita por la fémina, envuelta en sus caricias, latiendo a todo lo que podía su corazón, suelta, prácticamente diciendo soy tuya. Hasta que al fin, tuvo el valor de acortar la distancia y saborear esos labios que tanto tiempo había deseado probar, besos dulces, pero largos. Se sentía estúpidamente feliz, su boca nunca había probado algo parecido. No le quería dejar de besar nunca. Poco a poco, esos besos dulces se fueron convirtiendo en algo más apasionado. No podía pensar en nada, solo era feliz con quien amaba. Iban cada vez más rápido, más invasivo, más ellas. Podían sentir que habían pasado mucho tiempo esperando para ese momento, demasiado.
Se separaron por la falta de aire, los ojos de Amity brillaban llenos de ilusión, y Luz estaba estupefacta, tenia tantas emociones mezcladas que no sabía que hacer o decir, pero estaba feliz.
-Amity...- dijo sin dejar de mirarla a los ojos
-Lo... lo siento Luz! No sé qué pasó, solo de un momento te vi y...y no sé, no entiendo, comprendo si quieres irte y no verme otra vez, lo siento.- dijo con vergüenza, sin dejar de ver a Luz a los ojos, con una mirada llena de esperanza que le dijera quédate.
Retrocedió tres pasos, para luego comenzar a caminar y alejarse lo más rápido que pudiera de ahí, pero ella no quería, quería estar más tiempo con ella.
Luz se encontraba sentada en el suelo, cuando noto sus intenciones, la tomo de la muñeca, asegurando un agarre, evitando que se fuera.-Por favor, quédate conmigo, Amity- Dijo mientras con su otra mano palmaba un lugar al lado de ella.

Amity se sonrojó, se sentó a su lado, Luz nunca le había soltado la muñeca, pero ahora su mano se situaba agarrada de la de ella, entrelazando sus dedos

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Amity se sonrojó, se sentó a su lado, Luz nunca le había soltado la muñeca, pero ahora su mano se situaba agarrada de la de ella, entrelazando sus dedos.
Estaban viendo las estrellas, ambas con las mejillas sonrojadas y el corazón latiendo a todo lo que da. Sinceramente a nadie le interesaban las estrellas, se querían ver a los ojos, pero eran muy tímidas como para siquiera intentarlo.
Luz se armó de valor, soltó la mano de Amity y se acosto de lado, viéndola directamente. Cada facción de su cara, cada lunar, cada espacio pequeño que moría por besar tiernamente.
Al notar que le soltó la mano, Amity pensó que saldría corriendo y la dejaría sola. Luego sintió su mirada en su mejilla, en sus ojos. Se sonrojó más, a Luz eso le pareció adorable, le encantaba. Se armó de valor y decidió acostarse de la misma forma que ella. Su gesto de valor cambio a uno relajado luego de ver la sonrisa coqueta y embobada de Luz hacia su cara. Se acercó más, lo suficiente que podía sentir su aliento en su cara, se le salió una risita nerviosa, Luz se le acurrucó, poniendo su cabeza en el espacio entre su cuello y su hombro. Amity con la cara en su cabello, abrazándola, oliendo su shampoo lavanda, hundiéndose en el aroma. Abrazadas tiernamente, sin importarles el tiempo, se quedaron en esa posición un buen rato, tratando que la otra no se sintiera incómoda nunca. Así se siente el amor.
-Amity... - dijo en un susurro casi inaudible
-Luz...- respondió la fémina de la misma manera, llena de amor.
-Te quiero-
-Yo a ti, niña-

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⏰ Última actualización: Sep 27, 2020 ⏰

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