Capitulo 2

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Siento mucho haber tardado, pero realmente no me sentia lista para seguirla lo siento uwu, espero que os guste ^^.

Su respiración era cada vez más agitada, podía sentir un asqueroso olor que se colaba por su nariz, era como estar en las cloacas, o cuando abres la nevera y las sobras de hace unas semanas se han hecho malas. Poco a poco fue abriendo los ojos, sentía los brazos entumecidos, el colchón demasiado duro, y frio, y era raro porque su colchón era cómodo de plumas, y la habitación la había cerrado ¿Entonces por qué se sentía tan extraña? , por fin abrió sus ojos verdes mirando alrededor, eso no era su habitación, tampoco podía ver demasiado, pero estaba seguro que aquello no era su cuarto, era mucho mucho mas grande, enorme en realidad,  pero en cambio la cama era pequeña, demasiado para aquella habitación, miro hacia arriba viendo un cabecero de metal, que por el tacto y olor podía decir que tenia oxido, se fijo en que sus manos estaban atadas, pronto  un nudo de miedo, más bien terror se estaba instalando en la boca de su estomago, tiro de nuevo tratando de liberar sus manos, pero cada movimiento hacia que la cuerda rozara con su piel y le doliera.

No sabía cuánto había pasado pero allí seguía, había decidido no gritar para que sus captores no fueran a por ella, mientras se removía y trataba de soltarse, por suerte no la habían atado de pies por lo que podía sentarse en la cama, y por suerte parecía intacta, aun llevaba el pijama, uno de pantalón largo, azul claro que a pesar de pantalón largo se ajustaba a la perfección a  su cuerpo, mientras que la camisa era de tirantes blanca con un gato en azul, y algunos detalles más.

Narra Eileen

Volví a tirar de mis muñecas con la esperanza de romper los barrotes cuando unos pasos me detuvieron, se escuchaban fuertes y cerca de la puerta, estaba claro que venían a mi habitación, me quede quieta inmóvil esperando a que abrieran la puerta, me estaba costando dios y ayuda recoger la valentía necesaria para plantar cara, ciertamente no sé ni de donde la estoy sacando, tal vez de todas esas heroínas de libros que no  importa que pase siguen a delante, tal vez de ahí.

La puerta de madera, bastante pesada rechino al abrirse dejando que un poco de luz entrara, cejándome, parpadee varias veces, para poder ver una sombra, una persona que llevaba con ella un candelabro, ¿ quien en esta época usa eso? Me dije a mi misma dudosa, poco a poco la sombra se fue acercando hasta quedar delante mía, y todo el valor que tenia me abandono al ver lo que estaba ante mí, una mujer vestida de un color brillante, con ropa de época, su piel era amarillenta, llena de manchas, pero eso  no era lo preocupase, si no su rostro en los huesos y algunas zonas por ejemplo en la de las mandíbula que se podían ver los huesos, un fuerte grito salió de mis labios.

¿?¿?: Ya le dije que debían haberte cortado la lengua pero nunca nadie me hace caso!

Se quejo aquella mujer, cosa lo que fuera estirando la mano hacia mí, no sé como lo hice pero tire haciendo que el metal oxidado se rompiera, y con las manos aun en puños le golpe con toda mis fuerzas, antes de lanzarme hacia la puerta aun abierta y correr como nunca lo había hecho en mi vida.

Corrí, corrí como nunca lo había hecho, los pasillos eran largos y calurosos, podía escuchar los gritos de la mujer detrás mía, pero no me detuve ni cuando me caí por las escaleras, y más ahora que podía ver la puerta una gran puerta doble, de madera oscura, parcia muy pesada, me acerque a la empuñadura, tratando de abrirla, me pareció curiosa ya que eran dos serpientes entrelazadas, pero esta no se abría, ahogue un gritito frustrado y seguí corriendo como si no hubiera un mañana, corrí a lo que era la cocina, en verdad ni me fije solo busque algo con que defenderme pero estaba vacía, escuche unos pasos que me indicaron que estaban cerca, mire una pequeña puerta de madera, que supuse que daría a la calle y corrí hacia ella intentado abrirla.

Yo: oh vamos!- gemí desesperada pero esta estaba cerrada.

¿?¿?: Apártate de la puerta!- escuche una voz desde fuera.

Seguido de un ruido de cómo la madera crujir, y por inercia me tire a un lado al mismo tiempo que la puerta estallaba haciendo que chocara contra la pared, gemí en dolorida, incorporándome un poco, me sentía tremendamente mareada, sentí como alguien tomaba mi cabello y lo echaba hacia atrás.

¿?: Mata a la virgen!- grito una voz atroz

¿?: No Berta!- grito la mujer de antes- la necesitamos viva!- yo no entendía nada, pero cuando juraría que iban a estampar mi cabeza contra la pared, vi como algo mas bien alguien cortaba la de la mujer que me mantenía cogida del pelo.

¿?:- sal de aquí niña!- no hizo falta más para que corriera por el agujero que antes había sido la puerta, corrí como nunca, podía sentir la nieve sobre mis pies…espera... ¿nieve? Pero era imposible era casi verano, me pare mirando mi alrededor, no podía ser, no habían coches, las farolas no eran como las de mi calle…de hecho no estaba en mi casa...pero entonces?

Sentí que me estaba mareando cada vez más, ¿dónde estaba? , ¿Qué estaba pasando? Y como iba a volver a casa!, escuche un ruido tras de mí y sin pensarlo dos veces corrí, corrí hacia el rio, estaba dispuesta a saltar, cuando sentí que me tomaban del brazo girándome.

¿? ¿?: Estas loca! ¿Tu sabes lo que hay ahí dentro?- al girarme me perdí unos segundos ojos azules de aquel chico, unos ojos que me dejaron sin aliento y todo de repente se hizo negro.

Narra la Narradora.

El chico suspiro, extrañado por aquellas ropas, pero la cargo entre los brazos, le dolía algunas partes del cuerpo, pues la pelea había sido bastante intensa a pesar que dos de esos seres se habían escapado, camino a paso tranquilo hacia el carruaje de la clave, miro al conductor un nuevo chico pelirrojo llamado Bob, ciertamente no confiaba en el.

Bob: ¿No pensaras llevarla al instituto? , podía ser una espía.

Will: No lo es huía de ellas, a demás tal vez sepa algo- dijo metiéndola dentro mientras subía y tomaba las riendas de los caballos.

El chico se extraño tremendamente cuando la chica en todo el camino no se despertó a pesar de las zarandeadas, golpes, y baches que habían cogido, pero por fin estaban en el instituto, esta vez acudió Henry, quien a verlo entrar con la chica no dudo en conducirlo hacia una de las habitaciones.

Jamas crei que existieras-William Herondale -Donde viven las historias. Descúbrelo ahora