Max Richardson estaba tenso. El doctor le había explicado que su padre tenía uno de los ventrículos cardiacos obstruidos, lo que dificultaba el paso de la sangre y otro de los ventrículos estaba en deteriorado estado. Peter había sufrido un pre infarto en una de sus reuniones corporativas, y había sido hospitalizado de inmediato. Max tomó el primer vuelo que estaba disponible.
Su padre había estado delirando por más de una hora, hablaba incoherencias, algo sobre castigos divinos, y que tenía que redimirse antes de irle a presentar cuentas a San Pedro. Max había estado a su lado todo el tiempo. Desde que se fue, hacia ya unos cuantos años, había pensado que aquel arranque de control paternal había sido drástico, y que no le ayudaría en nada, pero para su sorpresa le había hecho mucho bien. Se había dado cuenta de que la vida era más que chicas divertidas, alcohol, y fiestas prendidas. Quizás fue el frio canadiense lo que le había hecho entrar en razón, o quizás por fin había madurado, pero una cosa estaba clara, nunca había borrado de su memoria la tierna cara de Tory. Realmente la había lastimado, y nunca quiso hacerlo, pero las cosas no siempre son lo que esperamos. A veces nos toca sufrir o ver sufrir para recapacitar. Se había lamentado terriblemente no haberse despedido de ella, o por lo menos haberse disculpado.
Esa misma tarde había hablado con su mejor amigo Jacob, y aunque había pasado tanto tiempo, su camaradería era como desde la última vez que lo había visto. Preguntó por todos a los que conocía, y sobre todo por Tory. Aunque se mostró principalmente evasivo, le dijo que estaba bien, que era feliz, y que se casaría pronto. Eso lo destrozó a un grado que no podía imaginar, pero ella se merecía tener una buena vida, sintió una punzada de celos por el sujeto con el que se casaría ella. Era realmente una muchacha excelente y era lo menos que se merecía después de cómo se había comportado y como la había tratado la vida.
Decidido a enmendar su pasado fue hasta el departamento donde había vivido, y esperó encontrarla todavía allí. Subió las escaleras y se puso frente a la puerta que toco un par de veces. Con un gruñido abrieron la puerta y reconoció a la mamá de Tory, pero esta era una versión más delgada y descuidada de la mujer, con el cabello enmarañado, el maquillaje corrido, y un cigarro en los labios rojos manchados. Notó que el lugar era exactamente como su apariencia, descuidado, y con una niebla de humo que hacia el aire del pasillo pesado.
-Pero miren lo que ah traído el viento- dijo la mujer mirándolo y torciendo la boca despectivamente.- ¿No crees que es un poco tarde para aparecerte por aquí muchachito?
-Buenas señora, ¿Está Tory?- ella soltó una risita chillona.
-¿Quién? ¿Esa perra desvergonzada? Nahhh… ella se fue tan pronto como se vio en aprietos.
-¿Qué tipo de aprietos?- eso lo preocupo mucho.
-Se quedó embarazada del ñoño hijo de Clare, yo pensé que era tuyo, pero esa muchacha es más tonta de lo que pensé. Traducción, no sé de ella, y tampoco me interesa, ni siquiera conozco a la bastarda.- Max se sorprendió mucho con aquello. ¿Un hijo? ¿Tory había tenido un hijo? Y si la madre de Tory tenía razón, ella habia quedado en estado antes de saber que él se había ido. Eso lo hizo dudar. Debía encontrarla cuanto antes.
-¿Sabe dónde puedo encontrarla?- la mujer dio una calada a su cigarro y arrojó el humo en su cara. Max movió la mano alejando con prisa el fétido humo.
-Vive con ese vago en casa de Clare.
-¿Qué vago?
-Eliot James.
Max estaba confundido. ¿Eliot? ¿El mismo Eliot, amigo de Tory desde la infancia? Era imposible se dijo, el muy tonto había estado enamorado de ella desde siempre, y era ridículo que hubiese tenido un hijo de él.
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Glass Splippers
RomanceEl sueño de Tory siempre fue ser una gran bailarina de ballet, ser grande, brillar... Pero sus sueños se ven truncados cuando queda embarazada. Con una bebé en camino y prácticamente sola, su única compañía es su mejor amigo Elliot. Amor, Dolor, y u...