Capítulo 1 "El comienzo"

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-¿Tengo que presentarme de verdad?- esto solo ocurría en las películas, por favor, no es para nada necesario.

-Si, señorita Parker- me respondió la profesora.

-Muy bien, pues soy Aeryn, tengo dieciocho años, vengo de Minesota, me acabo de mudar, y bueno ahora vivo aqui, en Seattle, mis aficciones... bien, pues me gustan casi todos los deportes, supongo que aquí también habrá, y tengo aficiones muy variadas.

-Muy bien señorita Parker, puede sentarse en alguna mesa libre que haya-respondió conforme.

Miré el aula y solo quedan sitios sueltos entre las mesas ya ocupadas, decidí que la suerte decidiría y me sente al lado de un chico que tenía cara de buena gente.

Me senté, esperé a que el día de presentación terminara, es ese día tan largo en el que no haces nada porque todos los profesores hacen presentacion y te dicen cómo va ha ser su asignatura a lo largo del curso.

En conclusión lo único que hice en todo el día fue decir mi nombre y mis aficiones, el lado positivo es que tuve mucho tiempo para buscar gimnasio y ver los planos de la ciudad mas cercanos a mi posición.

Por fín llegó la hora de irnos de ese lugar tan increiblemente aburrido y era libre para explorar los alrededores a mi casa.

Bueno o eso pensaba, cuando me monté en la moto un chico se acercó al coche de al lado que ha decir verdad, el chaval se veía como el típico niño rico y mimado que se cree el centro del mundo y que es muy popular y deseado.

Después de darle un repaso con la mirada y que el me lo diera a mi me fui.

Iba por la carretera con el casco abierto para que me entrara el aire, era una gran sensacón que me gustaba disfrutar desde pequeña, cuando llegué a mi casa subí directamente a mi habitación, me cambie de ropa y me fui a mi nuevo gimnasio de boxeo, bueno donde me quería apuntar.

Justo cuando llegué vi el mismo coche en el que se subió el chico de la salida.

"No puede ser, será otro muy parecido"

Entré y pase a lo que parecía la recepción, una vez allí me encontré a una señora ya de unos cuarenta detrás de el mostrador.

-Perdone, vengo ha apuntarme para practicar boxeo- le comenté a la señora.

-Llamame Beatriz, y al ser chica deberá hablar con el dueño, ya que normalmente no deja que las chicas se apunten a boxeo con sus "chavales"-deja caer un poco ofendida Beatriz.

-¿Donde está?-le ladré enfadada por el machismo del tio del gimnasio.

-Primera puerta a la derecha- me respondió ella pacífica.

Andé o mas bien casi corrí hacia allí, entré hecha una fiera y le solte al tio que había allí:

-¿¡Como se atreve a no cojer una chica para boxear solo por que no se junte con sus "chavales"!?¿¡No le da vergüenza!?

-Perdona no te he visto nunca antes, y no tienes derecho ha hablarme así, es mi gimnasio y haré lo que quiera-me respondió notablemente molesto.

-Muy bien vamos ha hacer una cosa, usted va ha hacerme pelear con quien quiera en el rin, si mi oponente gana, lo dejo en paz para siempre, si mi oponente pierde, me mete en boxeo como si fuera otro de sus "chavales"- la idea era buena, si no podía ganarles había perdido mucha practica, pero lo más seguro es que si pueda, además su cara de pasmado no tiene precio.

-Muy bien, mañana a las cinco y media, aquí-respondió divertido.

-Perfecto, aqui me tendrás- salí triunfal de alli y me fui de vuelta a mi casa a descansar ya que mañana sería un largo día.

Me despedí de Beatriz, compré una pizza y me fui a mi casa a ver series, realmente no conozcía nadie allí y tampoco podía hacer gran cosa.

ººººººººº

Suena el despertador, estoy ansiosa por que llegue ya la tarde, quiero empezar a entrenar, aunque se con semejante idiota como entrenador.

Me duché lo más rápido que pude, y no, no sentí una lluvia artificial ni nada de eso, simplemente una ducha.

Salí de el baño y me fui a mi habitación, soy una completa tardona por las mañanas, tengo la teoría de que da igual a la hora que me levante, yo siempre voy a llegar justa al instituto.

Cuando terminé cogí la moto y me fui.
En el instituto todo era como siempre, clases aburridas, recreo para desayunar y más clases aburridas.

Pasaron las primeras tres horas de la mañana y era hora del recreo, tenía hambre; No suelo desayunar porque prefiero esperar a la hora del recreo para hacerlo, me senté en una de las mesas de la cafetería, que no es que fuera la mejor, ni mucho menos, pero era acogedora.

Estaba sentadome por fin para disfrutar de mi desayuno despues de esa interminable cola que había para pedir y entonces veo a unas chicas que se sentaron a mi alrededor en la mesa.

-Hola, tu debes ser la nueva, esa que tiene una moto demasiado de tio como para una chica-dice la rubia con un hamster por cerebro.

- ¿Algún problema con que tenga esa moto?-comento enfadada- Es más, no me importa lo que pienses, vete de mi vista rubita.

La rubita puso cara entre ofendida y de sorpresa, en ese momento se escucho un "ohh" por detras que venía de unos chicos todos con la misma chaqueta, el equipo de futbol americano.

-Veo que la nueva tiene un par de ovarios como para hablar así a Estella-comentó un moreno a el lado de la tal Estella.

-Mira no se que narices queréis, pero a mi dejadme en paz- cogí mis cosas y cuando me disponía a salir alguien me agarró del brazo clavandome las uñas, pensé que fue la supuesta Estella y al darme la vuelta no me equivocaba, para su sorpresa se llevó un puñetazo en su naríz operada.

-La proxima vez que te atrevas a tocarme te dejo la cara como estaba antes de la cirugía o peor-le ladro agarrandola por cuello de la chaqueta vaquera que llevaba y me fui de allí muy satisfecha conmigo misma.

No tenía ganas de seguir dando clases y ya sé que no debería empezar a faltar a principio de curso, pero hoy necesitaba realmente alejarme de el instituto.

Recorrí toda la ciudad buscando algún sitio con arboles altura y cesped, allí en Minesota tenía mi pequeña montaña alejada del mundo y era perfecta para relajarme y pensar cuando estaba estresada, la verdad echo de menos mi montaña, y mi vida, a mi gente... pero a ellos los vere en verano o en navidades con suerte.

Pasadas unas cuantas horas volví ha mi casa, ya había terminado el instituto y tenía que prepararme para la pelea, me sentía fuerte como un roble y centrada como un buda.

Alas de FuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora